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Accesibilidad digital: una asignatura pendiente

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Accesibilidad digital: una asignatura pendiente
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CaixaBank

02 Diciembre, 2021


Una reciente encuesta de Forrester ha revelado que 8 de cada 10 empresas han dado sus primeros pasos para trabajar en la accesibilidad tecnológica. Sin embargo, solo el 36 % está realmente comprometido con esta disciplina.

Un mundo hiperconectado, todavía inaccesible para muchos

El IdC(Internet of Things, internet de las cosas) está en auge desde hace varios años, ya que permite conectar dispositivos de todo tipo entre sí para crear una red en la que el usuario pueda interactuar con ellos.

Sus aplicaciones son prácticamente ilimitadas: desde las etiquetas RFID (identificación por radiofrecuencia) para prendas de ropa, que otorga identidades únicas y permite trazabilidad desde el almacén del proveedor hasta que sale de la tienda, a neveras inteligentes que nos permiten realizar fotografías para saber si tenemos que pasar por el supermercado.

Pero el IdC también está en cámaras de vigilancia remota, dispositivos antirrobo o aplicaciones para regular las luces o localizar las llaves extraviadas.

No obstante, en un mundo cada vez más hiperconectado y en constante evolución, las empresas que están realmente comprometidas con la accesibilidad para todo el mundo siguen siendo minoría. La prueba está en la encuesta de Forrester.

La accesibilidad es la disciplina que se ocupa de desarrollar soluciones accesibles para que cualquier dispositivo, aplicación, página web, producto, bien o servicio lo adopte de cara a su usabilidad por parte de la totalidad de la población, con independencia de su edad, su género, su cultura o su grado de discapacidad. De este modo, el contenido digital al que accedemos, sea cual sea el ámbito, debe ser comprensible y accesible, así como ofrecer alternativas para aquellas personas que puedan ver su acceso limitado por algún tipo de discapacidad.

Los cuatro pilares de la accesibilidad digital

Para unificar el estándar de accesibilidad se utilizan las WCAG,“Pautas de Accesibilidad al Contenido Web, que el W3C (Word Wide Web Consortium) creó en el año 1999 con las WCAG 1.0. En la actualidad, las últimas recomendaciones oficiales son las WCAG 2.1, que datan de 5 de junio de 2018.

Si bien nacieron como pautas para las páginas web utilizadas desde ordenadores de sobremesa o portátiles, son recomendaciones cambiantes, que tratan de adaptarse a las nuevas tecnologías sin discriminación, abarcando actualmente también aspectos de accesibilidad en web móvil y otros soportes y aplicaciones.

En todo caso, existen cuatro principios fundamentales por los cuales se rige la accesibilidad. El primero es que el contenido digital accesible ha de ser perceptible a todos los sentidos y tiene que garantizar que todos los usuarios pueden percibir los contenidos. En otras palabras, si la web contiene un vídeo o imágenes, se deberán incluir audiodescripciones y atributos alt para las personas ciegas; o si se utiliza audio, será necesario subtitularlo para las personas sordas; además, tendrá que ofrecer contrastes de color, opciones de tamaño, una clara distinción en la jerarquía del texto, entre otros.

Otro principio es la operabilidad, que hace referencia a la accesibilidad con independencia del dispositivo utilizado. Ya sea un móvil, una tablet, un ordenador con o sin ratón o un smart tv, el contenido debe ofrecer opciones para su utilización.

Un contenido accesible ha de ser comprensible en lenguaje, que ha de ser claro y conciso, y en forma, escogiendo una fuente legible para todos los usuarios.

Finalmente, tiene que ser robusto. En este contexto, la robustez se refiere a una programación capaz de hacer frente a errores, mientras se ejecuta, y ser compatible con todos los navegadores web (Chrome, Mozilla, Microsoft Edge, Safari, entre otros), en todos los sistemas operativos (Windows, Mac, Android, iOs, etcétera), y en todos los dispositivos (ordenadores, smartphones, tabletas, e incluso smart tv), pero también con herramientas digitales para personas con discapacidad.

Los beneficios de la accesibilidad, más allá de lo social

La accesibilidad digital y la construcción de una cultura de accesibilidad tienen un valor inestimable a nivel social, pero, además, lo tiene para el avance tecnológico, en tanto que impulsa la innovación de forma constante. Asimismo, para las empresas puede tener beneficios directamente relacionados con sus negocios, como la mejora de la imagen de marca, la fidelización de clientes, un mayor alcance en el mercado, la mejora de la indexación y la optimización del posicionamiento SEO o incluso la minimización de riesgos legales.

En este sentido, las empresas tecnológicas emergentes parten con una gran ventaja: no arrastran consigo años de programación no accesible. Las startups pueden comprometerse total y realmente con la accesibilidad digital desde sus comienzos, con una única inversión inteligente, en lugar de tener que invertir más veces en la adaptación de su contenido digital. Además, por su propia naturaleza altamente tecnológica y tendencia a la innovación constante, estas empresas pueden ser clave para cambiar la tendencia recogida por Forrester.

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