La pandemia de coronavirus nos ha demostrado lo dependientes que somos de lo que sucede en el mundo. Pero no solo nos ha enseñado que no somos ajenos a lo que pasa en otra parte del planeta en términos sanitarios o medioambientales, sino que también ha puesto de manifiesto la creciente interdependencia económica que tenemos en un contexto globalizado.
Uno de los fenómenos que mejor refleja esta relación económica mundial es la actual crisis de las materias primas, provocada, entre otros factores, por un acaparamiento de los suministros por parte de algunas potencias mundiales.
Para hacer frente a la pandemia, China está reteniendo materias primas para garantizar el consumo propio y el de sus socios comerciales, lo que está ocasionando su escasez en los mercados internacionales.
Esta circunstancia se está dando, por ejemplo, con la mayor parte del litio necesario para la fabricación de coches, con los semiconductores (chips necesarios para la fabricación tecnológica), con el sector ganadero o con otras materias primas fundamentales como el cobre, el zinc o el aluminio.