Tiene dogmas, profecías, mandamientos, fieles, pecados, algún mártir e incluso herejes. Como tantas otras religiones. Aunque, a diferencia de ellas, el dataísmo es un culto en el que participan muchas personas de manera inconsciente. Lo hacen cada vez que comparten una foto de sus vacaciones en una red social, dejan sus datos para una encuesta, se geolocalizan o envían un correo electrónico. Eso sí, que ignoren la existencia del dataísmo no quiere decir que no estén contribuyendo a su expansión. Al contrario. Lo hacen, y a toda velocidad.
¿Qué es el dataísmo? En realidad, es una alerta de lo que podría llegar a ocurrir en un mundo en el que la inteligencia artificial gana cada vez mayor autoridad, formulada por el historiador y filósofo Yuval Noah Harari en su libro Homo Deus.
El autor asegura que una serie de gurús de la alta tecnología y profetas de Silicon Valley está creando una nueva narrativa universal para legitimar esa autoridad y dar más poder a los algoritmos y el big data. Un nuevo credo denominado dataísmo que, asegura, en su vertiente más distópica podría poner en jaque la propia existencia del Homo sapiens. Eso sí, Harari insiste en que sus libros no tratan de predecir el futuro: «Me limito a plasmar las distintas posibilidades que ofrece», advierte.