¿El motivo? Tal y como se describe en un artículo del Informe Mensual de diciembre de CaixaBank Research, China está viviendo un cambio del modelo productivo sin precedentes: “El gigante asiático está llevando a cabo un profundo cambio de su modelo productivo, alejándose del patrón inversor-exportador y fomentando el consumo de los hogares y el sector servicios”.
Sin duda, China está pasando por una desaceleración económica que se ve reflejada en uno de sus enclaves más estratégicos: Hong Kong. La estabilidad financiera de la isla podría verse afectada si, a esta desaceleración de la economía china, le sumamos la pérdida de la competitividad de las exportaciones causada por la apreciación del dólar de la región y el débil dinamismo de los mercados globales.
La economía de esta región, además, es muy dependiente del comercio y las finanzas internacionales, pues se basa principalmente en el comercio y la bolsa de valores, una de las más activas de Asia.
Sin embargo, con un producto interior bruto (PIB) per cápita cerca de los 39.000 euros en 2015, Hong Kong se posiciona actualmente como centro financiero estratégico y la región con menos deuda del mundo respecto a su PIB. Es decir, sus habitantes son los menos endeudados del mundo.
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