Planes de pensiones, fondos de pensiones y otra jerga básica para asegurar tu jubilación
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Pablo Hernández de la Merced
Bankia Asset Management
11 Noviembre, 2015
En las conversaciones de amigos, de cierta edad -¿para qué lo vamos a negar?- siempre hay alguno que sale con aquello de: "Y vosotros, ¿ya tenéis un plan de pensiones?", o "¿Alguien me aconseja cual es el mejor fondo de pensiones?".
Más allá de los gustos personales de cada uno o de los consejos más o menos acertados de los estrategas financieros, lo que se detecta en estas conversaciones es una generalizada desinformación en torno a los productos financieros que sirven para complementar los ingresos de nuestra futura pensión pública.
El primer gran carajal está en distinguir fondos y planes de pensiones. De hecho, son términos que se suelen usar indistintamente de manera incorrecta. Son parecidos, se necesitan mutuamente, pero son diferentes.
Veamos. El plan de pensiones se refiere al contrato concreto que firma el interesado con la entidad financiera. Es el documento que recoge derechos (recibir un beneficio por el dinero, recuperar sus aportaciones, etc.) y obligaciones, como el pago de comisiones de gestión, y por el cual te adhieres al fondo de pensiones. El fondo de pensiones podríamos decir que es como el cofre en el que se guarda todo el dinero aportado por los planes de pensiones individuales. En estos existe la figura de una entidad gestora y otra depositaria que se encargan de custodiar las aportaciones y gestionar las inversiones realizadas con ese dinero. Existen fondos de pensiones reconocidos por su envergadura y poder en los mercados financieros, como el famoso fondo de pensiones de los empleados públicos de California o el de los Profesores de Ontario, entre otros muchos.
En otras palabras, que si en la conversación con los colegas estáis hablando de las turbulencias en los mercados financieros internacionales, tal vez sí os interese abordar el comportamiento de los fondos de pensiones. Pero como lo más probable es que lo que os importe es cómo aseguraros un dinero extra una vez jubilados, es mejor que os centréis en los planes de pensiones.
Pero si pensabas que aquí estaba ya resuelto este particular scrabble, sigue leyendo. Ahora toca distinguir entre otros conceptos clave. Por ejemplo, las diferencias entre un plan de pensiones y un plan de jubilación.
Un plan de pensiones es, probablemente, el concepto que más se ajusta a lo que tienes en tu cabeza en esa charla informal. Es decir, un producto financiero en el que haces aportaciones periódicas, que recuperas junto a un beneficio en el momento de la jubilación. Es decir, lo más parecido a la hucha de toda la vida, pero que en este caso, si tienes suerte y eliges bien, incluso le puedes sacar rentabilidad. Hay planes de pensiones de todo tipo, para gente conservadora, de riesgo medio, superaguerrida a la que no le importa perder dinero… No conviene olvidar aquello de que más rentabilidad implica más riesgo.
Como en cualquier hucha que se precie, la base de un plan de pensiones consiste en meter dinero y no sacarlo hasta la jubilación. Durante la última crisis financiera el Gobierno ha flexibilizado en varias ocasiones los motivos por los que se puede rescatar el dinero de un plan de pensiones. Ahora, ya no es necesario esperar a la jubilación para recuperar las aportaciones en caso de desempleo de larga duración, enfermedad grave, desahucio de vivienda o si han pasado 10 años desde la primera aportación.
Pero el gran atractivo de este producto financiero es que desgrava en la Declaración de Hacienda. De hecho, es casi la única posibilidad de recortar un poco la base imponible en el IRPF que nos queda a los españoles.
Los expertos fiscales aseguran que, en realidad, esta deducción tiene un mayor impacto en las rentas más altas dado que su marginal es mayor. Incluso han rebajado la aportación máxima anual a 8.000 euros frente a los 10.000 permitidos hasta el año pasado. En realidad, apenas un 0,61% de los partícipes en fondos de inversión aporta el máximo anual, según el estudio sobre pensiones publicado recientemente por Optima Capital.
Descartado ese atractivo fiscal, muchas rentas medias buscan otras alternativas, en las que ahorrar no signifique encadenar su dinero. Es aquí donde entran en juego los planes de jubilación y los planes individuales de ahorro sistemático.
Los primeros, los planes de jubilación, son seguros de vida. Estos permiten disponer del dinero aportado en función de condiciones y criterios que se definen en el contrato. En él se marcan los tiempos y las condiciones e incluso las penalizaciones que conlleva su incumplimiento. Pero siempre existe la posibilidad de recuperar lo aportado en caso de necesidad. Debido a esta seguridad, la política de inversión de estos productos es más conservadora. Tienen menos riesgos, pero también menos rentabilidad.
Pablo Hernández, Director Comercial de Gestión de Activos de Bankia.