SOSTENIBILIDAD

Comida reciclada: cómo acabar con el hambre y el desperdicio

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Comida reciclada: cómo acabar con el hambre y el desperdicio
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CaixaBank

14 Octubre, 2021


En 2011, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) fundó SAVE FOOD, una iniciativa cuyo objetivo es reducir los millones de toneladas de alimentos que se pierden o desperdician cada año en el mundo. Este desperdicio representa un tercio de los alimentos producidos en el mundo para el consumo humano y equivale a una pérdida cercana al billón de dólares al año.

Frente a los datos del despilfarro podemos contraponer los números del hambre: cada año mueren 2,8 millones de niños por causas que tienen que ver con la desnutrición, según los datos de UNICEF de 2020.

España ocupa el séptimo puesto dentro de la Unión Europea en cuanto a desperdicio de alimentos se refiere: tiramos 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año. En el marco del primer debate multisectorial sobre el desperdicio de alimentos en España, organizado por la OCU en 2016, se comprobó que entre un 30 % y un 50 % de los alimentos comestibles acaban desechados. La mayoría de ellos se tiran sin haberlos siquiera cocinado (frutas, verduras, pan). En la cadena alimentaria, las pérdidas se desglosan en un desperdicio del 42 % del total en los hogares; en la fase de fabricación, el 39 %; en la restauración, el 14 % y en la distribución, el 5 %.

Cuando se desperdicia la comida no solo se despilfarran los alimentos, también se están causando un impacto negativo al producirse un gasto innecesario de recursos (materias primas, agua, energía) y un aumento de la contaminación derivada del proceso de producción y de distribución.

Iniciativas para evitar el desperdicio de alimentos

Sabemos que el cumplimiento de los ODS es un compromiso y una misión global a la que todos debemos contribuir, pero, además, se está viendo cómo pueden suponer oportunidades de negocio y la creación de nuevos nichos de mercado.

Así, últimamente han surgido varios proyectos empresariales que pretenden disminuir la pérdida de alimentos, dando al comercio o a la cadena de distribución que va a tirar un alimento aprovechable (por su fecha de caducidad o por no poder conservarlo) la oportunidad de obtener cierto beneficio económico, revendiéndolo a un precio asequible que aminore su pérdida.

Surgen así nuevas formas de consumo:

– Restaurantes de comida reciclada, como The Real Junk Food Project. Se abastecen de alimentos que son desechados diariamente por supermercados, hogares, restaurantes. Los cocineros y camareros son voluntarios, y el visitante no está obligado a pagar, por lo que deja la propina que considere conveniente.

Too Good to Go. App que ofrece packs de comida de establecimientos cercanos al domicilio del consumidor. Los packs son una sorpresa, puesto que deben estar compuestos por alimentos que han sobrado ese día en el establecimiento (a un precio rebajado). Con esta propuesta, los locales de restauración dan salida a los excedentes diarios y recuperan los costes, a la vez que los consumidores tienen acceso a probar platos nuevos y alimentos de calidad a un precio asequible.

Encantado de Comerte. App española, se diferencia de la anterior en que puede filtrarse por tipo de local y plato. Actualmente, su implantación se reduce a Madrid, Zaragoza, Logroño y Santiago de Compostela.

Food and Save. Similar a las anteriores, nació en las Islas Baleares y se ha ido extendiendo. Como peculiaridad, cabe resaltar que cada vez que se colabora con esta app, Food and Save realiza una donación a asociaciones locales.

Tapper. En esta app, los establecimientos dan salida a los alimentos que no podrán vender al día siguiente, mediante ofertas de última hora.

Nooddle. Se trata de una app distinta a las anteriores, que ofrece recetas de comida sana, ayuda a utilizar los alimentos que ya se tienen en casa, enseña a elaborar el menú semanal o la lista de la compra y da trucos para reducir el desperdicio de comida.

Consumo consciente o comprar con cabeza

La guerra al desperdicio llega de la mano de la filosofía Zero Waste, movimiento también conocido como «basura cero». En la cocina podemos practicar un consumo consciente, basado en la reutilización y el reciclaje, que contribuya a la descontaminación del ambiente, siguiendo algunas sencillas pautas:

– Comprar solo lo que necesitamos y conforme a una planificación previa.

– Congelar los productos, frescos o cocinados, antes de que se estropeen.

– Introducir en nuestra dieta más proteínas vegetales que suplan las que aportan la carne, ya que se trata de un producto cuya producción es muy contaminante.

– Practicar la compra semanal, que permite adquirir los productos que se van a mantener frescos en ese lapso temporal.

– Practicar cocina de aprovechamiento y reservar una comida o cena semanal para dar salida a los restos.

– Procurar utilizar envases sostenibles y reutilizables.

– Optar por productos frescos y de temporada frente a platos preparados o precocinados.

– Separar bien la basura.

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