¿Sabes qué es la complejidad económica de un país?
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Bankia
17 Enero, 2018
La economía es una ciencia social, pero cada vez está más impregnada de datos, números, cifras, variables, estadísticas… Se trata de conseguir que todo sea cuantificado y pueda meterse en una hoja de cálculo. Incluso los conceptos más abstractos se intentan, muchas veces con éxito, llevar al terreno de las matemáticas. Hoy hablamos de uno de estos con la intención de entender cómo se mide la intensidad relativa de conocimiento de una determinada economía.
Se trata del Índice de Complejidad Económica (ECI, por sus siglas en inglés), una variable definida y estudiada por el Media Lab del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). De acuerdo con su explicación, “el ECI mide la intensidad de conocimiento de una economía tomando en cuenta la intensidad de conocimiento de los productos que exporta”.
Por poner un ejemplo: un teléfono móvil lleva dentro muchos componentes (la cámara, la pantalla, el procesador…). Para fabricar cada uno de ellos hay que tratar de forma cuidadosa distintos materiales, encajar unos con otros y dotarlos de coherencia. Es un producto complejo cuya fabricación requiere de mucho conocimiento.
El agua embotellada es, evidentemente, bastante más sencilla de producir: se obtiene de un manantial y se mete en botellas de plástico o de cristal. Si un país exporta muchos teléfonos móviles, su complejidad económica será mayor que uno que exporte agua embotellada.
¿Cómo está España en complejidad económica?
El ejemplo anterior, el de las botellas de agua y los móviles, es una burda simplificación. Una economía desarrollada siempre exporta una gran variedad de productos distintos en cantidades muy diferentes. Ponderando el conocimiento que tiene detrás cada uno de ellos es como se establece el nivel de cada país. ¿Y cómo está España?
Ocupa el puesto 28 en la clasificación del MIT Media Lab y, en los últimos cinco años, ha perdido cinco posiciones. De acuerdo con sus datos, en 2016, España envió productos a mercados exteriores por un valor total de 276.000 millones de dólares. Sus sectores más exportadores fueron transporte (coches, piezas y camiones), seguido de maquinaria (cables, motores de combustión…) y químicos (medicamentos, etc.).
El punto fuerte, por tanto, pasa por las factorías automovilísticas, que suponen un 17% del total exportado el año pasado y que, como señaló recientemente el economista Ángel Talavera a The New York Times, “se ha convertido en una industria modelo en España en cuanto a cómo convertirse en exitosos, cómo reformar y competir en el extranjero”.
El automovilístico es un caso relevante, pero si se observa el cuadro en su conjunto se puede llegar a la conclusión de que “la complejidad de lo que exportamos mantiene un nivel medio, y, lo que es peor para el futuro de nuestras exportaciones, que España está siendo adelantada por otros países (varios europeos) en el nivel de complejidad de sus exportaciones”, tal como señala el catedrático de Teoría Económica Carlos Sebastián. Así que todavía nos quedan muchos deberes por hacer si queremos ganarnos el sobresaliente.