La vigésimo séptima COP se celebró este año en la ciudad egipcia de Sharm El Sheij, entre los días 6 y 20 de noviembre. El calendario oficial marcaba como fecha final el día 18, pero las reuniones se alargaron ante la dificultad de encontrar acuerdos sobre algunos de los objetivos principales de la cumbre: crear un mecanismo de compensación por pérdidas y daños, y avanzar en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Finalmente, la COP27 terminó sin dar un paso atrás respecto a los avances alcanzados en la cumbre anterior, celebrada en Glasgow. El principal éxito de las negociaciones fue la creación de un acuerdo que puede determinar el futuro de los países en vías de desarrollo más vulnerables ante el cambio climático.
Uno de los principales logros de esta COP fue la creación de un fondo de compensación para poner fin a las injusticias que rodean el cambio climático. Su objetivo es que los países ricos —aquellos que más han contribuido a la emisión de gases de efecto invernadero a lo largo de la historia— compensen las pérdidas y los daños que el cambio climático ha causado —y seguirá causando— en los países en vías de desarrollo.
Estos países son los que más sufren las consecuencias del cambio climático en forma de huracanes, sequías o la subida del nivel del mar, por ejemplo, a pesar de ser los que menos han contribuido al mismo mediante la emisión de gases. Este año, reclamaron con fuerza que se hiciese justicia climática.
En las negociaciones cobraron fuerza las evidencias científicas: las consecuencias del cambio climático causan cada vez más estragos que pueden medirse en términos tanto medioambientales como sociales y económicos. Por ejemplo, las grandes inundaciones que este verano dejaron bajo el agua gran parte del territorio de Pakistán causaron pérdidas valoradas en unos 30.000 millones de dólares.
Tras dos semanas de duras negociaciones, la creación del fondo fue aprobada. “Esta COP ha dado un paso importante hacia la justicia”, celebró António Guterres, secretario general de la ONU. “Este pacto no será suficiente, pero es una señal política muy necesaria para reconstruir la confianza rota”.
Cómo se financiará y qué países recibirán los fondos es algo que se decidirá a lo largo de los próximos meses, aunque se espera que los primeros pagos empiecen a llegar el próximo año 2023.
Otro de los grandes objetivos de la COP 27 consistía en endurecer las medidas para abandonar el uso de los combustibles fósiles, principales responsables del calentamiento global. Sin embargo, en este aspecto no hubo acuerdo. La cumbre evidenció las dificultades que existen para encontrar un consenso en un contexto marcado por la guerra de Ucrania y la crisis energética.
Durante las negociaciones, incluso se llegó a plantear la posibilidad de abandonar el objetivo de mantener la subida de la temperatura global lo más cerca posible de 1,50C respecto a los niveles preindustriales. De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), superar este límite puede multiplicar los riesgos asociados con el calentamiento global.
Actualmente, el calentamiento ha alcanzado ya 1,10C, por lo que cualquier acción para evitar que este siga aumentando es importante. Finalmente, los países firmantes acordaron seguir ciñéndose a este objetivo marcado en el Acuerdo de París, pero, salvo algunas excepciones, no presentaron nuevos planes para aumentar la reducción de gases de efecto invernadero.