La palabra filantropía, un concepto casi inmemorial, proviene de los términos griegos φίλος (filos) y άνθρωπος (ánthropos). Se podría traducir como «amor hacia la humanidad» y se suele expresar en forma de ayuda desinteresada a los demás. Pero, como todo, la filantropía no es inmutable y también está sujeta a evoluciones e innovaciones.
La más evidente, en consonancia con los tiempos en que vivimos, es la digitalización: el director del Instituto de Innovación Social de ESADE, Ignasi Carreras, pronostica, por ejemplo, que el canal digital será el principal en lo que se refiere a conseguir donantes en un plazo de entre tres y cinco años.
El también miembro del consejo de Oxfam Internacional añade que otra línea de trabajo es sumar activistas para las diferentes campañas, a los que después se pide que se hagan socios. Asimismo, se está empoderando a los voluntarios y a la masa social para que también ellos consigan fondos. Un ejemplo es la caminata Trailwalker, explica Carreras, en cuya última edición CaixaBank ha participado con diecinueve equipos y un total de ciento catorce personas.
Otro buen ejemplo sería la Semana Social que ha organizado la entidad en dos ocasiones este último año: entre el primer y el segundo semestre, participaron más de 16.800 empleados y clientes de la entidad, que sumaron casi 55.000 horas de voluntariado.
Así, de manera gradual, van aflorando alternativas a la filantropía clásica con un elemento en común: condicionar los aportes económicos a la eficiencia de los programas humanitarios. En pocas palabras, pagar solo si las cosas funcionan. Bastante aceptado en Gran Bretaña y en Estados Unidos, el modelo todavía es incipiente en España.
Otras características comunes de esta nueva filantropía serían que:
– Las contribuciones son a medida e incluyen no solo aportaciones monetarias, sino también know-how y otras aportaciones no financieras.
– El retorno de la acción filantrópica puede ser tanto social como económico; el reto consiste en alinear ambos efectos.
– Tanto los filántropos individuales como las organizaciones se comprometen en alto grado con los proyectos que apoyan.
– El apoyo filantrópico es plurianual y no se destina solo a proyectos concretos, sino también a fortalecer la capacidad de las organizaciones beneficiarias.
– Hay un interés por medir tanto el desempeño de las organizaciones beneficiarias como el impacto último de la acción filantrópica sobre la sociedad.