Hay muchos elementos que afectan al posicionamiento de una página web, factores que suman o bajan puntos a la hora de aparecer en las primeras páginas de resultados de Google. El volumen de contenidos, el tiempo de carga de la página o el diseño responsive, por ejemplo, son algunos de ellos.
Las empresas deben conocer las técnicas SEO para optimizar el posicionamiento de una web en Google. SEO es el acrónimo en inglés de Search Engine Optimization, o lo que es lo mismo, optimización para motores de búsqueda. El SEO o tráfico orgánico responde a una metodología para hacer más comprensible y relevante una web para los motores de búsqueda. Algo que también se puede hacer pagando a través de técnicas SEM, Search Engine Marketing, pero ese ya es otro tema.
Para el posicionamiento orgánico, Google utiliza un algoritmo informático conocido como araña (spyder o crawler) para buscar archivos guardados en sus servidores. Estos robots se pasean por las páginas web, recogen toda la información que hay y la clasifican en su base de datos (proceso que se conoce como indexación). Los enlaces del texto y las palabras clave son los principales chivatos de estas arañas. Cuando creamos contenido en Internet, hay que tener presente que escribimos para los usuarios finales, pero también para estas arañas.
Las SERP (Search Engine Results Pages), o páginas de resultados de búsqueda, son aquellas que muestran los resultados que encontramos en el buscador. Google no muestra a todos los usuarios los mismos resultados ante una misma consulta. Esto varía, principalmente, en función del patrón de navegación de cada persona y de su geolocalización.
En los resultados de las búsquedas se combinan contenidos posicionados de manera orgánica (a partir de técnicas SEO) y otros que se posicionan mediante pago (técnicas SEM) y son señalizados como “Ads” (anuncios).
Las principales técnicas SEO se basan en los hipervínculos (linkbuilding) y las palabras clave (keywords). Es importante incluir ambos para escalar posiciones. Google además hace hincapié (aún más con el nuevo algoritmo) en ofrecer un contenido original, útil y fiable para el usuario. Un texto ideal para posicionar, según Google, debería cumplir los siguientes requisitos:
– Una extensión de entre 300 y 800 palabras.
– Palabras clave repartidas por todo el texto, pero principalmente en los diferentes elementos de titulación (título y subtítulos) y en las palabras en negrita).
– Hipervínculos a otras páginas web (enlaces externos) y a la propia (enlaces internos). Se recomienda incluir más enlaces externos que internos.
– Combinar párrafos largos con otros más cortos, o listas, con el objetivo de hacer los textos más comprensibles.