Aunque cada año se celebra una, pocas conferencias sobre el clima han despertado tanta expectación como la COP26. La razón tiene mucho que ver con la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19, que ha paralizado durante dos años prácticamente cualquier negociación relacionada con este tema. A partir del 31 de octubre, estas negociaciones se retomarán en la Conferencia del Clima número 26 (COP26), que tendrá lugar en Glasgow (Reino Unido) hasta el 12 de noviembre.
COP26: esto es lo que está en juego en Glasgow
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CaixaBank
29 Octubre, 2021
Objetivo: 1,5 oC
En esta cumbre, auspiciada por la ONU, hay mucho en juego. Lo más importante será, sin duda, arrancar compromisos a los más de 200 países que participarán en la COP26 para que aceleren en el cumplimiento del Acuerdo de París que firmaron en 2015.
Aquel pacto contemplaba como principales objetivos limitar el aumento de las temperaturas a los 2 oC, con un escenario ideal de 1,5 oC sobre niveles preindustriales, así como disminuir rápidamente las emisiones globales, una vez hayan tocado techo. De hecho, ya en 2030 deben haberse reducido a la mitad si queremos alcanzar el objetivo más ambicioso de 1,5 oC.
Aunque la pandemia frenó temporalmente las emisiones globales de gases de efecto invernadero, estas han vuelto a incrementarse. Es fundamental que encuentren su techo cuanto antes para poder reducirlas después, tal y como se pactó en el Acuerdo de París. De ello depende que mantengamos o no a raya el cambio climático.
Ante este panorama, el presidente de la COP26, Alok Sharma, ha fijado una serie de acuerdos que se deben alcanzar en esta reunión. De ser así, podrían impactar en la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo.
Adiós al carbón
El camino para reducir las emisiones de efecto invernadero que tanto daño causan al planeta pasa por recetas como poner fecha al fin del uso del carbón sin captura de emisiones como fuente de energía. Una meta que, según propone Alok Sharma, debe abordarse desde varias líneas de acción, que incluyen acabar con la financiación internacional al carbón y que todos los países abandonen esta fuente de energía, además de mitigar los efectos económicos y sociales de esa decisión.
Si se alcanzaran estos compromisos, miles de personas tendrían acceso a nuevos puestos de trabajo relacionados con la transición energética. La mejora en la calidad del aire evitaría cientos de miles de muertes prematuras, visitas a urgencias y nacimientos antes de tiempo. Además, eliminar el carbón es decisivo para alcanzar la meta de los 1,5 oC. Y, si esto se logra, un niño que nazca hoy sufrirá un 40 % menos de olas de calor que las que le tocarían vivir si siguiéramos con las políticas actuales.
Movilidad sostenible
Otro de los compromisos que está sobre la mesa en COP26 consiste en lograr que los países se comprometan a que todos los vehículos nuevos que se vendan sean no contaminantes. Una meta que, por ejemplo, el Reino Unido ha fijado ya para 2030, cuando acabará con la venta de coches de gasolina y diésel. La Comisión Europea la ha llevado a 2035 e incluido a los vehículos híbridos y a gas.
Este objetivo se enmarca dentro de otro mayor: el que busca reducir a la mínima expresión las emisiones contaminantes procedentes del transporte, que son muchas. Esto cambiará, en el futuro, el panorama en calles y carreteras: solo veremos vehículos eléctricos —o de cualquier otra tecnología limpia que surja. Además, es muy probable que se reduzcan los desplazamientos en avión, mientras que optaremos más por otros medios de transporte colectivo como el tren, el metro o el autobús.
Frenar la deforestación
Los bosques y zonas verdes son excelentes capturadores de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero. Así que no resulta de extrañar que el presidente de la COP26 haya expresado su deseo de que los países se comprometan a acabar con la deforestación mediante el establecimiento de planes a largo plazo con medidas prácticas y ambiciosas que sumen a ese objetivo de los 1,5 oC.
Más allá de los beneficios que supone para el clima capturar y eliminar más carbono, poner en marcha estos planes tendría otros efectos sobre la vida de millones de personas. Por ejemplo, requeriría apostar por una agricultura y ganadería más sostenibles, que eviten la destrucción de bosques para pastos o cultivos. Se trata de prácticas que generan riqueza y empleos de calidad. Pero, sobre todo, son elementales para asegurarnos de que habrá alimentos suficientes para todos en 2050.
Financiar un futuro sostenible
Ningún compromiso que se alcance en la COP26 podrá salir adelante sin la financiación adecuada. Las medidas necesarias para convertirlos en realidad necesitan recursos que las respalden, sobre todo si se han de implementar en países vulnerables. En este sentido, ya existe un acuerdo por el que los países desarrollados se comprometen a financiar políticas sobre el clima en países en desarrollo con 100.000 millones de dólares anuales.
La organización de COP26 también aspira a que cada decisión financiera que se tome de ahora en adelante tenga en cuenta el cambio climático. Desde los paquetes de estímulos para la recuperación después de la pandemia al compromiso de las entidades financieras para asegurar que sus préstamos e inversiones se alinean con el objetivo de neutralizar la huella de carbono en el mundo.
Este compromiso con la financiación sostenible significará mayores inversiones en proyectos y tecnologías que cuidan del medio ambiente, así como un mejor control de los riesgos, tanto económicos como sociales. Todo ello puede ayudar a aumentar la estabilidad de ciudadanos, países y empresas de todo el mundo. Y, por tanto, a paliar los efectos de las crisis.
Solo el tiempo dirá si la COP26 se convierte finalmente en la cumbre en la que la humanidad decidió pisar el acelerador en su lucha contra el cambio climático. Los asistentes tienen muchos frentes abiertos sobre los que trabajar, pero también muchas posibilidades para asegurar el futuro del planeta y sus habitantes.