ECONOMÍA

El invierno energético en Europa ante el embargo al petróleo ruso

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El invierno energético en Europa ante el embargo al petróleo ruso
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CaixaBank

26 Octubre, 2022


Históricamente, Europa ha sido el principal mercado de Rusia para sus exportaciones de petróleo (30 %) y gas natural (40 %), pero el estallido de la guerra en Ucrania ha llevado al Viejo Continente a reducir sus importaciones de combustibles fósiles procedentes de este país.

Detrás de este cambio se encuentra la intención de intentar debilitar la economía rusa, pero también el deseo de reducir la dependencia de su proveedor mayoritario. Ya en junio, todos los Estados miembros de la Unión Europea firmaron un paquete de sanciones en el que se incluía la prohibición de la compra, importación o transferencia de petróleo y determinados productos petrolíferos rusos.

En este contexto, y con el invierno a las puertas, ¿qué opciones tiene Europa para suplir los combustibles que ya no llegan de Rusia?

Mayor consumo de petróleo y carbón

Según explica Beatriz Villafranca, economista de CaixaBank Research, en el artículo “Europa y el propósito de desvincularse del petróleo ruso: un objetivo alcanzable a corto plazo”, para reducir el consumo de gas natural, la UE está elevando el consumo agregado de petróleo y carbón (un 8 % y un 7 % interanual en el primer semestre del año, respectivamente, según Eurostat).

“Este incremento se ha producido en un contexto en el que las importaciones de Rusia se han ido reduciendo progresivamente e incluso prohibiendo, como en el caso del carbón, por lo que las compras de suministros energéticos de otros países se han incrementado”, señala Villafranca.

De este modo, países como Sudáfrica o Colombia se han convertido en los principales proveedores de carbón. Si analizamos el petróleo, las importaciones diarias de crudo procedentes de Arabia Saudí e Irak en julio crecieron un 90 % respecto a enero de 2022, y las de Estados Unidos alcanzaron niveles máximos.

Necesidades cubiertas a corto y medio plazo

Las previsiones apuntan a que en los próximos meses la dependencia del petróleo ruso se irá reduciendo. “Se estima que, con la entrada en vigor del embargo de la UE al crudo ruso, a finales de este año las importaciones europeas de petróleo procedentes de Rusia disminuirán a 600.000 barriles al día, desde los 3 millones de barriles diarios antes del conflicto y los 2,3 millones de julio”, destaca Villafranca.

Pero esto no impedirá que las necesidades europeas de petróleo estén cubiertas a corto y medio plazo. Un punto a su favor es su transporte: a diferencia del gas, que depende de infraestructuras físicas, el petróleo se puede transportar fácilmente por vía marítima, lo que facilita la sustitución de las importaciones rusas en el corto plazo.

A esto se suma la oferta de petróleo de los países de la OPEP y de EE. UU. y la disposición de asociaciones internacionales como la International Energy Agency (IEA, por sus siglas en inglés) de liberar parte de sus reservas estratégicas de crudo, como ya sucediera al principio de la guerra.

¿Y qué pasará con los precios del petróleo?

La economista de CaixaBank Research afirma que el hecho de que existan alternativas desde el lado de la oferta no debería implicar necesariamente un descenso de los precios del barril de crudo.

En este sentido, recuerda que los países de la OPEP han expresado su deseo de mantener los precios en torno a los 80 y 90 dólares el barril, “niveles por encima del promedio histórico y que mantendrán la presión alcista sobre las tasas de inflación mundiales”.

También adelanta que las importaciones de crudo seguirán siendo relevantes para las necesidades energéticas europeas en los próximos años, dado que la intención de impulsar fuentes de energía más respetuosas con el medioambiente y menos dependientes de los combustibles fósiles en el seno de la EU será una cuestión de medio plazo.

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