Fernández defiende también la necesidad de que exista un marco regulatorio para la transición energética que sea claro y estable, en el que «las leyes que lo definen deberían contar con un amplio consenso político y social. Así, se deben evitar situaciones como la actual, en diversos países europeos, en que la incertidumbre sobre posibles futuras restricciones de circulación a los vehículos diésel ha contribuido a un parón de las ventas», alerta.
«Más allá de consideraciones económicas y financieras, la transición energética también es un tema de responsabilidad. De todos, particulares y empresas. Responsabilidad por hacer lo correcto. Y lo correcto es hacer cuanto esté en nuestras manos para dejar un planeta en condiciones para las generaciones futuras», concluye Enric Fernández.
Siguiendo con la temática, el economista Jordi Singla asegura en el artículo «El mix energético del futuro» que «la economía global está evolucionando hacia un mix energético más sostenible, que pretende combinar un crecimiento económico dinámico con un mayor control de la contaminación». Sin embargo, considera que los progresos que se producirán en los próximos años «serán limitados, ya que, si bien el PIB global se espera que crezca muy por encima del consumo energético, las emisiones de carbono seguirán aumentando de forma notable y la mejora respecto a la última década será modesta».
En «La geopolítica de la energía», el economista Ricard Murillo profundiza en los aspectos geopolíticos del sector, y explica que las relaciones internacionales que se han forjado a través de las fuentes de energía seguirán cambiando, probablemente en beneficio de los estados exportadores de gas. «No obstante, el uso más eficiente de la energía junto con la apuesta por las fuentes renovables permitirá independizarse energéticamente a los países que las desarrollen correctamente», concluye con una recordada cita del expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter: «nadie podrá embargar jamás la luz del sol».
Por su parte, el economista Manel Pardo indica en el artículo «Los costes y beneficios del mix energético del futuro» que el nuevo mix será más eficiente «debido al mayor peso de las energías renovables y el gas natural, en detrimento del carbón, menos eficiente y más contaminante», y que esta mayor eficiencia energética traerá consigo beneficios económicos, como un ahorro en la factura energética para los consumidores. «Pero, por otro lado, también reducirá la producción en algunos sectores económicos, aunque el resultado neto se estima que será positivo».
Roser Ferrer, también economista de CaixaBank Research, recuerda en «La financiación que piensa en verde» que empresas, gobiernos y reguladores tienen un papel importante que jugar para apoyar la transición hacia una economía más sostenible a largo plazo. «También el sector financiero, como intermediario entre el ahorro y la inversión», añade. «Pero, para que dicha transición pueda efectivamente ser financiada, es clave trabajar para identificar y eliminar las barreras que limitan el desarrollo de las finanzas verdes».
Finalmente, en el último artículo del Dossier, «El nuevo mix energético en la península ibérica: el combate contra el calentamiento global», la economista Vânia Duarte concluye que el cambio del mix energético tendrá efectos positivos en España y Portugal, no solo para el medio ambiente, sino también para la salud pública y la economía. «Así, este cambio permitirá reducir la dependencia energética de las economías ibéricas respecto al petróleo y los productos petrolíferos, lo que reducirá la factura energética y, consecuentemente, contribuirá a la mejora de la balanza comercial».
Sin embargo, añade, «permanecerá la duda sobre cuál será el impacto de este mix energético más sostenible en el coste de la energía para el consumidor final».