INNOVACIÓN

Contra la pobreza, Big Data

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Contra la pobreza, Big Data
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CaixaBank

17 Octubre, 2019


En los últimos años, los datos se han convertido en una de las ventajas competitivas de mayor valor gracias a su explotación e interpretación para convertirlos en información útil y descubrir nuevas tendencias que permitan reducir costes, mejorar la toma de decisiones o generar nuevos productos y servicios. Vivimos en una sociedad cada vez más digital, en la que constantemente realizamos consultas en Google, mandamos mensajes de texto por WhatsApp y publicamos contenidos en nuestras redes sociales. Estas acciones generan cantidades masivas de datos que pueden servir para luchar contra la pobreza.

El Big Data, clave en la toma de decisiones

Según datos de la GSMA, en la actualidad ya hay más de nueve mil millones de suscriptores móviles únicos en los países en desarrollo. La penetración de la telefonía móvil en estas regiones es tan grande que, por ejemplo, en África es más fácil acceder a un smartphone que a un servicio de agua potable. Y es que la expansión de las redes móviles ha creado una infraestructura global que genera enormes cantidades de datos que son de gran relevancia para el desarrollo social y económico.

Los datos son esenciales para tomar decisiones: sin ellos no se puede saber cuántas personas viven en la pobreza, cuántas escuelas se deben construir y dónde, etcétera. Esta tecnología permite obtener y analizar grandes cantidades de información, procedentes de fuentes muy variadas, de manera rápida y eficaz. Por ello, el Big Data puede ayudar a conocer concretamente en qué áreas geográficas existen determinados problemas y emprender políticas sociales más efectivas para abordarlos. Tal es el potencial de los macrodatos que, en 2017, la ONU ya dedicó un foro a abordar sus ventajas en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

La pobreza en tiempo real

A día de hoy, ya existen varias instituciones e iniciativas que defienden que los datos podrían acabar con la pobreza. Una de ellas es el Reloj Mundial de la Pobreza, promovido por Wolfgang Fengler, economista del Banco Mundial. Se trata de una herramienta desarrollada por la compañía australiana World Data Lab (WDL) que se basa en las encuestas realizadas en hogares en el ámbito nacional, disponibles públicamente y utilizadas por organismos como el Banco Mundial o proyecciones de crecimiento económico del Fondo Monetario Internacional.

Gracias a los algoritmos, se muestra en tiempo real la pobreza estimada hasta 2030 para cada uno de los países del mundo. Estas predicciones también permiten analizar cuánto cambian los ingresos de las personas a lo largo del tiempo en cada país, usando pronósticos del crecimiento económico y escenarios de largo alcance que dan cuenta de eventos globales como el cambio climático o la pobreza. Según el proyecto, a día de hoy la tasa actual de reducción de la pobreza se sitúa en unas 0,5 personas por segundo.

Principal reto de la Agenda 2030: erradicar la pobreza

Poner fin a la pobreza en todas sus formas es el principal y primer reto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por las Naciones Unidas para el 2030. Pese a que la tasa de pobreza mundial se haya reducido a la mitad desde el año 2000, en los países en vías de desarrollo una de cada diez personas y sus familias aún siguen viviendo en una situación de pobreza.

Sin duda, se trata de una problemática que va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles, ya que entre sus distintas manifestaciones figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud.

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