INNOVACIÓN

La rueda, el invento que transformó la sociedad e impulsó la economía

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La rueda, el invento que transformó la sociedad e impulsó la economía
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Tras el dominio del fuego, tal vez la rueda sea el invento que más ha transformado las sociedades antiguas y, con ellas, su incipiente economía.

La rueda revolucionó el transporte y la movilidad de manera extraordinaria. Fue un invento capaz de multiplicar el rendimiento agrícola e impulsar el comercio, así como las exploraciones, las migraciones y, posteriormente, la industria. Es tal su relevancia que una parte importante de la economía mundial actual todavía depende de ella.

Las primeras ruedas

Aunque los descubrimientos arqueológicos indican que los hombres del Paleolítico (hace 750.000 años) ya sabían que hacer rodar un objeto era la mejor forma de moverlo, las ruedas primitivas no se utilizaron para el transporte, sino para otras labores como el hilado o la alfarería.

Para hacer rodar un objeto pesado se utilizaban cilindros que se iban colocando sucesivamente delante de él, una tarea pesada y difícil.

Las últimas investigaciones apuntan a que fueron mineros neolíticos los que empezaron a utilizar la rueda para el transporte hacia el año 3900 a. C. en la zona de los Cárpatos.

Si sabemos esto no es porque haya aparecido alguna rueda de la época en una excavación, sino por unas pequeñas tazas que utilizaban estos mineros para beber. Estos recipientes reproducían unas pequeñas cestas con ruedas que empleaban para transportar mineral en las minas de cobre.

Esas tazas son la representación más antigua que existe de un medio de transporte con ruedas. Reflejan su importancia para la cultura y la economía de la zona, igual que las tazas que hoy regalamos con imágenes de bandas de música o frases ingeniosas sobre profesiones.

Las ruedas de transporte más antiguas que se conservan son algo posteriores, de alrededor del año 3200 a. C., cuando ya se usaban en carros tirados por animales. Se trata de piezas de madera planas y sólidas, con un agujero central para el eje.

Los egipcios las aligeraron hacia el año 2000 a. C. con la instalación de radios y los celtas las protegieron con aros de hierro.

Estas transformaciones de la rueda pueden parecer una anécdota, pero no lo son. Gracias a esos cambios, se volvió más rápida y ligera y, con ella, lo hicieron también el comercio, las exploraciones, las conquistas o las migraciones.

Carros (y economías) que avanzan

La rueda permitió mucho más que recorrer grandes distancias en tiempos que, antes de su invención, eran inimaginables. Fue la impulsora de muchos otros desarrollos claves en la historia de la humanidad.

Pensemos en un carro con ruedas que transportaba excedentes de grano en vasijas para su venta en Mesopotamia, hace unos 5.000 años. Este artilugio resume en gran medida la enorme influencia de la rueda en el avance de la economía y la civilización.

Los excedentes de grano que lleva ese vehículo están ahí en buena parte porque la rueda ha simplificado enormemente el trabajo del agricultor. Ahora se apoya en carros tirados por animales para transportar semillas y cosechas. Esto optimiza las labores agrícolas y, con ello, la producción aumenta.

Además, gracias a la rueda esos excedentes de grano llegaban a los habitantes de lugares lejanos, que podían alimentar con ellos a sus familias y multiplicar así la población. Incluso se utilizaban para realizar préstamos, en lo que se considera como las primeras transacciones bancarias de la historia.

Por otra parte, el trasiego de carros como ese contribuyó al desarrollo del comercio de larga distancia y, con él, a la invención de la escritura cuneiforme para que los comerciantes pudieran comunicarse con sus clientes de otras ciudades.

Por supuesto, ese tipo de comercio estimuló también el desarrollo y conservación de vías adecuadas para que circularan por ellas carros con ruedas. Esas vías facilitarían aún más el intercambio económico y cultural que favorece la innovación, además del transporte de tropas y la expansión de los imperios.

No hay más que pensar en las calzadas romanas: un estudio de la Universidad de Copenhague muestra que, 2.000 años después, continúan generando prosperidad económica en las zonas por las que pasaban.

Los investigadores se encontraron con que esta relación entre vías antiguas y prosperidad actual no se da en Oriente Próximo y el norte de África. La razón es muy sencilla: allí preferían utilizar caravanas de camellos a carros con ruedas para el transporte. Así que no necesitaban construir calzadas ni, sobre todo, mantenerlas a lo largo de los siglos.

La era industrial echa a rodar

El impacto de la rueda en sectores como la agricultura o el comercio quedó patente desde hace siglos. También en la mecánica, aunque fue en la era industrial cuando esto cobró especial relevancia.

La rueda dio forma al mundo tal y como lo conocemos hoy. Fue la que impulsó el cambio de una economía artesanal y agraria a otra basada en la producción mecanizada de bienes y su comercialización.

La capacidad de transmisión de fuerza de las ruedas las convirtió en elementos imprescindibles para la industria. Como también permitían controlar el movimiento rotatorio, eran ideales para las máquinas de vapor que realizaban movimientos repetitivos en las fábricas.

Más allá de su uso en todo tipo de maquinaria industrial, las ruedas fueron parte integral del desarrollo de sectores económicos tan importantes como la industria automovilística o el transporte. Su evolución ha corrido en paralelo: las ruedas de hoy se parecen muy poco a las de los carros, igual que los vehículos actuales tienen poco que ver con aquellos vehículos tirados por animales.

Hoy, las ruedas siguen moviendo en gran medida la economía global. Solamente el sector del transporte aporta aproximadamente el 4,4 % del PIB en España y se venden algo más de 5.400 millones de euros en neumáticos anualmente.

Sin la rueda, la economía y la sociedad actuales no serían las mismas. Hoy hay ruedas en todo tipo de vehículos, maquinaria industrial y agrícola, pequeños objetos cotidianos o grandes infraestructuras de producción de energía, entre otros muchos usos. No está mal para un artilugio con miles de años de existencia.

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