> responsabilidad social corporativa – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 Significado y evolución de la filantropía en la empresa https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/significado-y-evolucion-de-la-filantropia-en-la-empresa/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/significado-y-evolucion-de-la-filantropia-en-la-empresa/#respond Tue, 06 Nov 2018 10:00:30 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=27908

En sus orígenes, la responsabilidad social corporativa (RSC) se entendía principalmente como filantropía, es decir, una contribución económica a alguna causa benéfica, cultural o artística. No obstante, el posterior desarrollo de la RSC como disciplina académica contribuyó a enmarcar mejor la filantropía dentro de la actividad empresarial.

El último Cuaderno de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE (pdf), elaborado por Sergio Marín García y titulado precisamente “Filantropía y RSC”, se adentra en el fenómeno de la filantropía, tanto en su significado etimológico como en la evolución que ha vivido con el paso del tiempo en las distintas regiones del mundo.

Así pues, muestra el desarrollo de la filantropía en Europa y en América y destaca las ideas que más han influido en la configuración de la filantropía moderna. El estudio analiza la aparición de la filantropía en el ámbito empresarial y alude al modelo de Carroll por su utilidad a la hora de situar la filantropía en la cumbre de las actividades de RSC de una empresa.

Desarrollo de la filantropía estratégica

Del mismo modo que en el ámbito de la RSC se comenzó a debatir la relación entre el desempeño social y el desempeño económico de una empresa, el cuarto apartado del Cuaderno explica cómo ese mismo debate se tradujo, en el ámbito de la filantropía, en la aparición y el desarrollo de la llamada filantropía estratégica. Esta forma de filantropía hace hincapié en la búsqueda de oportunidades para crear valor compartido entre la empresa y la sociedad y establece un protocolo destinado a hacer de la filantropía una disciplina más eficiente y con resultados más tangibles.

A este respecto, Víctor Allende, director ejecutivo de Banca Privada y Premier de CaixaBank, precisa que la filantropía estratégica consiste en “someter la actividad filantrópica a los mismos procesos y estándares que se exigen en la empresa. Por ejemplo, los proyectos para los que se solicitan donaciones deben enmarcarse en un plan estratégico de filantropía del donante. Es un punto de partida mucho más sencillo para todas las partes. Además, el proyecto debe tener un objetivo cuantificable y rendir cuentas”.

Finalmente, el último apartado del Cuaderno “Filantropía y RSC” repasa algunos de los retos que la filantropía moderna tiene ante sí e incide especialmente en el peligro de hacer de la filantropía algo plenamente compatible con una lógica estratégica y económica.

“Existe, sin duda, un campo inmenso de crecimiento para que se convierta en una disciplina más profesional y mejor organizada, pero al mismo tiempo perviven en nuestra sociedad causas que no ofrecen ningún atractivo empresarial y que, de concebir la filantropía solo en clave estratégica, quedarían completamente desatendidas. No cabe duda de que la filantropía, sobre todo en Europa, posee un vasto espacio de crecimiento y que su papel es susceptible de adquirir una relevancia mucho mayor en las próximas décadas”, concluye el Cuaderno.

El “Proyecto de Valor Social” de CaixaBank

En este sentido, CaixaBank lanzó en 2016 un servicio de asesoramiento en filantropía a clientes de Banca Privada llamado “Proyecto de Valor Social”.

Víctor Allende explica que “durante el pasado año, CaixaBank Banca Privada organizó más de 110 eventos para formar e informar a clientes y empleados en este ámbito. El ‘Proyecto de Valor Social’ se ha diseñado con una metodología que permite aplicar a la filantropía los mismos criterios y principios con los que se rigen el resto de las inversiones patrimoniales. Es un ejemplo, el nuestro, de cómo entendemos el término filantropía estratégica”.

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En sus orígenes, la responsabilidad social corporativa (RSC) se entendía principalmente como filantropía, es decir, una contribución económica a alguna causa benéfica, cultural o artística. No obstante, el posterior desarrollo de la RSC como disciplina académica contribuyó a enmarcar mejor la filantropía dentro de la actividad empresarial.

El último Cuaderno de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE (pdf), elaborado por Sergio Marín García y titulado precisamente “Filantropía y RSC”, se adentra en el fenómeno de la filantropía, tanto en su significado etimológico como en la evolución que ha vivido con el paso del tiempo en las distintas regiones del mundo.

Así pues, muestra el desarrollo de la filantropía en Europa y en América y destaca las ideas que más han influido en la configuración de la filantropía moderna. El estudio analiza la aparición de la filantropía en el ámbito empresarial y alude al modelo de Carroll por su utilidad a la hora de situar la filantropía en la cumbre de las actividades de RSC de una empresa.

Desarrollo de la filantropía estratégica

Del mismo modo que en el ámbito de la RSC se comenzó a debatir la relación entre el desempeño social y el desempeño económico de una empresa, el cuarto apartado del Cuaderno explica cómo ese mismo debate se tradujo, en el ámbito de la filantropía, en la aparición y el desarrollo de la llamada filantropía estratégica. Esta forma de filantropía hace hincapié en la búsqueda de oportunidades para crear valor compartido entre la empresa y la sociedad y establece un protocolo destinado a hacer de la filantropía una disciplina más eficiente y con resultados más tangibles.

A este respecto, Víctor Allende, director ejecutivo de Banca Privada y Premier de CaixaBank, precisa que la filantropía estratégica consiste en “someter la actividad filantrópica a los mismos procesos y estándares que se exigen en la empresa. Por ejemplo, los proyectos para los que se solicitan donaciones deben enmarcarse en un plan estratégico de filantropía del donante. Es un punto de partida mucho más sencillo para todas las partes. Además, el proyecto debe tener un objetivo cuantificable y rendir cuentas”.

Finalmente, el último apartado del Cuaderno “Filantropía y RSC” repasa algunos de los retos que la filantropía moderna tiene ante sí e incide especialmente en el peligro de hacer de la filantropía algo plenamente compatible con una lógica estratégica y económica.

“Existe, sin duda, un campo inmenso de crecimiento para que se convierta en una disciplina más profesional y mejor organizada, pero al mismo tiempo perviven en nuestra sociedad causas que no ofrecen ningún atractivo empresarial y que, de concebir la filantropía solo en clave estratégica, quedarían completamente desatendidas. No cabe duda de que la filantropía, sobre todo en Europa, posee un vasto espacio de crecimiento y que su papel es susceptible de adquirir una relevancia mucho mayor en las próximas décadas”, concluye el Cuaderno.

El “Proyecto de Valor Social” de CaixaBank

En este sentido, CaixaBank lanzó en 2016 un servicio de asesoramiento en filantropía a clientes de Banca Privada llamado “Proyecto de Valor Social”.

Víctor Allende explica que “durante el pasado año, CaixaBank Banca Privada organizó más de 110 eventos para formar e informar a clientes y empleados en este ámbito. El ‘Proyecto de Valor Social’ se ha diseñado con una metodología que permite aplicar a la filantropía los mismos criterios y principios con los que se rigen el resto de las inversiones patrimoniales. Es un ejemplo, el nuestro, de cómo entendemos el término filantropía estratégica”.

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Internalizar la RSC en la cultura corporativa, ¿la clave del éxito? https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/internalizar-la-rsc-en-la-cultura-corporativa-la-clave-del-exito/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/internalizar-la-rsc-en-la-cultura-corporativa-la-clave-del-exito/#respond Tue, 12 Jun 2018 07:06:09 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=27061

“Para prosperar a lo largo del tiempo, cada compañía no debe únicamente generar resultados financieros, sino también mostrar cómo contribuye positivamente a la sociedad”, opina Larry Fink, el CEO del mayor inversor del mundo, BlackRock. Pero Fink no se refiere exactamente a ser más filantrópicos, sino que su propuesta consiste más bien en revisar el modelo de negocio mismo: en despertar al hecho de que “cada empresa debe tener su negocio bien fundado en algo más que los beneficios”, tal y como aclara el profesor del IESE Antonio Argandoña, en el que ese “algo más” es la contribución específica que cada empresa se propone realizar a la sociedad a la que pertenece.

Con este planteamiento empieza el último Cuaderno, RSC y cultura corporativa, de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa de IESE, en el cual se aborda la necesidad de internalizar la responsabilidad social corporativa (RSC) a través de la cultura corporativa y se examina qué elementos de esta última deben tener en cuenta los directivos para lograr una asimilación eficaz de la RSC como modelo de negocio.

Para ello, el Cuaderno repasa en su primer apartado la evolución histórica del concepto de RSC. A continuación, examina por qué dicho proceso de internalización encuentra en la cultura corporativa la dimensión idónea para llevarse a cabo. Y por último, analiza qué elementos de la cultura corporativa cobran especial relevancia a la hora de ejecutar esta transformación en todos los niveles de la empresa.

El interés compartido por profesionales y académicos por materializar la RSC dentro de cada organización pone de relieve que la única manera de asumir una verdadera responsabilidad social es otorgando a ésta una competencia directiva dentro de la empresa. Así, la cultura corporativa se presenta como la herramienta idónea para hacer que, en el seno de cada organización, la RSC pase a formar parte de su ADN corporativo, con lo cual se logra que esta responsabilidad se ejerza de manera transversal en toda la organización y no únicamente como una labor de marketing, de filantropía o de compliance. En definitiva, la RSC constituye un desafío concreto y transversal en la cultura de cada organización.

Ahora bien, prosigue el Cuaderno, “la adopción de una responsabilidad social por parte de una empresa no exige necesariamente que ésta haga o se preocupe por asuntos diametralmente opuestos a los que le ocupan directamente en su labor empresarial”. La RSC de las empresas no consiste en atribuir estas nuevas responsabilidades, sino en que las empresas se preocupen por el impacto que su actividad tiene sobre los grupos con los que directamente opera.

Finalmente, la adopción de la RSC por parte de las organizaciones representa un desafío más desde el que apelar a la cultura corporativa, ya que la adopción de dicha responsabilidad exige que ésta adquiera una competencia directiva y que su presencia sea transversal en la organización.

Otros posibles puntos de reflexión que plantea el Cuaderno “RSC y cultura corporativa” de la Cátedra CaixaBank son la relación existente entre el entorno económico y el ámbito social; la cuestión de la sostenibilidad, uno de los grandes temas a los que se está prestando atención en ámbitos de investigación, de desarrollo y empresariales, y, por último, queda pendiente también abordar de forma más detallada cómo gestionar y orientar un cambio en la cultura corporativa de una organización.

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“Para prosperar a lo largo del tiempo, cada compañía no debe únicamente generar resultados financieros, sino también mostrar cómo contribuye positivamente a la sociedad”, opina Larry Fink, el CEO del mayor inversor del mundo, BlackRock. Pero Fink no se refiere exactamente a ser más filantrópicos, sino que su propuesta consiste más bien en revisar el modelo de negocio mismo: en despertar al hecho de que “cada empresa debe tener su negocio bien fundado en algo más que los beneficios”, tal y como aclara el profesor del IESE Antonio Argandoña, en el que ese “algo más” es la contribución específica que cada empresa se propone realizar a la sociedad a la que pertenece.

Con este planteamiento empieza el último Cuaderno, RSC y cultura corporativa, de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa de IESE, en el cual se aborda la necesidad de internalizar la responsabilidad social corporativa (RSC) a través de la cultura corporativa y se examina qué elementos de esta última deben tener en cuenta los directivos para lograr una asimilación eficaz de la RSC como modelo de negocio.

Para ello, el Cuaderno repasa en su primer apartado la evolución histórica del concepto de RSC. A continuación, examina por qué dicho proceso de internalización encuentra en la cultura corporativa la dimensión idónea para llevarse a cabo. Y por último, analiza qué elementos de la cultura corporativa cobran especial relevancia a la hora de ejecutar esta transformación en todos los niveles de la empresa.

El interés compartido por profesionales y académicos por materializar la RSC dentro de cada organización pone de relieve que la única manera de asumir una verdadera responsabilidad social es otorgando a ésta una competencia directiva dentro de la empresa. Así, la cultura corporativa se presenta como la herramienta idónea para hacer que, en el seno de cada organización, la RSC pase a formar parte de su ADN corporativo, con lo cual se logra que esta responsabilidad se ejerza de manera transversal en toda la organización y no únicamente como una labor de marketing, de filantropía o de compliance. En definitiva, la RSC constituye un desafío concreto y transversal en la cultura de cada organización.

Ahora bien, prosigue el Cuaderno, “la adopción de una responsabilidad social por parte de una empresa no exige necesariamente que ésta haga o se preocupe por asuntos diametralmente opuestos a los que le ocupan directamente en su labor empresarial”. La RSC de las empresas no consiste en atribuir estas nuevas responsabilidades, sino en que las empresas se preocupen por el impacto que su actividad tiene sobre los grupos con los que directamente opera.

Finalmente, la adopción de la RSC por parte de las organizaciones representa un desafío más desde el que apelar a la cultura corporativa, ya que la adopción de dicha responsabilidad exige que ésta adquiera una competencia directiva y que su presencia sea transversal en la organización.

Otros posibles puntos de reflexión que plantea el Cuaderno “RSC y cultura corporativa” de la Cátedra CaixaBank son la relación existente entre el entorno económico y el ámbito social; la cuestión de la sostenibilidad, uno de los grandes temas a los que se está prestando atención en ámbitos de investigación, de desarrollo y empresariales, y, por último, queda pendiente también abordar de forma más detallada cómo gestionar y orientar un cambio en la cultura corporativa de una organización.

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Voluntariado corporativo, una oportunidad única para las empresas https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/voluntariado-corporativo-una-oportunidad-unica-para-las-empresas/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/voluntariado-corporativo-una-oportunidad-unica-para-las-empresas/#respond Mon, 09 Apr 2018 06:15:38 +0000 CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=26686

“El voluntariado corporativo fomenta la unión entre los trabajadores y el sentimiento de pertenencia a la empresa, y sirve como palanca para atraer talento comprometido”. Así definen los expertos de Seres y ESADE los innumerables beneficios que aporta la práctica del voluntariado a las empresas y organizaciones que deciden apostar por él.

Una práctica que va más allá de mejorar la sociedad y el entorno en el que vivimos. Se trata de una herramienta estratégica para integrar empresa y empleados con el objetivo último de humanizar la propia compañía y que los trabajadores crezcan tanto personal como profesionalmente.

No es de extrañar, pues, que cada vez sean más las empresas que se suman al carro del voluntariado y lo incluyen en sus estrategias de responsabilidad social corporativa como un pilar más de la organización.

Voluntariado corporativo: todos ganamos

La huella que deja el voluntariado corporativo se puede apreciar tanto en la compañía como en los propios voluntarios. Desde la atracción del talento y la mejora de la reputación, hasta el incremento del sentimiento de pertenencia a la empresa y la unión entre trabajadores.

Asimismo, esta práctica mejora el clima de la organización gracias al incremento de la motivación, la satisfacción y la empatía en los trabajadores. Un hecho que influye en el aumento de complacencia en el trabajo por parte de los empleados y, por ende, en su vida personal.

Según explica Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social de ESADE, existen tres modelos para impulsar el voluntariado corporativo en las organizaciones. Por un lado, formar a los empleados y facilitarles las herramientas útiles para llevar a cabo estas prácticas. Por otro lado, “canalizar este dentro de la empresa” y, por último, desarrollarlo conjuntamente con una ONG, actuando como coprotagonistas.

Compromiso social: el ADN de CaixaBank

La historia del voluntariado de CaixaBank no hace más que ratificar la voluntad de la entidad de convertir la responsabilidad social en uno de sus pilares fundamentales.

Entre los proyectos más destacados llevados a cabo el año pasado estuvo la Semana Social organizada por CaixaBank, una iniciativa en la que cerca de 11.200 empleados del Grupo “la Caixa” participaron en diferentes actividades de voluntariado local.

Además, la Asociación de Voluntarios de “la Caixa”, que cuenta ya con más de 10.000 participantes, realizó el año pasado la décima acción solidaria de recogida de alimentos y, posteriormente, la celebración de la quinta edición del Día del Voluntario. Más de 1.500 empleados voluntarios, jubilados y familiares participaron en diferentes actividades sociales, educativas, medioambientales y culturales con el fin de ayudar a los más necesitados.

Con un programa de voluntariado tan amplio y completo como el de CaixaBank, la entidad pone de manifiesto la importancia de apostar por iniciativas y proyectos socialmente responsables que coloquen a las personas en el centro de atención.

El voluntariado es uno de los programas del plan de Banca Socialmente Responsable de CaixaBank, una entidad comprometida con la sociedad y con el entorno.

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“El voluntariado corporativo fomenta la unión entre los trabajadores y el sentimiento de pertenencia a la empresa, y sirve como palanca para atraer talento comprometido”. Así definen los expertos de Seres y ESADE los innumerables beneficios que aporta la práctica del voluntariado a las empresas y organizaciones que deciden apostar por él.

Una práctica que va más allá de mejorar la sociedad y el entorno en el que vivimos. Se trata de una herramienta estratégica para integrar empresa y empleados con el objetivo último de humanizar la propia compañía y que los trabajadores crezcan tanto personal como profesionalmente.

No es de extrañar, pues, que cada vez sean más las empresas que se suman al carro del voluntariado y lo incluyen en sus estrategias de responsabilidad social corporativa como un pilar más de la organización.

Voluntariado corporativo: todos ganamos

La huella que deja el voluntariado corporativo se puede apreciar tanto en la compañía como en los propios voluntarios. Desde la atracción del talento y la mejora de la reputación, hasta el incremento del sentimiento de pertenencia a la empresa y la unión entre trabajadores.

Asimismo, esta práctica mejora el clima de la organización gracias al incremento de la motivación, la satisfacción y la empatía en los trabajadores. Un hecho que influye en el aumento de complacencia en el trabajo por parte de los empleados y, por ende, en su vida personal.

Según explica Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social de ESADE, existen tres modelos para impulsar el voluntariado corporativo en las organizaciones. Por un lado, formar a los empleados y facilitarles las herramientas útiles para llevar a cabo estas prácticas. Por otro lado, “canalizar este dentro de la empresa” y, por último, desarrollarlo conjuntamente con una ONG, actuando como coprotagonistas.

Compromiso social: el ADN de CaixaBank

La historia del voluntariado de CaixaBank no hace más que ratificar la voluntad de la entidad de convertir la responsabilidad social en uno de sus pilares fundamentales.

Entre los proyectos más destacados llevados a cabo el año pasado estuvo la Semana Social organizada por CaixaBank, una iniciativa en la que cerca de 11.200 empleados del Grupo “la Caixa” participaron en diferentes actividades de voluntariado local.

Además, la Asociación de Voluntarios de “la Caixa”, que cuenta ya con más de 10.000 participantes, realizó el año pasado la décima acción solidaria de recogida de alimentos y, posteriormente, la celebración de la quinta edición del Día del Voluntario. Más de 1.500 empleados voluntarios, jubilados y familiares participaron en diferentes actividades sociales, educativas, medioambientales y culturales con el fin de ayudar a los más necesitados.

Con un programa de voluntariado tan amplio y completo como el de CaixaBank, la entidad pone de manifiesto la importancia de apostar por iniciativas y proyectos socialmente responsables que coloquen a las personas en el centro de atención.

El voluntariado es uno de los programas del plan de Banca Socialmente Responsable de CaixaBank, una entidad comprometida con la sociedad y con el entorno.

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Educación financiera, clave en las acciones de RSC https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/educacion-financiera-clave-en-las-acciones-de-rsc/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/educacion-financiera-clave-en-las-acciones-de-rsc/#respond Mon, 12 Mar 2018 10:50:02 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=26587

La crisis financiera de 2008, al haber sido considerado generalmente como «una crisis de confianza», despertó la conciencia de que la ética y la responsabilidad social corporativa (RSC) deben ser criterios reguladores básicos de las instituciones. Este y otros factores han conducido al hecho que, en la última década, las iniciativas de educación financiera se hayan multiplicado.

Dichas iniciativas tienen un objetivo común: facilitar el acceso y la comprensión de las nociones económicas y financieras relevantes para poder gestionar de forma responsable los recursos económicos y tomar mejores decisiones. En otras palabras, para que los consumidores estén más informados y puedan tomar decisiones más sopesadas y prudentes a la hora, por ejemplo, de solicitar una hipoteca, pedir un préstamo o realizar una inversión.

Y es que, tal y como señala el profesor emérito del IESE Antonio Argandoña, «la responsabilidad social de un banco, un fondo o un asesor financiero debe empezar por sus impactos sobre lo que tiene más cerca de su negocio, es decir, sus clientes y sus empleados» y también por los impactos que tengan «sus acciones —y también sus omisiones— sobre sus clientes».

En este sentido, el Cuaderno «Educación financiera y responsabilidad de las empresas», preparado por Sergio Marín García y publicado por la Cátedra Caixabank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE, aborda la educación financiera tratándola como un aspecto más de la RSC de las empresas; en concreto, de las del sector bancario y financiero.

El Cuaderno analiza, en primer lugar, la responsabilidad que tienen las compañías en la formación de los consumidores, y estudia el caso particular de las entidades financieras. Concretamente, se detectan cinco áreas específicas necesarias para conseguir una educación práctica y responsable: conducta, comunicación, consumo privado, política de consumo e influencia.

Seguidamente, se realiza un repaso de las principales iniciativas de educación financiera que se han llevado a cabo tanto en España como en otros países europeos. Dos estudios financiados por la Comisión Europea atestiguan, por ejemplo, que existen más de 180 programas de educación financiera en los Estados miembros de la UE, aunque no están homogéneamente distribuidos. En España, tras las figuras pioneras del Banco de España y la CNMV, que en 2008 lanzaron el primer plan de educación financiera generalista, hemos contado con varias iniciativas por parte del Ministerio de Economía, Unicaja, la Confederación Española de Cajas de Ahorros, el Institut d’Estudis Financers de Catalunya o CaixaBank, entre otras entidades.

Por último, el apartado final aborda el impacto que obtiene la educación financiera. Aquí es importante señalar que sus beneficios no repercuten únicamente en las personas o en las empresas, sino que también lo hacen en la economía (menor tasa de morosidad, menos situaciones de riesgo como las vividas en el mercado hipotecario, etc.) y en la sociedad en general (reducción del riesgo de exclusión social, mayor desarrollo material de la sociedad, etc.).

El Cuaderno concluye que esta preocupación por la educación financiera es relativamente reciente, ya que su historia no llega ni a las dos décadas de vida, y que todas las iniciativas y proyectos que existen en la actualidad se encuentran en un estado embrionario. Por eso mismo, «el momento actual es el momento idóneo para que las empresas relacionadas con este ámbito tomen la iniciativa» y lideren los planes destinados a promover la cultura financiera de la población a todos los niveles.

De hecho, la RSC no consiste en hacer algo distinto de lo que uno es o diferente de la identidad particular con la que cuenta cada empresa. Y es que, tal y como recogen tanto este como otros cuadernos de la Cátedra Caixabank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE, «se trata, más bien, de intentar conseguir alinear los intereses de cada organización con aquellos otros más amplios que se persiguen de forma común en sociedad». Si se invierte con este fin, se estará demostrando que, de hecho, se es una entidad socialmente responsable.

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La crisis financiera de 2008, al haber sido considerado generalmente como «una crisis de confianza», despertó la conciencia de que la ética y la responsabilidad social corporativa (RSC) deben ser criterios reguladores básicos de las instituciones. Este y otros factores han conducido al hecho que, en la última década, las iniciativas de educación financiera se hayan multiplicado.

Dichas iniciativas tienen un objetivo común: facilitar el acceso y la comprensión de las nociones económicas y financieras relevantes para poder gestionar de forma responsable los recursos económicos y tomar mejores decisiones. En otras palabras, para que los consumidores estén más informados y puedan tomar decisiones más sopesadas y prudentes a la hora, por ejemplo, de solicitar una hipoteca, pedir un préstamo o realizar una inversión.

Y es que, tal y como señala el profesor emérito del IESE Antonio Argandoña, «la responsabilidad social de un banco, un fondo o un asesor financiero debe empezar por sus impactos sobre lo que tiene más cerca de su negocio, es decir, sus clientes y sus empleados» y también por los impactos que tengan «sus acciones —y también sus omisiones— sobre sus clientes».

En este sentido, el Cuaderno «Educación financiera y responsabilidad de las empresas», preparado por Sergio Marín García y publicado por la Cátedra Caixabank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE, aborda la educación financiera tratándola como un aspecto más de la RSC de las empresas; en concreto, de las del sector bancario y financiero.

El Cuaderno analiza, en primer lugar, la responsabilidad que tienen las compañías en la formación de los consumidores, y estudia el caso particular de las entidades financieras. Concretamente, se detectan cinco áreas específicas necesarias para conseguir una educación práctica y responsable: conducta, comunicación, consumo privado, política de consumo e influencia.

Seguidamente, se realiza un repaso de las principales iniciativas de educación financiera que se han llevado a cabo tanto en España como en otros países europeos. Dos estudios financiados por la Comisión Europea atestiguan, por ejemplo, que existen más de 180 programas de educación financiera en los Estados miembros de la UE, aunque no están homogéneamente distribuidos. En España, tras las figuras pioneras del Banco de España y la CNMV, que en 2008 lanzaron el primer plan de educación financiera generalista, hemos contado con varias iniciativas por parte del Ministerio de Economía, Unicaja, la Confederación Española de Cajas de Ahorros, el Institut d’Estudis Financers de Catalunya o CaixaBank, entre otras entidades.

Por último, el apartado final aborda el impacto que obtiene la educación financiera. Aquí es importante señalar que sus beneficios no repercuten únicamente en las personas o en las empresas, sino que también lo hacen en la economía (menor tasa de morosidad, menos situaciones de riesgo como las vividas en el mercado hipotecario, etc.) y en la sociedad en general (reducción del riesgo de exclusión social, mayor desarrollo material de la sociedad, etc.).

El Cuaderno concluye que esta preocupación por la educación financiera es relativamente reciente, ya que su historia no llega ni a las dos décadas de vida, y que todas las iniciativas y proyectos que existen en la actualidad se encuentran en un estado embrionario. Por eso mismo, «el momento actual es el momento idóneo para que las empresas relacionadas con este ámbito tomen la iniciativa» y lideren los planes destinados a promover la cultura financiera de la población a todos los niveles.

De hecho, la RSC no consiste en hacer algo distinto de lo que uno es o diferente de la identidad particular con la que cuenta cada empresa. Y es que, tal y como recogen tanto este como otros cuadernos de la Cátedra Caixabank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE, «se trata, más bien, de intentar conseguir alinear los intereses de cada organización con aquellos otros más amplios que se persiguen de forma común en sociedad». Si se invierte con este fin, se estará demostrando que, de hecho, se es una entidad socialmente responsable.

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Compliance y RSC, dos conceptos que deberían ir de la mano https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/compliance-y-rsc-dos-conceptos-que-deberian-ir-de-la-mano/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/compliance-y-rsc-dos-conceptos-que-deberian-ir-de-la-mano/#respond Thu, 11 Jan 2018 07:00:46 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=26053

Cumplir la ley parece algo obvio, pero a veces no es tan sencillo como parece. Si se suman las directivas, reglamentos, decisiones, acuerdos y estándares de la Unión Europea, de las leyes estatales y de las normativas publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y en los boletines oficiales autonómicos, se podría imprimir 850 veces el Quijote. El entorno jurídico, por tanto, es bastante enrevesado, teniendo en cuenta el entramado legal y fiscal en el que deben operar las empresas.

Es para dar respuesta a este contexto que, en los últimos tiempos, las empresas se han ido dotando de un nuevo departamento corporativo: el compliance, una expresión que se traduce como cumplimiento normativo. Se trata de un concepto sencillo creado para lidiar con algo realmente complejo. ¿En qué consiste exactamente el compliance? ¿Cuál es su finalidad? ¿Qué funciones comparte con la responsabilidad social corporativa (RSC)? En el Cuaderno Compliance, ética y RSC de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa de IESE, la autora Marta Remacha intenta dar respuesta a estas y otras cuestiones.

El principal objetivo del compliance es, según el Cuaderno, “alinear los objetivos de la empresa con el cumplimiento de los requerimientos jurídicos, a nivel nacional e internacional. También se ocupa de regular las operaciones internas para su adecuación a los estándares y códigos diseñados con el fin de garantizar este cumplimiento”. Es decir, es una función que exige cambios constantes, que debe adaptar a la empresa a un marco regulatorio cada vez más extenso y complejo y que también ha de educar a los empleados sobre este marco cambiante. Los tres pilares de los sistemas de compliance son prevención, detección y reporte y resolución.

En la fase de prevención, se dota a la organización de herramientas que eviten la comisión de delitos, desde idear los procedimientos que permitan la observancia de la ley hasta materializar dichos procedimientos en el comportamiento de los empleados. En la etapa de detección y reporte, se localizan posibles focos de incumplimiento y se informa a los órganos responsables para que puedan tomar las medidas necesarias. Por último, si se produce un incumplimiento, la fase de resolución se encarga de impedir, minimizar o compensar el impacto de las actuaciones indebidas, a través de recomendaciones y medidas, adoptando sanciones y, si procede, modificando el modelo de compliance.

No obstante, con estos tres pilares no basta. En el Cuaderno, Marta Remacha añade que “no es suficiente con que el programa se adecúe formalmente a los requisitos que establece el Código Penal, sino que debe crear también en la organización el convencimiento de que hay que respetar y cumplir la ley”. Dicho en otras palabras, cuando uno habla de compliance, además de cumplimiento, también está hablando de integridad. La capacidad del ser humano de discernir lo que es “bueno” o correcto frente a lo que no lo es y de actuar conforme a ello, es decir, la ética, se constituye por tanto como el complemento que necesita el compliance para ser efectivo. De esta forma, las prácticas empresariales no se limitarán a cumplir la normativa, sino que tratarán de alcanzar siempre la máxima calidad.

Compliance y RSC

¿En qué se diferencia el compliance de la RSC? Principalmente, en que el primer concepto es obligatorio, mientras que el segundo es deseable, pero voluntario. El compliance “no es suficiente para la RSC, que va más allá del seguimiento de las leyes y da por supuesto el respeto y estricto cumplimiento de las mismas. Por ello, el compliance debe entenderse como un instrumento de la RSC, pero no como su esencia propia”, según recoge el Cuaderno de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa. Esto quiere decir que puede haber compliance sin RSC, pero nunca RSC sin compliance. Una vez garantizado el compliance, la RSC “se encargaría de diseñar y coordinar las políticas y directrices por las que la organización asegura su sostenibilidad y contribuye al progreso de la sociedad”.

En conclusión, compliance y RSC comparten el hecho de ser elementos legitimadores sociales de las empresas y el cometido de garantizar el cumplimiento de las responsabilidades empresariales, normativas en el primer caso y sociales en el segundo. La cuestión es cómo se puede lograr que las personas se comporten conforme a los principios de una sociedad. Para ello, el instrumento imprescindible es la ética, o más bien la creación de una cultura ética en la empresa, con el objetivo de cumplir la ley e impulsar comportamientos excelentes, propios de la responsabilidad, a todos los niveles.

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Cumplir la ley parece algo obvio, pero a veces no es tan sencillo como parece. Si se suman las directivas, reglamentos, decisiones, acuerdos y estándares de la Unión Europea, de las leyes estatales y de las normativas publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y en los boletines oficiales autonómicos, se podría imprimir 850 veces el Quijote. El entorno jurídico, por tanto, es bastante enrevesado, teniendo en cuenta el entramado legal y fiscal en el que deben operar las empresas.

Es para dar respuesta a este contexto que, en los últimos tiempos, las empresas se han ido dotando de un nuevo departamento corporativo: el compliance, una expresión que se traduce como cumplimiento normativo. Se trata de un concepto sencillo creado para lidiar con algo realmente complejo. ¿En qué consiste exactamente el compliance? ¿Cuál es su finalidad? ¿Qué funciones comparte con la responsabilidad social corporativa (RSC)? En el Cuaderno Compliance, ética y RSC de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa de IESE, la autora Marta Remacha intenta dar respuesta a estas y otras cuestiones.

El principal objetivo del compliance es, según el Cuaderno, “alinear los objetivos de la empresa con el cumplimiento de los requerimientos jurídicos, a nivel nacional e internacional. También se ocupa de regular las operaciones internas para su adecuación a los estándares y códigos diseñados con el fin de garantizar este cumplimiento”. Es decir, es una función que exige cambios constantes, que debe adaptar a la empresa a un marco regulatorio cada vez más extenso y complejo y que también ha de educar a los empleados sobre este marco cambiante. Los tres pilares de los sistemas de compliance son prevención, detección y reporte y resolución.

En la fase de prevención, se dota a la organización de herramientas que eviten la comisión de delitos, desde idear los procedimientos que permitan la observancia de la ley hasta materializar dichos procedimientos en el comportamiento de los empleados. En la etapa de detección y reporte, se localizan posibles focos de incumplimiento y se informa a los órganos responsables para que puedan tomar las medidas necesarias. Por último, si se produce un incumplimiento, la fase de resolución se encarga de impedir, minimizar o compensar el impacto de las actuaciones indebidas, a través de recomendaciones y medidas, adoptando sanciones y, si procede, modificando el modelo de compliance.

No obstante, con estos tres pilares no basta. En el Cuaderno, Marta Remacha añade que “no es suficiente con que el programa se adecúe formalmente a los requisitos que establece el Código Penal, sino que debe crear también en la organización el convencimiento de que hay que respetar y cumplir la ley”. Dicho en otras palabras, cuando uno habla de compliance, además de cumplimiento, también está hablando de integridad. La capacidad del ser humano de discernir lo que es “bueno” o correcto frente a lo que no lo es y de actuar conforme a ello, es decir, la ética, se constituye por tanto como el complemento que necesita el compliance para ser efectivo. De esta forma, las prácticas empresariales no se limitarán a cumplir la normativa, sino que tratarán de alcanzar siempre la máxima calidad.

Compliance y RSC

¿En qué se diferencia el compliance de la RSC? Principalmente, en que el primer concepto es obligatorio, mientras que el segundo es deseable, pero voluntario. El compliance “no es suficiente para la RSC, que va más allá del seguimiento de las leyes y da por supuesto el respeto y estricto cumplimiento de las mismas. Por ello, el compliance debe entenderse como un instrumento de la RSC, pero no como su esencia propia”, según recoge el Cuaderno de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa. Esto quiere decir que puede haber compliance sin RSC, pero nunca RSC sin compliance. Una vez garantizado el compliance, la RSC “se encargaría de diseñar y coordinar las políticas y directrices por las que la organización asegura su sostenibilidad y contribuye al progreso de la sociedad”.

En conclusión, compliance y RSC comparten el hecho de ser elementos legitimadores sociales de las empresas y el cometido de garantizar el cumplimiento de las responsabilidades empresariales, normativas en el primer caso y sociales en el segundo. La cuestión es cómo se puede lograr que las personas se comporten conforme a los principios de una sociedad. Para ello, el instrumento imprescindible es la ética, o más bien la creación de una cultura ética en la empresa, con el objetivo de cumplir la ley e impulsar comportamientos excelentes, propios de la responsabilidad, a todos los niveles.

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CaixaBank, una banca sólida https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/caixabank-una-banca-solida-2/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/caixabank-una-banca-solida-2/#respond Wed, 20 Jan 2016 08:20:20 +0000 https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=19182

Hace treinta años, en Granada, decidieron poner en marcha el proyecto de una cooperativa agrónoma. No tenían ningún tipo de recurso, pero sí mucha ilusión por sacar adelante su sueño. Hoy, la cooperativa Granada La Palma está presente en 26 países y ha logrado exportar la mayor parte de su producción agrícola a Europa gracias a su elevada calidad.

En 2007, en un momento de crisis en el que conseguir financiación era complicado, solo una banca sólida podía confiar en su proyecto para darle el empuje necesario para crecer y expandirse. Pedro Ruiz, miembro de la cooperativa, no tuvo dudas a la hora de dirigirse a su oficina de CaixaBank. “Si cuando tienes la necesidad de atender financieramente a tu empresa, sabes que hay una fortaleza detrás que te atiende, duermes tranquilo.”

Para millones de personas, como Pedro, es fundamental saber que su banco seguirá aquí el día de mañana financiando sus proyectos y protegiendo sus ahorros. La solvencia y la solidez son claves para poder garantizar que seguirá proporcionando financiación el día de mañana. Por eso, en CaixaBank, duplicamos el mínimo de solvencia exigido por el Banco Central Europeo.

La cooperativa Granada La Palma es solo una de muchas empresas que han podido crecer gracias a la financiación de CaixaBank. Solamente en 2014, la entidad prestó 60.788 millones de euros a empresas y 1.466 millones de euros a autónomos. Ya sean proyectos grandes o pequeños, CaixaBank ofrece soluciones a medida para que se hagan realidad, contribuyendo, a su vez, a la creación de empleo y al impulso de la actividad económica.

RSC de CaixaBank: una banca sólida

Un ejemplo del esfuerzo de la entidad para acercarse a las necesidades reales de sus clientes es AgroBank, una línea de negocio especializada para atender a los profesionales del sector agrario que se creó hace apenas un año. Además, CaixaBank firmó un acuerdo con Cooperativas Agro-alimentarias de España para impulsar la financiación y la internacionalización del sector.

Si quieres saber más sobre la actividad de responsabilidad social corporativa (RSC) de CaixaBank, te invitamos a leer este post y consultar el hashtag #SabíasqueRSC de Twitter.

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Hace treinta años, en Granada, decidieron poner en marcha el proyecto de una cooperativa agrónoma. No tenían ningún tipo de recurso, pero sí mucha ilusión por sacar adelante su sueño. Hoy, la cooperativa Granada La Palma está presente en 26 países y ha logrado exportar la mayor parte de su producción agrícola a Europa gracias a su elevada calidad.

En 2007, en un momento de crisis en el que conseguir financiación era complicado, solo una banca sólida podía confiar en su proyecto para darle el empuje necesario para crecer y expandirse. Pedro Ruiz, miembro de la cooperativa, no tuvo dudas a la hora de dirigirse a su oficina de CaixaBank. “Si cuando tienes la necesidad de atender financieramente a tu empresa, sabes que hay una fortaleza detrás que te atiende, duermes tranquilo.”

Para millones de personas, como Pedro, es fundamental saber que su banco seguirá aquí el día de mañana financiando sus proyectos y protegiendo sus ahorros. La solvencia y la solidez son claves para poder garantizar que seguirá proporcionando financiación el día de mañana. Por eso, en CaixaBank, duplicamos el mínimo de solvencia exigido por el Banco Central Europeo.

La cooperativa Granada La Palma es solo una de muchas empresas que han podido crecer gracias a la financiación de CaixaBank. Solamente en 2014, la entidad prestó 60.788 millones de euros a empresas y 1.466 millones de euros a autónomos. Ya sean proyectos grandes o pequeños, CaixaBank ofrece soluciones a medida para que se hagan realidad, contribuyendo, a su vez, a la creación de empleo y al impulso de la actividad económica.

RSC de CaixaBank: una banca sólida

Un ejemplo del esfuerzo de la entidad para acercarse a las necesidades reales de sus clientes es AgroBank, una línea de negocio especializada para atender a los profesionales del sector agrario que se creó hace apenas un año. Además, CaixaBank firmó un acuerdo con Cooperativas Agro-alimentarias de España para impulsar la financiación y la internacionalización del sector.

Si quieres saber más sobre la actividad de responsabilidad social corporativa (RSC) de CaixaBank, te invitamos a leer este post y consultar el hashtag #SabíasqueRSC de Twitter.

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Descubre nuestros proyectos de voluntariado https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/descubre-nuestros-proyectos-de-voluntariado-corporativo/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/descubre-nuestros-proyectos-de-voluntariado-corporativo/#respond Fri, 05 Dec 2014 09:03:19 +0000 CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=16768

Más de 140 millones de personas en todo el mundo, cerca de 5 millones de ellas en España, participan en algún tipo de actividad de voluntariado. Con el objetivo de recordar su colaboración desinteresada y solidaria, cada 5 de diciembre Naciones Unidas celebra el Día Internacional del Voluntariado. Este año, bajo el lema ‘Cambia el mundo. ¡Hazte voluntario!’, no solo se quiere agradecer a estos voluntarios su labor solidaria, sino también movilizar a miles de personas para que se unan a este tipo de iniciativas.

Descubre los proyectos de voluntariado de “la Caixa”En ”la Caixa”, a través de nuestra Obra Social, llevamos años promoviendo el voluntariado corporativo de nuestros empleados. Por ello, este año nos unimos a esta celebración y queremos agradecer a nuestros más de 6.000 voluntarios su participación en actividades como el Día del Voluntario 2014 o la campaña solidaria de recogida de alimentos que organizamos junto a Cruz Roja. A través de la siguiente infografía, nos gustaría compartir contigo todos los proyectos en los que estamos colaborando.

Y tú, ¿te unes al Día Internacional del Voluntariado? Te animamos a celebrar este día utilizando el hashtag #DíaVoluntariado.

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Más de 140 millones de personas en todo el mundo, cerca de 5 millones de ellas en España, participan en algún tipo de actividad de voluntariado. Con el objetivo de recordar su colaboración desinteresada y solidaria, cada 5 de diciembre Naciones Unidas celebra el Día Internacional del Voluntariado. Este año, bajo el lema ‘Cambia el mundo. ¡Hazte voluntario!’, no solo se quiere agradecer a estos voluntarios su labor solidaria, sino también movilizar a miles de personas para que se unan a este tipo de iniciativas.

Descubre los proyectos de voluntariado de “la Caixa”En ”la Caixa”, a través de nuestra Obra Social, llevamos años promoviendo el voluntariado corporativo de nuestros empleados. Por ello, este año nos unimos a esta celebración y queremos agradecer a nuestros más de 6.000 voluntarios su participación en actividades como el Día del Voluntario 2014 o la campaña solidaria de recogida de alimentos que organizamos junto a Cruz Roja. A través de la siguiente infografía, nos gustaría compartir contigo todos los proyectos en los que estamos colaborando.

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