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Messi, Pixar y Laffer: tres servilletas que hicieron historia económica

Tiempo de Lectura: 3 minutos

Messi, Pixar y Laffer: tres servilletas que hicieron historia económica
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20 Agosto, 2024


Son un humilde trozo de tela o papel con una función: limpiarnos boca y manos durante la comida. Algunas se colocan sobre el regazo, para protegerlo de la accidental caída de migas o salpicones. Otras vienen en rollo o en dispensadores.

Hoy hablamos de tres servilletas que cambiaron el rumbo de la historia de los impuestos, el cine o el deporte. Porque, para hacer historia, un pedazo de papel sirve.

La servilleta de la curva de Laffer

El calendario señalaba el 14 de septiembre de 1974. Un profesor de Economía de Stanford, que se había empapado de la Escuela de Chicago, Arthur Laffer, cenaba en el lujoso restaurante Two Continents de Washington junto a un grupo de hombres. Dos de ellos estaban en el gabinete del presidente Gerald Ford y un tercero era un periodista del Wall Street Journal.

Durante esa velada, Laffer explicaba a sus compañeros de mesa su teoría: cómo bajando los impuestos se puede recaudar más.

Para ello, tomó como lienzo aquello que en ese momento tenía más a mano: una servilleta. Sacó su pluma y empezó a esbozar una curva.

En esta curva, había dos puntos en los que la recaudación fiscal era cero: cuando la tasa impositiva era del 0 % y cuando era del 100 %.

En algún punto intermedio, había una tasa impositiva óptima que maximizaba los ingresos fiscales. La curva mostraba que, a partir de cierto punto, aumentar las tasas impositivas puede desincentivar el trabajo y la inversión, lo que reduce los ingresos totales.

En 1981, los dos funcionarios de la mesa, Dick Cheney y Donald Rumsfeld, pasan al equipo del siguiente presidente de EE. UU., Ronald Reagan. Promueven esta teoría y la política económica de Reagan aplica este recorte de impuestos. Unas décadas después, Rumsfeld asume la Secretaría de Defensa y Cheney la vicepresidencia.

La curva de Laffer es la demostración empírica de que la reducción de impuestos, en algunos casos, con tasas impositivas más bajas, puede estimular la actividad económica y aumentar la recaudación fiscal total.

La servilleta donde se estampó esta primera curva de Laffer se expone en el Museo Smithsonian de Historia Americana de Washington.

En ella se lee: «Si gravas un producto, menos resultados. Si subvencionas un producto, más resultados. Hemos estado gravando el trabajo, la producción y la renta y subvencionando el no trabajo, el ocio y el desempleo. ¡Las consecuencias son obvias!».

La servilleta de Pixar

Nos trasladamos a junio de 1994. En Point Richmond, California, se encuentra el cuartel general de Pixar, estudios de animación que habían nacido en el seno de Lucasfilm a finales de los 80 y se habían consolidado en 1986 con la entrada de Apple en su accionariado.

Junto a la sede de Pixar, existe un pequeño café que sus jefes suelen frecuentar, el Hidden City Cafe.

Los animadores John Lasseter, Andrew Stanton, Pete Docter y Joe Ranft se reúnen allí para comer y hablar del futuro: justo han acabado la primera película de animación por ordenador de la Historia, Toy Story, pero… ¿qué pasará a continuación?

En un momento de inspiración, toman una servilleta y bosquejan personajes e ideas. En este trozo de papel podemos ver a los protagonistas de Bichos (1998), Monstruos, S.A. (2001), Buscando a Nemo (2003) o WALL·E (2008), más de una década de obras maestras de la animación, sin contar sus secuelas y spin-offs. La recaudación de estos cuatro filmes sobrepasó los 900 millones de euros.

Esta servilleta simboliza cómo las grandes ideas pueden surgir en los lugares más inesperados. En este caso, de la mano de grandes animadores en un entorno creativo y motivador.

El Hidden City Cafe cerró y la servilleta donde surgieron todos estos personajes que forman parte de nuestra infancia también se perdió. Pero puedes ver el Hidden City Cafe en Monstruos, S.A. 2.

En este vídeo, Stanton explica cómo surgió WALL·E en esa comida.

La servilleta con la que el F. C. Barcelona fichó a Messi

Ahora viajamos en el tiempo hasta el año 2000. La familia Messi vive en una Argentina convulsa. Su hijo Lionel despunta en la práctica del fútbol, pero ningún equipo local se compromete a pagar el tratamiento que el pequeño necesita.

El agente de jugadores Josep Maria Minguella paga el viaje de la familia Messi a Europa, a Barcelona, para que los técnicos del F. C. Barcelona valoren si fichar o no a su hijo.

Asiste durante 8 días de septiembre y octubre a distintas pruebas y entrenamientos de las categorías inferiores del Barça, pero el club culé se resiste a dar una respuesta.

El último día que los Messi están en la Ciudad Condal, el secretario técnico del F. C. Barcelona, Carles Rexach, vislumbra en los campos de entrenamiento a un chaval de 13 años hacer magia con el balón.

A pesar de que los Messi tienen que volver a Rosario al día siguiente, Rexach da su palabra de que cuentan con él.

El tiempo pasa. Ya es diciembre, el Barcelona no ha movido fichar para traer a Leo desde Argentina y otros clubes europeos se interesan por el joven. Rexach convoca rápidamente a Minguella, al agente de Messi, Horacio Gaggioli, y otros miembros del club al restaurante del Club de Tennis Pompeia, en el corazón de la montaña de Montjuïc.

Allí, Rexach ve la urgencia de no dejar escapar ese talento único y pide un papel al camarero para suscribir un acuerdo entre el jugador y el club.

El camarero regresa con una servilleta y allí plasman el texto que vinculaba a Messi al Barcelona: «En Barcelona a 14 de Diciembre del 2000 y en presencia de los Sres. Minguella y Horacio [Gaggioli] Carles Rexach Secretario Técnico del F.C.B se compromete bajo su responsabilidad y a pesar de algunas opiniones en contra a fichar al jugador Lionel Messi, siempre y cuando nos mantengamos en las cantidades acordadas». Y lo demás es historia.

Posteriormente, Gaggioli regularizó el acuerdo ante notario y guardó la servilleta en una caja fuerte. Recientemente la vendió a través de una subasta por 890.000 euros.

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