Seis proyectos ingeniosos para acelerar las energías renovables

En todo el mundo se investigan nuevas fuentes de energía renovable, pero también se mejoran las ya existentes o se trabaja por desplegarlas y que lleguen a más comunidades. Algunos de los proyectos son especialmente ingeniosos y disruptivos. Su objetivo: dar un salto cualitativo en materia de energías renovables.

Quaise Inc., una empresa fundada por científicos del MIT, ha desarrollado un nuevo tipo de taladro de girotrón capaz de perforar a gran profundidad. Esto permitirá usar el calor que hay bajo el subsuelo. Se estima que solamente el 0,1 % de este calor sería suficiente para dar energía a la civilización humana durante 20 millones de años. Si se logra adquirir esta fuente de energía, no haría falta ninguna otra.

En 2024 se construirá la primera plataforma de perforación con esta tecnología, y en 2026 se espera disponer de la primera central geotérmica de alta profundidad. Una de las ventajas de este sistema, además de ser limpio e inagotable en la práctica, es que permitirá generar energía en cualquier parte del globo. Esto facilitaría la autonomía energética de todas las regiones.

Uno de los mayores impactos del vehículo eléctrico es la fabricación y posterior reciclaje de las baterías eléctricas. Sin embargo, este impacto puede minorarse si se amplía la vida útil de estas baterías. Cuando ya no sirven para impulsar vehículos como camiones, autobuses, coches o motos, estas baterías pueden servir como respaldo en hogares o edificios.

Proyectos como Second Life de Nissan o el Advanced Battery Storage de Renault buscan aprovechar baterías desgastadas que ya no pueden desplazar un vehículo a motor. En lugar de finalizar su vida útil, esta se amplía. ¿Cómo? Muy sencillo: no hay más que buscarles nuevos usos. Por ejemplo, como baterías domésticas que se cargan con placas fotovoltaicas o como equipos de respuesta ante apagones en entornos industriales.

En España hay al menos 45 proyectos de comunidades energéticas que persiguen cierta autonomía en la generación y consumo de energía. Se trata de agrupaciones de autoconsumo que permiten a ciudadanos y empresas consumir energía generada dentro de su propio municipio, principalmente mediante placas fotovoltaicas. El municipio de Crevillent fue pionero en el país como comunidad energética local y ahora ya hay decenas de proyectos similares.

En Madrid, la icónica colonia de Tercio Terol está recurriendo a esta modalidad de red localizada. Su objetivo es el abandono de las energías fósiles, el apoyo a las energías renovables de corte local y una mayor eficiencia energética, sumado a un aumento de la autonomía de los vecinos.

Entre los proyectos de energía renovable más frecuentes en la divulgación se encuentra el proyecto ITER de energía nuclear de fusión —no se debe confundir con la nuclear convencional.

A finales de 2021 un equipo del MIT logró un importante avance en este tipo de energía. Se trataba de un campo magnético de 20 teslas gracias al cual se estabiliza el plasma a miles de grados dentro del toroide, haciendo posible operar durante más tiempo, más allá de los segundos. Algo muy notable si se tiene en cuenta que la energía nuclear de fusión se describe como meter el sol en una botella.

La energía nuclear de fusión pretende copiar el mecanismo mediante el que el Sol genera energía lumínica, aunque para ello hace falta alcanzar presiones y temperaturas descomunales. Se lleva trabajando en ITER desde 1986 y es probable que aún queden muchas décadas de investigación antes de que sea viable. Sin embargo, ya se van dando pasos firmes en esa dirección.

La energía eólica alcanzó la paridad de red hacia 2014. Esto significa que el precio de generar energía por ese método era igual al del mix con combustibles fósiles. La tecnología eólica marina —también conocida como offshore— es aún más eficiente que la generada tierra adentro y ya hay varios proyectos para desplegar grandes parques por los océanos.

España cuenta con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que incluye la instalación de 50 GW de potencia eólica marina. Este tipo de centrales distribuidas tienen ventajas importantes de fiabilidad de flujo o altas potencias, y permitirán liberar espacio en tierra.

Las baterías convencionales son muy limitadas para el almacenamiento de energía a largo plazo. Por esa razón se están estudiando las baterías de congelación-descongelación, un tipo de fluido que se calienta mediante espejos a cientos de grados, y sobre el que luego se aplica una bajada brusca de temperatura. Esa bajada congela —y, por tanto, solidifica— el fluido.

Gracias a las baterías de congelación-descongelación será posible almacenar energía de forma sólida durante grandes periodos de tiempo, quizá durante años. Este tipo de proyectos ayudarían enormemente al desarrollo de las energías renovables, que ven en su intermitencia y falta de almacenamiento sus principales desventajas.

En todo el mundo florecen las energías renovables y el mix eléctrico es cada vez menos contaminante. Además de los diferentes proyectos de investigación y despliegue, empresas y particulares pueden poner su granito de arena para impulsar la transición energética.