ECONOMÍA

Inflación hedónica y reduflación, las otras inflaciones

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Inflación hedónica y reduflación, las otras inflaciones
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CaixaBank

23 Marzo, 2022


¿Qué pasa cuando un producto que llevas años comprando baja en cantidad o calidad, pero mantiene su precio? ¿Y cuándo se te presenta un producto con cualidades mejoradas, que quizá no necesitas pero que te ves obligado a pagar, y el precio es elevado? Estos dos supuestos ocurren en la economía real y reciben los nombres de reduflación e inflación hedónica.

El término hedónico proviene del griego y hace referencia al concepto de placer. Por lo tanto, detrás de la inflación hedónica se encuentra el determinar cuánto placer extra nos puede generar una mejora en un producto o servicio a un mayor precio.

Veamos un ejemplo.

Tenemos un teléfono móvil que nos da un servicio perfecto, pero se avería y optamos por comprar uno nuevo similar. Sin embargo, ese modelo ya no se comercializa porque se han introducido nuevas gamas en el mercado con muchas más prestaciones.

¿Cuál es el problema? Que dado el uso que le damos a nuestro terminal, no vamos a sacar partido a esas mejoras. Y, aun así, tenemos que pagar por ellas porque necesitamos el producto.

Para ver el impacto real de este fenómeno en la cesta de la compra, se suelen emplear métodos de regresión hedónica. Para poder llevarlos a cabo es necesario un conocimiento muy especializado del producto, por lo que se suele aplicar a un número reducido de bienes. En España, por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) aplica modelos de regresión hedónica para hacer ajustes en lavadoras y televisores.

Reduflación: menos por más

Por su parte, la reduflación consiste en ofrecer menos cantidad de producto o la misma cantidad, pero de peor calidad sin variar el precio.

En la actualidad, por ejemplo, vemos que suben los precios de los cereales, del cartón o de los combustibles. Por lógica, debe haber subido el precio de una caja de cereales de desayuno de 300 gramos.

En nuestras recurrentes visitas al supermercado, comprobamos que el precio se mantiene igual desde 2019. ¿Por qué? Porque el fabricante de cereales mantiene el packaging, seguimos comprando la misma caja exacta, pero no nos hemos fijado en un detalle: en lugar de 300 gramos de producto, la caja contiene 270 gramos. Es decir, el precio se mantiene, pero no la cantidad del producto. Este cambio es fácil de comprobar, ya que la cantidad deber indicarse de manera clara en el envase.

Pero, ¿qué sucede con la calidad? La calidad del producto es, con frecuencia, difícil de comprobar. Un fabricante de cereales puede introducir cambios en los ingredientes o procesos que, como consumidor, no podemos detectar a la primera.

De esta manera, se produce un ahorro en el coste de fabricación del producto, que repercute en la calidad, pero no en el precio.

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