La profesora de la Universidad de Harvard (Massachusetts) Claudia Goldin ha ganado el Premio Nobel de Economía 2023 por su trabajo sobre la brecha de género en el mundo laboral.
La Real Academia de Ciencias de Suecia ha decidido reconocer la labor de Goldin al frente del «primer relato completo de los ingresos de las mujeres y su participación en el mercado laboral a lo largo de los siglos». «Su investigación revela las causas del cambio, así como las principales fuentes de la brecha de género restante», añade la Academia.
Goldin (1946, Nueva York) obtuvo su licenciatura en la Universidad de Cornell y su doctorado en la Universidad de Chicago. Ha sido la primera mujer con plaza fija en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvard, donde desempeña su actividad docente y de investigación desde 1990.
En el curso 2013-2014, fue presidenta de la Asociación Estadounidense de Economía. A este currículum puede sumar el logro de ser la tercera mujer que recibe el Premio Nobel de Economía, después de Elinor Ostrom (2009) y Esther Duflo (2019).
Para entender por qué se producen las diferencias salariales entre hombres y mujeres, Goldin investigó archivos de los dos últimos siglos de Estados Unidos, pero en muchas ocasiones se topó con dificultades como la ausencia de documentación o la falta de la información sobre mujeres en esta. Para ello, desempeñó una minuciosa actividad para encontrar documentación alternativa que aportase información sobre el papel de las mujeres en el mercado laboral y su salario.
Su investigación recoge las transformaciones sociales y del mercado laboral como avances en tecnología, medicina o acceso a educación. Asimismo, aborda distintos estadios de desarrollo de los mercados y contextos económicos.
De esta manera, Goldin ha conseguido identificar patrones que establecer un marco: teniendo en cuenta la brecha de género, ¿compensa quedarse en casa o incorporarse al mercado de trabajo?
La participación femenina en el mercado laboral no tuvo una tendencia ascendente, sino que forma una curva en forma de U. Por ejemplo, cada vez menos mujeres casadas trabajaban con el paso de la sociedad agraria a la industrial, a principios del siglo XIX.
No obstante, el posterior crecimiento del sector de servicios a principios del siglo XX propició su reincorporación al mercado laboral. Goldin atribuye esta tendencia a los cambios en las normas sociales con respecto a las responsabilidades de las mujeres en el hogar y la familia.
De igual manera, el acceso a la píldora anticonceptiva y la planificación familiar también facilitó la incorporación de la mujer al mercado laboral. En los últimos tiempos, los nuevos modelos de crianza que reparten de manera más equilibrada la responsabilidad están teniendo un efecto positivo en el aumento de la presencia de las mujeres en el mercado laboral.
Para Goldin, el potencial de incorporación al mercado laboral y su salario depende de decisiones que en su mayoría han de tomarse a edades muy tempranas: qué expectativa de carrera profesional tengo, qué estudios he de elegir… Y en ese proceso de toma de decisiones, el peso que tienen las expectativas establecidas a través de los patrones observables y la trayectoria de mujeres de la familia.
Según Goldin, cada generación de mujeres ha expandido las expectativas en función de su contexto, llevándolas más allá para la siguiente generación. Sin embargo, esta ampliación de expectativas es todavía reducida y paulatina y es el motivo de que la reducción de la brecha de género sea un proceso especialmente lento.
Hasta las publicaciones de Goldin, gran parte de la brecha de género en los ingresos se achacaba a las diferencias en la educación y las opciones ocupacionales. Goldin ha demostrado que la mayor parte de esta diferencia de ingresos se da ahora entre mujeres y mujeres en la misma ocupación, y que surge en gran medida con el nacimiento del primer hijo.
La gran aportación de Goldin es acotar un problema, ponerle nombre y señalar sus causas. Su investigación es descriptiva, no prescriptiva, por lo que no propone recetas para reducir la brecha de género.
No obstante, conocer las causas es el primer paso para diseñar diversas aproximaciones, teniendo presente el contexto de cada mercado, para conseguir reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres.
«Comprender el papel de las mujeres en el trabajo es importante para la sociedad. Gracias a la innovadora investigación de Claudia Goldin, ahora sabemos mucho más sobre los factores subyacentes y sobre los obstáculos que tal vez sea necesario abordar en el futuro», concluye la Academia.