SOSTENIBILIDAD

Desplazados climáticos, la otra cara de la crisis medioambiental

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Desplazados climáticos, la otra cara de la crisis medioambiental
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CaixaBank

05 Octubre, 2021


La desaparición de especies, la variación brusca de temperaturas y el aumento del nivel del mar son algunos de los efectos más conocidos del cambio climático. En los últimos años, a esta lista se ha unido una consecuencia más: el desplazamiento de miles de personas que ven sus vidas amenazadas por la degradación ambiental del ecosistema en el que habitan.

Los desplazados climáticos son personas que se ven afectadas por el cambio climático hasta sus últimas consecuencias. Los desastres causados por este fenómeno, tales como inundaciones, huracanes o grandes incendios, son tal vez los motivos más evidentes por los que una familia o incluso una comunidad entera se ven obligadas a hacer las maletas y abandonar sus hogares. Según datos de ACNUR, solo en 2019 se produjeron 25 millones de desplazamientos internos por desastres naturales.

La degradación ambiental avanza a tal ritmo que las previsiones apuntan a que dentro de 30 años unos 140 millones de ciudadanos solamente de las áreas de África subsahariana, América Latina y Asia meridional se verán obligados a abandonar sus hogares.

El efecto dominó de una gota de agua

Para entender las razones por las que millones de personas dejan su hogar cada año a causa del cambio climático, lo mejor es escuchar a sus afectados. «En la temporada de siembra, no llovía, pero cuando no queríamos que lloviera, llovía. Esto generaba sequías, y yo no quería seguir sufriendo por esto. Quise probar suerte en la ciudad, por eso me trasladé a Hawassa», señaló el etíope Wolde Danse ante el Banco Mundial.

Su caso muestra cómo el agravamiento de las sequías no solo arruina el medio de vida de las comunidades en determinadas áreas, sino que, además, genera conflictos que, a su vez, empujan a sus habitantes a huir para ponerse a salvo.

El Pacto Mundial sobre los Refugiados aprobado por la ONU recoge que tanto el clima como la degradación del medioambiente y los desastres naturales interactúan cada vez más con los impulsores de los movimientos de refugiados. Incluso existen informes que aseguran que el cambio climático provoca más migraciones que los propios factores económicos y políticos de las zonas de origen.

Un ejemplo claro sería el de un acuífero que se seca y provoca un conflicto entre comunidades locales por un recurso cada vez más escaso: el agua. Un problema que, a su vez, empuja a una parte de la población a huir de la zona para preservar su vida.

Quizá ese acuífero que se seca no genera tal conflicto, pero sí obliga a los habitantes del área a mudarse a la ciudad para ganarse la vida, tal y como hizo Wolde Danse. Allí suelen llegar en una situación económica tan precaria que no pueden pagar impuestos, lo que acabará por degradar la atención sanitaria, la educación o, incluso, la seguridad en la urbe.

Estos desplazamientos, que pueden parecer exóticos, son una advertencia de lo que puede llegar a ocurrir en ciertas zonas de países como España. La organización profesional agraria ASAJA ya advertía en 2016 de que uno de cada cinco agricultores había abandonado el campo en la Región de Murcia para dedicarse a otras actividades. Un cambio causado por la crisis económica, pero también por la sequía.

Migrante, desplazado… ¿apátrida?

La mayoría de los desplazamientos de población que se producen a causa del cambio climático tienen como destino el propio Estado en el que reside la persona que abandona su hogar. Por esa razón, ACNUR propone utilizar la expresión «personas desplazadas en el contexto de desastres y cambio climático» frente a la de «refugiados climáticos», que implicaría un cambio de fronteras debido a una persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular u opinión política.

Precisamente por este motivo, los desplazados climáticos no cuentan con una protección legal especial, pese a que sus circunstancias sí lo son. Eso sí, al moverse la mayoría de las ocasiones dentro de las fronteras de su propio país, es este el que debe garantizar sus derechos.

En los casos más extremos de migraciones por razones climáticas o desastres naturales, las personas desplazadas podrían llegar a convertirse en apátridas: este sería el caso de los pequeños países insulares en riesgo de desaparecer del mapa debido a la subida del nivel del mar.

Frenar el cambio climático… y el desplazamiento

Para evitar que más personas se vean obligadas a abandonar sus hogares por las consecuencias del cambio climático, es necesario frenar este fenómeno. Las recetas las conocemos bien: reducir las emisiones contaminantes, poner en marcha un nuevo paradigma de economía circular que permita preservar los recursos del planeta o cuidar los bosques que nos ayudan a capturar carbono son algunas de ellas.

Por otro lado, es importante contribuir al desarrollo sostenible de los países más expuestos al fenómeno de los desplazamientos climáticos. Una buena manera consiste en la implantación de herramientas y técnicas que ayuden a optimizar la gestión de recursos como el agua. De esta forma, no solo se puede contribuir a frenar el cambio climático, sino también a que la población de zonas en riesgo esté preparada para convivir con sus efectos.

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