Consultar con un médico a distancia no es algo nuevo, aunque este año haya cobrado un importante protagonismo. La pandemia del coronavirus ha servido para impulsar de manera general los servicios de telemedicina, al incorporarse de manera masiva al sector público. Esta práctica, que ya era habitual en algunas compañías aseguradoras, ha pasado así a formar parte del día a día de muchas personas.
La declaración del estado de alarma el 14 de marzo por la crisis del coronavirus tuvo como principal objetivo evitar el colapso del sistema sanitario. Al reducir el número de contactos entre las personas, se prevenían nuevos contagios y los centros hospitalarios podrían atender a los que estaban enfermos. Muchos ciudadanos con síntomas de la COVID-19 ya empezaban a acudir a los servicios de urgencias de los hospitales y a llamar a los números de atención telefónica para recibir asistencia.
Para descongestionar ambos servicios, una de las medidas que puso en marcha el Gobierno unos días después, fue la plataforma gratuita de atención sanitaria Asistencia COVID-19. Disponible en seis comunidades autónomas (Madrid, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura), la herramienta puede utilizarse a través del móvil o la web.
Este recurso permite llevar a cabo autodiagnósticos, acceder a recomendaciones de actuación e información actualizada y a recibir recordatorios para realizar un seguimiento periódico del estado de salud del usuario. Aunque, puntualizan desde el propio Gobierno, en ningún caso constituye un servicio de diagnóstico médico.