Pese a que se trata de una labor que debemos integrar en toda nuestra actividad cotidiana, los 365 días del año, la protección del medio ambiente tiene un día especial determinado por Naciones Unidas. Hoy, 5 de junio, las actividades de concienciación y aviso sobre el futuro que nos espera, se multiplican. La calidad del aire, desertificación, la proliferación de plásticos que matan los mares… los frentes de esta guerra global para proteger el planeta son demasiados.
La organización ecologista Greenpeace asegura que cada año va a parar una media de 8 millones de toneladas de plástico a los mares y océanos de todo el mundo. En Europa, los artículos de plástico de un solo uso, tales como platos, vasos, cubiertos, pajitas o bastoncillos de algodón, suponen, según datos de la Unión Europea, cerca del 70 por ciento de los desechos plásticos que contaminan las aguas y playas de su territorio.
Por este motivo, el pleno del Parlamento Europeo aprobó en marzo, apenas dos meses antes de su disolución, la normativa que prohibirá totalmente su uso a partir del año 2021. De esta forma, los eurodiputados ratificaron, por abrumadora mayoría, el acuerdo político que ya se había alcanzado con los estados miembros el pasado mes de diciembre.
El objetivo de la nueva normativa es erradicar el uso de unos artículos de plástico para los que ya existen alternativas fabricadas con materiales que no dañan el medio ambiente. Y en el caso de aquellos elementos para los que, de momento, no existen mejores alternativas que el plástico, la Unión Europea apuesta por incentivar su reciclado.
La novedad exigida por el Parlamento Europeo fue añadir a la lista los envases de poliestireno para comida rápida y los productos de plástico oxodegradable, especialmente dañinos para el planeta, al contener aditivos que no se pueden eliminar completamente y que afectan considerablemente el proceso de reciclado. Dichos productos también desaparecerán de la faz de la Tierra dentro de apenas dos años.
A largo plazo, el objetivo es reducir a la mitad los desperdicios de los artículos de plástico para evitar unos daños medioambientales que podrían suponer unos costes de 230.000 millones de euros en 2030 y la emisión de 3,4 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono durante el mismo año.
El vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ha destacado que la directiva “pone a la economía de plásticos europea en una senda sostenible” y a la UE “a la vanguardia de la acción global”. En efecto, “las pruebas científicas son innegables; si no cambiamos ya nuestras formas, ahogaremos nuestros océanos con plásticos”, advirtió el dirigente neerlandés.