Turismo de identidad, ‘bleisure’ y otros nuevos modos de viajar
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Jesús Navarro Campos
CEO INNSAI
20 Enero, 2020
Si se tienen en cuenta aspectos como la identidad del viajero, la necesidad de vivir una experiencia al viajar o el avance de la tecnología, aparecen una serie de tendencias que ya empiezan a marcar el devenir del sector.
1. Identidades colectivas, estilos de vida y neo-lujo
El sector turístico está aprovechando el sentimiento de pertenencia a un determinado grupo social de los consumidores para desarrollar espacios exclusivos. Así han surgido iniciativas como el turismo LGTBI o religioso, con ejemplos como el de Celebrity Cruises, que organiza anualmente una fiesta del orgullo gay, o el de Umrahme, la marca de Holidayme centrada en viajes de peregrinación musulmanes a La Meca y Medina, en Arabia Saudita.
También se están explotando los nuevos hábitos de vida de los consumidores, creando experiencias para viajeros veganos, amantes de los perros, gammers o fanáticos de series de televisión como ‘Juego de tronos’.
A esto se suma el neo-lujo, que lleva a los consumidores de mayor nivel adquisitivo a dar la vuelta al mundo, participar en experiencias de acceso restringido, pedir viajes personalizados o alojarse en hoteles o suites de lujo, como la suite Dior o el Hotel Bulgari.
2. Experiencias únicas
La crisis económica y la falta de estabilidad ha llevado a las nuevas generaciones a querer vivir el ‘aquí y ahora’. De ahí que el sector turístico se haya centrado en considerar la experiencia como un producto singular y transformacional. De ahí que aparezcan propuestas como la del Null Stern Hotel, en Suiza, que tiene una única habitación al aire libre, o el del Icehotel, ubicado a más de 160 kilómetros del Círculo Polar Ártico que cada año se reconstruye con nieve y hielo. Sus muebles están excavados por artistas de todo el mundo.
3. Adiós a la frontera entre el ocio y el trabajo
En la actualidad, la principal razón para viajar es la asistencia a congresos y conferencias, a lo que contribuye el auge de las actividades de ‘team building’. En este contexto, son los propios viajeros los que demandan combinar el trabajo con el placer, apareciendo una nueva tendencia: el ‘bleisure’, que une los términos ‘business’ y ‘leisure’. Esto ha llevado a la cadena hotelera Intercontinental a poner a disposición de sus clientes una app que les permite descubrir los secretos de la ciudad en la que se encuentran. También ha permitido el nacimiento de redes sociales como Tolker, que conecta a viajeros de negocios por afinidad laboral para disfrutar de sus momentos de ocio en sus desplazamientos de trabajo.
4. Tecnología y experiencia de usuario
Las empresas turísticas están incorporando a sus catálogos nuevas ofertas basadas en la tecnología 4.0 para crear valor en el usuario y, al mismo tiempo, aumentar su productividad. De este modo, han surgido propuestas como la de la compañía SRPS.me, que organiza viajes personalizados según las preferencias de sus clientes, pero sin que estos sepan su destino hasta momentos antes de despegar, o la startup affluences.com, que ofrece datos en tiempo real sobre la ocupación de los distintos espacios turísticos, lo que permite al usuario conocer el mejor momento para visitarlos.
5. Turismo sostenible
Las personas son cada vez más conscientes del impacto que su estilo de vida tiene sobre el planeta y están cambiando sus hábitos de consumo para compensar su huella. Esto ha propiciado el impulso del turismo sostenible y la aparición de apps como Fairtrip, dedicada al turismo justo y sostenible, o la puesta en marcha de hoteles como ‘Tine Eco-Hotel’, una casa flotante que funciona con energía eléctrica y está diseñada para viajes de corta duración en lagos y bahías.
6. “Low Cost Chic”
Los nuevos consumidores buscan vivir experiencias, pero maximizando la relación calidad-precio. Esto ha llevado a algunas empresas a centrarse en ofrecer a los turistas soluciones que les ayuden a tomar la mejor decisión de compra y a otras a mejorar su ratio calidad-precio sumando valor a su oferta. De este modo, han surgido apps como Hopper, que predice la evolución del precio de un vuelo durante el próximo año con un porcentaje de acierto del 95%, o FLYR, una startup que ha desarrollado un algoritmo que adelanta si una tarifa va a bajar.