La mayoría de las personas que viven por debajo del umbral de la pobreza habitan dos regiones: Asia meridional y África subsahariana. Por sus características, es imprescindible atajar en ellas la pobreza rural y lograr el más difícil todavía: hacerlo de manera sostenible.
La FAO ya se ha puesto manos a la obra con una serie de programas para aumentar la productividad de las pequeñas explotaciones agropecuarias, promoviendo el uso y la gestión sostenible de los recursos naturales. Un ejemplo de ello es la mecanización agrícola sostenible que se está promoviendo en el África subsahariana, una zona donde dos tercios de la energía que se emplea en preparar la tierra para la agricultura procede de la fuerza humana. Este concepto abarca desde el empleo de herramientas manuales básicas y sencillas a equipos motorizados más sofisticados; es decir, desde animales de tiro a tractores.
Según la FAO, la mecanización ayuda a los pequeños productores a intensificar y ampliar la producción agrícola, al tiempo que permite que algunos miembros de la familia logren un empleo e ingresos fuera de la agricultura. Como cada vez hay más jóvenes africanos rurales que emigran a las ciudades, la falta de mano de obra, unida a una creciente demanda de alimentos por parte de las ciudades, puede convertirse en un grave problema en la región. En este sentido, la mecanización puede ayudar a los campesinos —que generalmente son mujeres o personas mayores— a seguir el ritmo de las necesidades de producción, contribuyendo a aumentar la seguridad alimentaria e, incluso, a mitigar el cambio climático.
Existe una amplia variedad de equipos agrícolas que facilitan, por ejemplo, la siembra de precisión con una perturbación mínima del suelo o la recolección y el transporte. Así, esas herramientas permiten la intensificación sostenible de la agricultura, que incluye la protección del suelo, amplios cultivos de cobertura y una labranza mínima.
Poner esos equipos a disposición de la población rural permite, además, que se creen nuevos e incluso mejores puestos de trabajo en estas zonas. Por ejemplo, gestores cualificados en maquinaria, mecánicos o distribuidores de repuestos. De hecho, existen cooperativas en Benín y Nigeria que ya ofrecen servicios de mecanización a sus miembros con resultados económicos y sociales positivos. También se han creado empresas en otros lugares dedicadas a la compra y alquiler de equipos a pequeños productores.