El 5 de marzo es el Día Mundial de la Eficiencia Energética, una fecha para la reflexión sobre el uso que damos a la energía, su origen y las posibilidades de optimizar su consumo, manteniendo los niveles de confort.
Una de las vías para mejorar los niveles de eficiencia energética es el autoconsumo. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), se trata de la capacidad de «cualquier persona o empresa de producir electricidad renovable para su propio consumo instalando en su hogar, local o comunidad de vecinos paneles solares fotovoltaicos u otros sistemas de generación renovable».
España reúne unas condiciones geográficas y climatológicas muy favorables para la generación a partir de placas fotovoltaicas, con una media de 300 días de sol al año, sin perder de vista la generación eólica.
La energía generada por la instalación fotovoltaica o eólica va a dar respuesta a la demanda de la vivienda o la comunidad, generalmente de manera parcial. Para ello, se conecta a la red eléctrica la instalación de autoconsumo.
Durante los periodos de generación (horas de sol o de viento), la energía da servicio a la vivienda o comunidad. La energía sobrante (que supere la demanda) puede volcarse a la red eléctrica (se remunerará esta aportación mediante un pago mensual o descuento en la factura) o puede almacenarse en una batería, para recurrir a ella cuando se precise. En los periodos en los que la instalación no genere energía (horas sin sol o sin viento) o no la genere de manera que satisfaga la demanda de la casa o vivienda, el sistema recurre a la energía de la red.
De esta manera, se asegura el suministro energético en cualquier momento, primando la eficiencia, la sostenibilidad y el ahorro.
El autoconsumo energético supone:
- Menor dependencia de la red eléctrica
- Menor dependencia de las fluctuaciones en el precio de la energía
- Ahorro en la factura, ya que la energía generada por la instalación de autoconsumo es gratuita y solo hay que pagar la que se consuma desde la red eléctrica
- Mayor eficiencia, pues solo se demanda a la red la energía según se necesite
- Mayor sostenibilidad, dado que se trata de energías renovables no contaminantes
Después de obtener la viabilidad técnica y el visto bueno del propietario o la comunidad de propietarios sobre los criterios de distribución, tipo de instalación o presupuesto, hay que obtener el permiso municipal de obra, la autorización ambiental de la comunidad autónoma y el código de autoconsumo de la empresa distribuidora de electricidad que opere en la zona. Con estos trámites, es posible iniciar los trabajos de instalación.
Una vez concluidos, para que la instalación comience a funcionar, es preciso contar con la licencia de actividad municipal y el certificado de instalación eléctrica de la comunidad autónoma.
Además, la instalación ha de contar con un acuerdo de reparto. Por parte de la compañía comercializadora de electricidad se necesita gestionar el alta o modificación del contrato de suministro y el de acceso y conexión.
Si el modelo elegido supone vender la energía excedente, las comunidades autónomas, a excepción de Cataluña, piden un CIE de generación. Por su parte, Aragón, Canarias, Andalucía y Extremadura exigen un CIE de generación sellado, mientras que Baleares requiere un CIE de generación y justificante de inscripción en el Registro de Autoconsumo.
Estos son los requisitos para las instalaciones menores de 10 kW, ya que las que presenten potencias superiores afrontan otro tipo de gestiones.
El Ministerio de Transición Energética ha dispuesto ayudas de hasta 900 millones de euros a aquellos espacios que quieran sumarse al autoconsumo y de hasta 220 millones de euros para el almacenamiento energético, a través del Real Decreto 477/2021.
Si hablamos de energía fotovoltaica, se trata de ayudas a particulares del 40 % al 50 %, para el autoconsumo colectivo. En lo relativo a la eólica, la ayuda es del 50 %. Por último, en almacenamiento, las ayudas llegan hasta el 70 %.
Los porcentajes crecen 5 puntos en municipios con menos de 5.000 habitantes o municipios con menos de 20.000 habitantes en entornos rurales cuyos diferentes núcleos de población tengan menos de 5.000 habitantes. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por la Unión Europea (NextGenerationEU) recoge estas ayudas en detalle (puntos 4 y 5).
Las ayudas se otorgan por orden de presentación hasta el agotamiento de los fondos y el plazo de presentación es hasta finales de 2023.
Además, existen deducciones fiscales anunciadas en el Real Decreto Ley 19/2021 de medidas urgentes para impulsar la actividad de rehabilitación edificatoria dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y en el Real Decreto Ley 18/2022 de medidas de refuerzo de la protección de los consumidores de energía y de contribución a la reducción del consumo de gas natural.
Son aplicables deducciones en el IRPF (entre el 20 % y el 60 % del importe de las obras de mejora energética en edificios y viviendas). No olvides consultar si tu municipio ofrece reducciones del IBI por la instalación de placas fotovoltaicas.
Por último, hay que tener en mente los ecopréstamos, que ofrecen condiciones favorables para financiar opciones de autoconsumo.