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El primer smartphone de la historia no fue un iPhone

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El primer smartphone de la historia no fue un iPhone
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CaixaBank

20 Marzo, 2019


¿En qué pensamos cuando hablamos del primer smartphone de la historia? Lo más probable es que se nos aparezca un flamante iPhone, con su pantalla táctil y su aureola de disrupción. No es para menos: el iPhone lleva ya más de diez años entre nosotros y cuando llegó, lo hizo con la forma de un potente ordenador capaz de reproducir vídeos y música o descargar mapas con una pantalla de poco más de tres pulgadas.

Eso sí, algunas personas dirán que el primer smartphone del mercado fue la mítica Blackberry, que ya en 2003 adoptó la funcionalidad de un teléfono integrado, capaz de recibir y enviar correos electrónicos y utilizar aplicaciones.

Sin embargo, ninguna de las dos respuestas es correcta. Aunque no está claro cuál es el primer smartphone de la historia, lo cierto es que estos aparatos ya se vendían y utilizaban en los años 90. Aunque hoy nos puedan parecer piezas de museo, en su momento anticiparon una auténtica revolución tecnológica que hoy influye incluso en la manera en la que nos relacionamos con los demás. Prácticamente cualquier bolso o bolsillo de España lleva hoy un smartphone en su interior: el 96 % de los ciudadanos tiene un teléfono móvil, de los cuales prácticamente nueve de cada diez son smartphones.

Al principio (también) estaba Apple

Aunque el primer smartphone de la historia no fuera un iPhone, lo cierto es que en los años ochenta la compañía que lo fabrica, Apple, ya le daba vueltas a la posibilidad de que un teléfono hiciera mucho más que llamadas de voz. Fue concretamente en 1983 cuando encargó a la compañía Frog Design que desarrollara un prototipo de teléfono de sobremesa con una pantalla, capaz de almacenar números de teléfono o incluso firmar cheques a distancia con un puntero similar a los que se utilizan con las PDA.

Aunque este prototipo no llegó a comercializarse nunca, lo cierto es que su mera existencia ya demostraba el interés por extender las funcionalidades de un teléfono a otras propias de una agenda electrónica.

Sin embargo, no fue hasta nueve años más tarde cuando aparecería el primer smartphone de la historia, o al menos aquel al que se suele referir la industria como tal. Se trata del IBM Simon Personal Communicator, que salió a la venta en 1994 y que integraba funcionalidades como calendario, reloj, agenda de eventos, correo electrónico y fax gracias a un módem de 9600 bps. No solo eso: el Simon era capaz de ejecutar aplicaciones de terceros gracias a su memoria interna de 1 MB.

El IBM Simon incluía una pantalla monocroma en la que se podía dibujar con un puntero. Su éxito fue limitado: después de vender 50 000 unidades se retiró del mercado al año siguiente de su lanzamiento.

Smartphone como nombre de pila

Hubo que esperar hasta el año 2000 para encontrar un dispositivo que utilizara la palabra smartphone (o teléfono inteligente) en su comercialización. El Ericsson R380 fue el primero en ser bautizado así por su departamento de marketing. También fue el primero en integrar el sistema operativo Symbian OS, toda una novedad en aquel entonces.

El Ericsson R380 se comercializaba entonces por unos 700 dólares. Este modelo tenía ya el tamaño y peso típicos de un teléfono móvil: pesaba 164 gramos, por los 244 del Nokia 9210 Communicator. Además, contaba con un navegador WAP y una serie de funcionalidades como calendario, reloj mundial, agenda, organizador de contactos e incluso un puerto de infrarrojos para intercambiar datos.

Para acceder a internet, el Ericsson R380 utilizaba un módem integrado que le permitía enviar y recibir correos electrónicos. También contaba con 2 MB de memoria RAM y 4 MB de ROM. Eso sí: aunque se trataba de un dispositivo muy avanzado para su tiempo y con una capacidad de almacenaje interesante, no podía utilizar aplicaciones adicionales.

Ganando terreno al ordenador

Estos primeros smartphones abrieron la puerta a los potentes y avanzados dispositivos que disfrutamos hoy en día. Tanto han evolucionado que en la actualidad se da un fenómeno inimaginable cuando el IBM Simon Personal Communicator vio la luz: el uso de los teléfonos inteligentes gana terreno al del ordenador personal a pasos agigantados.

Según el informe Digital in 2018 de Hootsuite, en España ha aumentado un 9 % el número de usuarios que emplean los smartphones para navegar de forma habitual por internet. En cambio, la cuota en ordenadores baja el 6 %.

Además, apenas utilizamos ya el smartphone para hacer llamadas y, en el caso de los jóvenes, incluso para enviar mensajes de texto. Tal y como recoge el estudio Consumo Móvil en España de Deloitte, cada vez lo empleamos más para ver vídeos, sobre todo aquellos que recibimos por mensajería instantánea.

No solo eso: entre los nuevos usos que se dan al smartphone y que eran impensables hace 20 años se encuentra el control de nuestras finanzas y de aplicaciones de domótica, como el termostato o la iluminación del hogar. También la biométrica o los asistentes virtuales como Siri, Cortana, Google Assistant o Alexa.

Este informe también explica que la tasa de penetración de los smartphones crece en España de tal manera que supera la media europea: el 94 % de las personas encuestadas para elaborar el estudio reconocían haber utilizado su teléfono inteligente en las últimas 24 horas.

Desde que Apple intentó dar más vida a los teléfonos de sobremesa y hasta hoy, los smartphones han pasado a formar parte de nuestra vida cotidiana. Aunque la irrupción de los altavoces inteligentes en los hogares puede desplazarlos en cierto modo, lo cierto es que no se prevé que nos vayan a abandonar en un futuro próximo.

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