Las nuevas tecnologías son una fuente inagotable de oportunidades. Ahora bien, del mismo modo que han facilitado la vida de las personas en muchos sentidos, estas herramientas también pueden condicionar negativamente su existencia. Al final, el entorno digital está al servicio de las personas, que son quienes determinan las consecuencias del uso práctico de cualquier avance tecnológico.
En la última década, millones de personas en el mundo se han habituado al uso y abuso de los sistemas de mensajería instantánea, que, si bien resultan muy útiles para comunicarse de forma inmediata con cualquier persona, también pueden conllevar una serie de riesgos que es mejor intentar prevenir.
Hoy en día, alguien con un mínimo de conocimientos informáticos puede intentar quebrantar la seguridad de un servicio de mensajería y violar la intimidad de los otros desde cualquier dispositivo. De hecho, existen, incluso, aplicaciones para teléfonos móviles que supuestamente facilitan el espionaje. La curiosidad y el deseo de saber son motores que mueven a los humanos, pero entrometerse en la vida privada de los demás es un hecho delictivo. Este tipo de actuaciones se dan en muchos entornos, por ello es importante concienciar a la sociedad de esta cuestión y dar a conocer las formas existentes para evitar ser hackeados y detectar a los espías.
En el caso concreto de WhatsApp, la aplicación de mensajería más utilizada del mundo, nacida en 2009, y que ya cuenta con más de mil millones de usuarios diarios activos, tenemos una primera forma de proteger la privacidad, que consiste en visitar el apartado titulado “Seguridad” y activar la opción “Mostrar notificaciones de seguridad”. De este modo, cada vez que WhatsApp localice un intento de intromisión emitirá un mensaje de advertencia.
También es importante hacer caso omiso de páginas y mensajes engañosos que nos puedan hacer llegar, emplear contraseñas que sean difíciles de descifrar y vigilar con la utilización de redes WiFi abiertas, en las cuales es más fácil que los piratas consigan datos. Entre las múltiples precauciones que podemos tomar, es fundamental leer la letra pequeña de las condiciones de todas aquellas aplicaciones para dispositivos móviles que se descargan, ya que pueden contener contrapartidas que van en contra de la privacidad de las personas, como la obtención de los datos de las llamadas realizadas y recibidas.
Algunos expertos remarcan servicios de mensajería instantánea alternativos que dotan al usuario de más margen de decisión respecto a su intimidad. Aplicaciones como Telegram y Signal, quizás las más conocidas, parecen remar, en algunos aspectos, en esa dirección, e incluso permiten fijar un marco temporal para la autodestrucción de los mensajes. En los últimos años, WhatsApp también ha reforzado su seguridad.
En síntesis, los caminos son variados, y los consejos también. La cuestión central, pero, es que el ciudadano sea consciente de que la información puede ser aprovechada, de que sus conversaciones pueden ser objeto de manipulación o de control. Cuidar de nuestra intimidad implica, entre otras cosas, garantizar nuestra libertad.
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