Las condiciones para formar parte de la Unión Europea están claramente establecidas, pero no sucede lo mismo para salir de ella. El Reino Unido se incorporó al tratado en 1973, 16 años más tarde que sus seis miembros fundadores, en la primera ampliación que la entonces Comunidad Económica Europea llevó a cabo. Y en 2016 fue el primer país que, con casi un 52% de los votos, escogió abandonar esta comunidad política. Al ser un proceso sin precedentes en sus más de 60 años de existencia, las incógnitas son múltiples. ¿Cómo dejar la UE? ¿Quién paga qué? Y tras ello, ¿cuál será la futura relación entre la UE y el Reino Unido? Las respuestas, a día de hoy, todavía no están claras.
Todo empezó hace más de dos años, el 23 de junio de 2016. En el referéndum organizado por el gobierno de David Cameron, el Reino Unido optó, con un 51,9% de los votos a favor y el 48,1% en contra, por salir de la Unión Europea. Pocas horas después, la libra se desplomaba a niveles de la década de los 80 y Cameron anunciaba su dimisión como primer ministro. El 13 de julio, Theresa May le sucedía en el cargo.
Nueve meses después de la votación, el 28 de marzo de 2017, May firmó la carta dirigida al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en la que le informaba oficialmente del inicio de las negociaciones para abandonar la UE. El proceso debería concluir, como muy tarde, dos años después, el 29 de marzo de 2019. El 19 de junio, el brexit se activa y comienza la primera ronda de negociaciones para fijar el calendario, que tendrá que terminar antes de la fecha acordada.
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