SOSTENIBILIDAD

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, clave para el desarrollo sostenible

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La Declaración Universal de los Derechos Humanos, clave para el desarrollo sostenible
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10 Diciembre, 2019


El Día Mundial de los Derechos humanos conmemora, cada 10 de diciembre, uno de los hitos más importantes de la historia de la humanidad, que tuvo lugar en el año 1948. En aquella jornada, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), un documento que reúne una serie de derechos y libertades considerados inalienables a la condición humana.

Este texto, de alcance universal, se ha consolidado como la piedra angular de un progreso fundamentado en el respeto de la dignidad de todos los seres humanos, así como en la sostenibilidad. Es por este motivo que la Declaración no solamente revela las claves del pasado y el presente, sino que contribuye a señalar los retos que como especie tenemos que garantizar para lograr un desarrollo sostenible.

Un documento pionero por su valor universal

La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue una apuesta decidida de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una institución que se había constituido en 1945 en la ciudad de San Francisco, recién terminada la Segunda Guerra Mundial.

Con el mismo espíritu de hermanamiento que, en pleno conflicto bélico, el director Arturo Toscanini había impregnado en el Inno delle nazioni de Giuseppe Verdi, la ONU se propuso desarrollar un texto ambicioso que generara un consenso internacional para que no se repitieran las atrocidades provocadas por los totalitarismos a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Para tal cometido, la institución creó una comisión específica, que estuvo presidida por la activista norteamericana Eleanor Roosevelt.

La diferencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos respecto de sus antecedentes históricos, entre los cuales se podría incluir la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada en Francia en 1789, es su valor global. A partir del 10 de diciembre de 1948, el mundo disponía, por primera vez, de un texto, aprobado por un nombre importante de naciones, que abogaba por objetivos colectivos comunes, como la defensa de la paz, la libertad, la justicia y la fraternidad, y que protegía los derechos más elementales de todos los seres humanos, sin que fueran discriminados por razones tales como el origen, el sexo, la ideología o las creencias.

Los progresos derivados de la Declaración

También conocida Carta Magna de la Humanidad, la Declaración Universal de los Derechos Humanos no tiene un carácter obligatorio o vinculante. Aunque se hayan creado mecanismos de control, es cierto que, todavía en la actualidad, son muchos los desafíos existentes en el mundo para poder asegurar su cumplimiento.

A pesar de ello, es importante no olvidar sus incontables éxitos, ya que representa el origen de múltiples avances sociales y políticos. Así, por ejemplo, sirvió de inspiración para convenciones posteriores de la ONU, como el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ambas de 1966, y ha significado un apoyo para movimientos sociales que, en todo el mundo, han luchado y luchan contra las injusticias. No es de extrañar que haya sido traducida a más de 500 idiomas.

Los derechos humanos y la Agenda 2030

Fieles al espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en septiembre de 2015 los dirigentes de hasta 170 países se reunieron en Nueva York, donde aprobaron la Agenda 2030. Esta nueva iniciativa política de naturaleza internacional se propone marcar las pautas del desarrollo de las sociedades futuras.

El programa de la Agenda 2030, sintetizado en un conjunto de 17 objetivos básicos, establece los pilares para un desarrollo sostenible, en el que el progreso económico camine de la mano con el respeto de los derechos humanos y la integridad de nuestro entorno. Transcurridos 70 años de aquella crucial declaración, el fondo de la Agenda 2030 es el mismo: trabajar, desde el multilateralismo y el consenso universales, por un mundo mejor para todos sus habitantes.

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