ECONOMÍA

De comerciantes de lino a pioneros de la banca: la historia de los Fúcar

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De comerciantes de lino a pioneros de la banca: la historia de los Fúcar
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CaixaBank

10 Septiembre, 2024


De artesanos y comerciantes de lino a pioneros de la banca en Europa. Si hablamos de la historia de las finanzas en el Viejo Continente, hay un apellido que, junto a los Médici, toma protagonismo: los Fugger.

Desde el siglo XIV hasta nuestros días, repasamos la historia de esta familia encargada de dinamizar la economía europea.

El origen de los Fúcares

Los Fugger —apellido alemán castellanizado Fúcar o Fúcares— fue una familia con raíces en el Augsburgo del siglo XIV que se dedicaba a la artesanía y a la comercialización de lino.

Su miembro más emprendedor era Jakob Fugger, apodado el Viejo (1398-1469), heredero del negocio paterno y de un amplio legado que supo aumentar hasta convertirse en uno de los hombres más ricos de Augsburgo, sentando las bases para la expansión financiera de la familia.

Sin embargo, fue su hijo Jakob Fugger El rico (1459-1525) el que transformó a los Fugger en una de las casas financieras más poderosas de Europa.

Su secreto estuvo en diversificar las actividades de la familia: se expandió a la minería de plata y cobre del Tirol e implementó una red financiera que se extendía desde España hasta Turquía.

En los albores del Renacimiento, los estados italianos habían sentado las bases de las estructuras financieras que conocemos, con actividad mercantil y bancaria a través de figuras como letras de cambio o deuda pública.

Su sistema se iba extendiendo a otros países, que replicaban esta estructura dinamizadora de la economía dando respuesta a las demandas de los cambios sociales y políticos de la época.

En este contexto, los Fúcar asumieron esta figura comenzando como un comercio familiar para convertirse en prestamistas. Para recuperar sus préstamos muchas veces no pedían devolver el dinero, sino derechos en minería de metales. De esta manera, no dependían de las fluctuaciones de las monedas europeas.

Los Fúcar y el Imperio español

La gran oportunidad de los Fúcar para poder entrar en el juego de poder en Europa y estar a la altura de los Médici fue la necesidad de Carlos de Habsburgo —Carlos I de España— de asegurar su elección como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

A Carlos de Habsburgo le urgía obtener financiación suficiente para respaldar su candidatura y acudió a los Fúcares.

A diferencia de los Médici, relacionados con el poder papal, la familia alemana carecía de influencia política, por lo que el contacto con Carlos de Habsburgo supuso un gran hito en su historia: acordaron proveerle de fondos a cambio de concesiones mineras y derechos sobre las rentas de ciertas regiones (arrendamiento de los Maestrazgos, con las rentas de las tres órdenes militares de Santiago, Alcántara y Calatrava, que renovaban cada vez que había pasivo en la deuda de los monarcas).

Este acuerdo permitió a los Fúcar tener el control del comercio, lo que consolidó aún más la influencia de la familia.

Una vez establecida esta relación, la Corona española buscó financiación de las campañas militares y las empresas coloniales del Imperio español. Los Fúcares, junto a otra familia alemana, los Welser (Wélzares en castellano), proporcionaron préstamos significativos para las guerras italianas y la lucha contra los turcos otomanos, así como para las expediciones al Nuevo Mundo.

Solamente Castilla, a pesar de su prosperidad, no podía dar respuesta a las ambiciosas rentas demandadas por el emperador. Esta relación permitió a los Fugger acumular una inmensa riqueza y poder, convirtiéndose en prestamistas casi oficiales del imperio.

¿El primer banco europeo?

Gracias a su trabajo y relaciones, los Fúcares consiguieron crear una red bancaria que operaba en múltiples centros europeos, incluyendo Augsburgo, Nápoles, Amberes y Lisboa.

Utilizaban letras de cambio y otros instrumentos financieros que les permitían movilizar capital a través de las fronteras, con lo que se facilitaba el comercio internacional y la financiación de proyectos a gran escala.

Una de las claves de su éxito fue su capacidad para manejar el riesgo y diversificar sus inversiones. Además de la minería y la banca, invirtieron en textiles, especias y propiedades. También desarrollaron técnicas avanzadas de contabilidad y administración, lo que les permitió mantener un control riguroso sobre sus operaciones dispersas.

La caída de los Fúcar

A mediados del siglo XVI, los Fúcar comenzaron a afrontar dificultades que nunca superarían.

En primer lugar, la creciente competencia de otras casas bancarias, como los Welser y los Médici, comenzó a erosionar su posición dominante.

Además, las continuas guerras y los gastos militares del Imperio español aumentaron la carga financiera de la familia, que comenzó a tener problemas para recuperar los préstamos otorgados.

El colapso de la economía española en el siglo XVII, debido a la inflación y la devaluación de la moneda por la afluencia de metales preciosos del Nuevo Mundo, también impactó negativamente a los Fúcar. La incapacidad del Imperio para pagar sus deudas llevó a varias bancarrotas estatales, lo que afectó severamente a los prestamistas.

La misma diversificación de actividades que en otro tiempo los hiciera ricos se volvió un problema cuando los depósitos de plata en Europa central comenzaron a agotarse y las extracciones en Almadén se complicaron.

Otro factor que contribuyó al declive fue la falta de sucesores capaces de mantener el complejo imperio financiero que Jakob Fugger el Rico había construido. La muerte de los miembros clave de la familia, sin un liderazgo igual de competente, dejó a los Fúcar sin la capacidad para navegar las turbulentas aguas económicas y políticas de la época.

La Reforma protestante y las guerras religiosas fueron otro lastre. La familia, católica devota, perdió gran parte de su influencia en regiones que se volvieron protestantes.

La guerra de los Treinta Años (1618-1648) devastó muchas de las tierras y negocios en los que los Fúcar tenían intereses, lo que redujo aún más su poder y riqueza. Tras un siglo de presencia en España, con el reinado de Felipe IV, los Fúcar desaparecen. En 1644 perdieron los Maestrazgos y las minas de Almadén pasan a manos de administradores castellanos.

No obstante, los descendientes de estos Fúcar siguen ofreciendo servicios financieros por toda Europa y todavía constituyen una banca privada que opera en Alemania.

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