Para el Mundial de Rusia 2018 que se está disputando estos días, el gobierno ruso pronosticó un impacto económico total de 15.000 millones de dólares, lo que representa alrededor del 1% del PIB anual del país. Así, en cifras absolutas, Rusia superaría a los países organizadores de las últimas cuatro Copas del Mundo de fútbol (por orden inverso, Brasil, Sudáfrica, Alemania y Corea-Japón). En cifras relativas, tan solo se situaría por detrás de Sudáfrica 2010, donde la cifra ascendió hasta el 2% del PIB.
Además, según el comité organizador de Rusia 2018, se han creado 220.000 puestos de trabajo, lo que ha permitido a la población rusa incrementar sus ingresos en casi 7.000 millones de dólares. “El Mundial ya ha tenido un impacto significativo en el desarrollo socioeconómico del país. Si no hubiera Mundial, no habría habido crecimiento económico”, declaró Arkadi Dvorkóvich, jefe del comité organizador y viceprimer ministro ruso, quien también pronosticó que el evento tendrá “un gran impacto” en la economía nacional durante las próximas décadas.
Pero el beneficio no será uniforme en todo el país, o en las 11 diferentes sedes que acogen el campeonato. Según un informe de Moody’s, Saransk y Kaliningrado serán las dos más beneficiadas, ya que las nuevas infraestructuras, creadas para la ocasión, supondrán mayores ingresos fiscales y menores inversiones en grandes proyectos durante los próximos años. En el otro extremo –económico– se encuentran las ciudades de San Petersburgo y Samara, dos de las más pobladas del país, que arrastrarán un mayor endeudamiento debido a las inversiones que se han realizado en las infraestructuras mundialistas.
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