John Van Hengel es el padre de los bancos de alimentos. Tras una vida más o menos acomodada trabajando como conductor de camiones, gerente de ventas y publicista en una revista, el nacido en Phoenix (Arizona) daba vida, sin saberlo, al mayor movimiento de solidaridad en el ámbito alimentario.
El voluntario, tras escuchar el testimonio de una madre que alimentaba a sus nueve hijos con excedentes de los supermercados, decidió implicarse. Una panadería cedida por la basílica de St. Mary se convertía así en el primer almacén de productos comestibles que albergaba y distribuía alimentos a aquellas familias que los necesitaban.
Han pasado más de cincuenta años desde que se creó el primer banco de alimentos gracias a Van Hengel y desde entonces estos espacios se han extendido por el mundo atendiendo a colectivos en situación de vulnerabilidad.
Se estima que más de 7,7 toneladas de alimentos se tiran a la basura cada año en España. Un excedente del que la industria alimentaria, particulares o empresas se deshacen, pero que es apto para el consumo.
Con la finalidad de hacer llegar los alimentos a aquellas personas que más lo necesitan, los 54 bancos de alimentos y los más de 3.300 voluntarios que forman la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) trabajan diariamente para apoyar a personas en situación de pobreza severa.