El ‘crack’ del 29: causas y consecuencias
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CaixaBank
24 Octubre, 2016
Hoy hace 87 años estallaba la crisis bursátil más devastadora de la historia: el crack del 29. El famoso Viernes Negro tenía lugar un colapso financiero que se prolongó el lunes y el martes negros. En menos de una semana, la cotización cayó 30.000 millones de dólares, una cifra diez veces mayor que el presupuesto público de los Estados Unidos, y precipitó el mayor hundimiento económico de la historia del país.
¿Cómo surgió esta crisis y qué lecciones podemos sacar de ella?
Las causas
La Primera Guerra Mundial había situado a la potencia americana como gran proveedor de bienes del planeta, la industria crecía a un ritmo extraordinario gracias a la penetración de las teorías de Taylor y Ford, la población tenía acceso a muchos bienes de consumo y se instaló con fuerza la figura del pequeño ahorrador. Eran los felices años 20.
Este clima de confianza provocó que muchos de ellos compraran acciones en Wall Street. Los valores subieron un 90% hasta 1929, pero este crecimiento iba emparejado con una especulación bursátil; tanto, que las personas pedían créditos para invertir en bolsa.
Un año antes se produjeron los primeros síntomas: el consumo no aumentaba y las mercancías producidas se acumulaban en suelo norteamericano. La mañana del 24 de octubre de 1929, en Wall Street se pusieron a la venta 13 millones de títulos que no encontraron comprador. No se vendieron y el pánico se apoderó de los accionistas.
La reacción
Tras el colapso, la Reserva Federal subió los tipos de interés, lo que provocó la caída del crédito y el cierre de muchas empresas, entre ellas los bancos. A la crisis también contribuyeron las medidas proteccionistas y la bajada de precios, que influyeron en la caída del comercio y la deflación. En 1932, la producción era un 40% menor que la de 1928.
De hecho, no fue hasta la II Guerra Mundial cuando se pusieron las bases de la recuperación. La política intervencionista de Theodor Roosevelt, conocida como New Deal, impulsó el aumento del gasto público e influyó en el bienestar social de la sociedad norteamericana, pero no sería hasta la década de los cincuenta, momento en que los países europeos recuperaron su capacidad de producción, cuando la economía alcanzó niveles anteriores a la crisis.
¿Qué hemos aprendido?
El del 29 no ha sido el crack más grande en términos absolutos, pero sí el de mayor poder transformador. ¿Qué lecciones sacamos de ello?
- La capacidad económica de América y Europa era superior a la demanda. Las empresas repartían beneficios y había un exceso de crédito, pero el crecimiento no era real. El dinero que se podía haber invertido en mejorar el tejido productivo se utilizó para alimentar una burbuja basada en la especulación.
- La crisis puso de manifiesto la importancia de la política intervencionista del Estado en un país como los Estados Unidos y en momentos de crisis económicas para proteger la seguridad económica y social de los ciudadanos.
- El riesgo de las políticas proteccionistas. Estados Unidos apostó por el proteccionismo como una forma de defender la producción propia frente a la competencia externa. Esto permitió el desarrollo de la producción nacional, pero contribuyó al aumento de los precios y rompió la posibilidad de crear lazos comerciales beneficiosos con otros países vecinos.
- Los precios de los títulos bursátiles no son exactos. Su valor de mercado oscila siempre por encima o por debajo de su valor real. Las compañías suelen cotizar por encima o por debajo de su valor real en los libros contables.
- Muchos la llamaron la crisis de la “euforia”. Precisamente por eso los expertos coinciden en que es fundamental mantener a toda costa la confianza de los inversores y la liquidez del sistema.
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