Si se desea ver un vehículo circular sin conductor, no es necesario desempolvar el VHS para ver un episodio de El Coche Fantástico. Basta con encontrar un vuelo barato a Gotemburgo (Suecia) y darse un paseo por el puerto. Allí, una especie de coche deportivo tira de un remolque para mover contenedores. No hay nadie tras el volante: se trata de un nuevo concepto de camión autónomo que ya ensaya Volvo en entorno real.
En realidad, son muchas las pruebas que se realizan con automóviles autónomos de nivel 5 —es decir, los que no necesitan la intervención de un humano para circular— en todo el mundo. Incluso Google ha anunciado ya la construcción de la primera fábrica que se dedicará a producir coches totalmente automatizados de manera masiva.
La tecnología en los vehículos está ya lista para el nivel 5 de la conducción autónoma, el máximo de los seis que marca la Sociedad de Ingenieros de la Automoción (SAE). Un ejército de sensores, centralitas, software y sistemas de intercambio de datos a bordo lo hacen posible.
Si los automóviles están ya preparados para dejarnos viajar en su interior leyendo el periódico en lugar de conduciéndolos, ¿por qué todavía seguimos aferrados al volante? La respuesta hay que buscarla fuera: ni las infraestructuras ni la legislación están adaptadas todavía para que estos coches tan inteligentes puedan circular sin supervisión. Eso sí, todo apunta a que no tardarán en estarlo.