El cambio climático lleva décadas con nosotros. ¿Cómo se ha hecho notar en los últimos años? Para responder a estas preguntas, analizamos las señales más relevantes de la mano de los informes del IPCC, la Organización Mundial Meteorológica, la FAO o el CSIC, entre otras fuentes.
8 señales que evidencian el cambio climático
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22 Agosto, 2022
Concentración de los gases de efecto invernadero
La concentración de los gases de efecto invernadero es cada año más evidente. La curva de Keeling muestra cómo el CO₂ aparece incluso donde no hay actividad humana. En junio de 2022, había 420,99 ppm CO₂ en la atmósfera, mientras que un año antes esta cifra se situaba en 418,94 ppm. El CO₂ se acumula. El CH4 también lleva décadas acumulándose, con más poder de calentamiento global.
Baked in: New take in @CarbonBrief led by @metofficeUK co-authored by Scripps’ Ralph Keeling points out that the Keeling Curve has been steepening despite emissions remaining steady. 1/3 pic.twitter.com/X2iQidhBpb
— Keeling_Curve (@Keeling_curve) January 12, 2022
Aumento de la temperatura planetaria
La Organización Mundial Meteorológica confirma en la reciente publicación “Estado del Clima Global 2021” que “los últimos siete años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia”. En 2021 se habían alcanzado los +1,11 ºC, lo que supone ± 0,13 °C respecto a los niveles preindustriales.
De forma independiente, el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, el Centro Hadley (HadCRUT), la NOAA y la Agencia Meteorológica de Japón confirman los datos.
📈2021 was 5th warmest year on record. The last 7 years have been the warmest years on record by clear margin, says @CopernicusECMWF
— World Meteorological Organization (@WMO) January 10, 2022
WMO will issue consolidated ranking, based on all the major international datasets, later in Januaryhttps://t.co/BNCQzjYlX9#ClimateChange pic.twitter.com/LKD3mfSNBZ
Aumento de conflictos en algunas regiones del mundo
Se ha demostrado que el cambio climático “influye en la probabilidad de que se produzcan conflictos armados en África y en la duración de los mismos” por cuestiones como las sequías y las hambrunas, tal y como señala el CSIC al mencionar uno de los últimos estudios científicos.
Existe consenso sobre el asunto: el cambio climático aumenta la probabilidad de que surjan nuevos conflictos, al tiempo que agrava su dureza y alarga su duración. Aumenta tanto su frecuencia como su amplitud.
Aumento de los fenómenos meteorológicos extremos
Otra prueba del cambio climático es la cantidad y violencia de los fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos. Sequías, huracanes, incendios, riadas, olas de calor, temporales, inundaciones y un largo etcétera de situaciones que exigen, cada vez más, sistemas de alerta temprana.
Según un estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), entre 1970 y 2019 se registraron más de 11.000 desastres naturales relacionados con fenómenos meteorológicos extremos, con cerca de dos millones de víctimas mortales. En ese periodo de tiempo, “los peligros meteorológicos, climáticos e hidrológicos fueron la causa del 50 % de todos los desastres acaecidos, del 45 % del conjunto de muertes notificadas y del 74 % de las pérdidas económicas declaradas”, señala la OMM.
Aumento de la acidez en mares y océanos
La acidificación del océano es un fenómeno por el cual se reduce su pH debido al intercambio de dióxido de carbono con la atmósfera. Cuanto más CO₂ hay en la atmósfera, más absorbe el océano. Esta aparente mitigación del cambio climático está en la práctica envenenando los océanos y destruyendo sus ecosistemas.
“Los espacios de mar abierto muestran que los niveles actuales de acidez han aumentado un 26 % desde el comienzo de la Revolución Industrial”, dice la ONU. Esto favorece la aparición de algas cada vez más tóxicas y destruye los arrecifes de coral. En tres décadas se podría perder el 90 % de ellos.
Sea level rise, ocean heat, and ocean acidification set new records in 2021. The ocean connects, sustains, and supports us all—but its health is at a tipping point.
— World Meteorological Organization (@WMO) June 8, 2022
Explore more: https://t.co/SR7bhQ6t7i#StateOfClimate #RevitalizeTheOcean pic.twitter.com/FVLSPYJvAD
Aumento del nivel del mar
Según The U.S. Global Change Research Program, los niveles del mar subieron casi 23 centímetros entre 1880 y 2019, cerca de la mitad de ellos en los últimos 25 años. La NASA estima que cada año el mar sube otros 3,4 milímetros.
Hay dos formas globales en las que el cambio climático contribuye al aumento del nivel del mar. El hielo sobre la Tierra se derrite y llega al océano, aumentando la masa de agua. A ello se suma el fenómeno conocido como expansión térmica: cuando un elemento se calienta, ocupa más volumen.
También hay otros dos mecanismos que contribuyen a ello, estos de origen local: el cambio en la corriente del Golfo y el hundimiento del nivel del suelo. Este hundimiento aumenta cuanta más agua se extrae de los acuíferos, una actividad que crece con la subida de temperaturas.
Pérdida de biodiversidad
Muchos ecosistemas y especies son altamente vulnerables a los cambios de temperatura. Hace una década se demostró cómo los ecosistemas se desplazan hacia los polos desde el ecuador a medida que lo hace el clima. Ciudades como Madrid tendrán en 2050 el clima de Marrakech.
Pérdida de rendimiento de los cultivos
El aumento de temperaturas, el estrés hídrico y térmico extremo, la desertificación o veranos cada vez más largos ya están reduciendo la capacidad de producir del suelo. El cambio climático afecta a la agricultura, que a su vez agrava el cambio climático. Pese a los esfuerzos realizados, el actual modelo de producción de alimentos no es sostenible y afecta más a los más pobres.
Un claro ejemplo es lo sucedido en marzo en India. Las temperaturas alcanzadas en el mes, las más cálidas desde 1901, y la falta de lluvias echaron a perder muchas cosechas, especialmente las de trigo. El país se vio obligado a suspender las exportaciones de este cereal en un momento en el que escaseaba debido a la guerra en Ucrania.
El cambio climático agrava las condiciones de vida más allá de un poco más de calor. Aumenta la dependencia energética, genera tensiones globales, dificulta la política o, como curiosidad, aumenta las piedras en los riñones, entre un creciente número de enfermedades y dolencias.