Así funciona la red de cables submarinos de datos que conecta el mundo
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CaixaBank
20 Julio, 2017
“Queremos un mundo más abierto y conectado”. La innovación y las nuevas tecnologías están cambiando nuestro planeta. Así lo expresaba Kevin Salvadori, el portavoz de Facebook, en el acto institucional del pasado mes de junio con motivo de las tareas de amarre del nuevo cable submarino abanderado por Microsoft, Telxius (Telefónica) y Facebook que unirá España-Europa y Estados Unidos: ‘Marea’. Mide 6.600 kilómetros de longitud y tiene la capacidad de trasladar hasta 4.000 DVD convencionales en 1 segundo, enviar 100.000 millones de tuits al mismo tiempo y transportar 160 terabits.
“capaces de trasladar el equivalente a 4.000 DVD convencionales en 1 segundo”
Aun así, este cable no es el único que navega por nuestros océanos. Según Builtvisible, hay más de 980.000 kilómetros de fibra óptica de cables submarinos y se estima que transmiten entre un 95 % y un 99 % de la información a la que accedemos. Su instalación es lenta y costosa, pero las nuevas tecnologías de cableado permiten transmitir grandes cantidades de datos con una latencia muy baja y con más velocidad y fiabilidad que las conexiones por satélite.
Más de 150 años bajo el mar
Para conocer el primer cable que pobló la red submarina, cabe remontarse a mediados del s. XIX. El primer cable transatlántico se colocó en el Atlántico Norte en 1852, aunque no fue hasta 1866 que se instaló uno completamente operativo, que unía Terranova con la costa irlandesa por telégrafo. El procedimiento para colocar los cables sigue siendo muy similar.
El proceso se inicia con el traslado de uno de los extremos del cable hasta una estación en la costa y el resto se lleva enrollado en los buques cableros. Estos barcos tienen una máquina submarina que se encarga de tender el cable y enterrarlo. Además, llevan incorporados unos repetidores ópticos, que analizan si el cable se cruza con otro en su recorrido. Aun así, antes de colocarlo, es necesaria una exploración previa del fondo marino —profundidad, ecosistema, placas tectónicas, etc.— para planificar el recorrido y asegurar “la buena salud” del cable.
El poder de los cables submarinos
Hoy en día hay más de 350 cables submarinos de fibra óptica en el mundo, tal y como indica TeleGeography. Estas redes submarinas se encargan de gestionar prácticamente la totalidad de las comunicaciones transoceánicas, permitir el acceso a Internet, controlar los datos, conectar las diferentes economías del mundo y, consecuentemente, ayudar en la ejecución de las operaciones de los mercados financieros.
Un cable roto que conecte una zona que no tenga un plan B para salvar las comunicaciones puede provocar un caos en el país e incluso la declaración del estado de emergencia, tal como sucedió en 2015 en Saipán (Islas Marianas), cuando más de 53.000 personas se quedaron completamente aisladas durante días.
Las autopistas submarinas españolas
La red de cables submarinos se extiende por todo el mundo. El epicentro más destacado en España se encuentra en las Islas Canarias gracias a su localización geográfica, ya que hay tres cables que conectan las islas entre sí y cuatro que las unen con el exterior.
Por otra parte, en la Península Ibérica y las Islas Baleares se extienden más de una decena de cables, la mayoría de ellos internacionales, que conectan nuestro país con EE. UU., el Reino Unido, Italia, Argelia, Marruecos, Oriente Medio y Latinoamérica. Además, también hay cables de recorrido nacional que unen Mallorca con la costa mediterránea. Los más destacados son Barsav, Balalink, Estepona-Tetouan, Penbal-5, Tata TGN o Flag Europe-Asia.
Muchos son propiedad de consorcios y algunos de ellos son cables privados, como por ejemplo el Tata TGN, propiedad de Tata Communications. Tradicionalmente, las propietarias de estos cables eran operadoras telefónicas o empresas de telecomunicaciones, que posteriormente alquilaban el acceso al cable a los operadores de Internet. Aun así, con la construcción del cable Marea se ha anunciado una nueva era en el control de estos cables y se ha iniciado la transformación de Internet, que ahora pasa de ser una red de redes general a ser un conglomerado de redes superespecializadas controlado por compañías tecnológicas con suficiente poder como para contribuir en la construcción de cables submarinos. Así pues, tal y como decía Salvadori hace unos días, parece que vamos hacia un mundo “más abierto y conectado”.
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