Existe cierta sensación agridulce frente a la investigación en inteligencia artificial. Por un lado, buena parte de la comunidad científica está entusiasmada con las oportunidades que nos ofrecerá el desarrollo de esta tecnología, empezando por los propios coches autónomos, que ya son una realidad —en pruebas, eso sí.
Pero este optimismo hacia la IA cambia radicalmente conforme salimos del ámbito científico y técnico para preguntar al resto de la sociedad. Es entonces cuando encontramos cierto respeto —por no decir temor— hacia lo que la inteligencia artificial sea capaz de hacer. Al fin y al cabo, el cine lleva varias décadas enseñándonos de lo que es capaz un ordenador que ha decidido que no le gustamos.
Así que, para desterrar mitos y conocer mejor qué ha profetizado la ciencia ficción cinéfila y lo que realmente tenemos hoy en día, vamos a poner frente a frente a las supercomputadores más malvadas del cine con las grandes computadoras que funcionan hoy alrededor de todo el mundo.
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