La ONU establece el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua, cuyo principal objetivo es concienciar sobre el uso que se le da a este recurso, además de evidenciar cómo el cambio climático está complicando poder acceder al agua y amenaza con provocar graves crisis humanitarias
Comienzas el día con una refrescante ducha que alargas más de lo que habías previsto. Cuando terminas de ducharte, lo primero que haces es poner una lavadora. Mientras comienza el ciclo de lavado, te preparas un buen desayuno en el que no falta la fruta y el café. Para cuando estás a punto de salir de casa, te acuerdas de que no te has lavado los dientes; de camino hacia el baño, recuerdas que los platos del fin de semana se acumulan en el lavavajillas… Así que emprendes una rápida maratón para terminar todas las tareas y marcharte de una vez. No es el relato más apasionante, ¿verdad? ¿Y si te dijéramos que se trata del preludio a la mayor crisis a la que se ha enfrentado una gran ciudad desde los ataques del 11 de septiembre de Nueva York?
A comienzos de 2018, la urbe más poblada de Sudáfrica, Ciudad del Cabo, se enfrentó a un escenario que nos parece impensable: sus casi cuatro millones de habitantes estaban a punto de quedarse sin agua. Después de tres largos años de sequía, las autoridades de la ciudad calcularon que, si nada cambiaba y el consumo de agua se mantenía en los mismos niveles, en apenas unas semanas llegaría el «día cero». Y entonces la vida se paralizaría por completo en una ciudad con más habitantes que Barcelona o Madrid.
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