«La mitad de la población activa tiene problemas de empleo». «La población ocupada crece un 9 % en Badajoz en los últimos tres años».
Cuando leemos titulares de este estilo, ¿sabemos realmente a qué se refieren?
Población activa, población pasiva, población ocupada y población parada son cuatro conceptos que aparecen frecuentemente en informaciones sobre el mercado laboral. Sin embargo, no siempre tenemos muy claro a qué se refieren y en qué se diferencian. Es importante saber distinguirlos.
En este artículo, explicamos:
La población activa de un país es la que comprende a los ciudadanos que están en edad de trabajar. Este concepto abarca tanto a las personas que tienen un trabajo remunerado como a las que no lo tienen, pero buscan uno.
La encuesta de población activa considera personas activas a los mayores de 16 años que satisfacen las condiciones necesarias para su inclusión en cualquiera de esos dos subgrupos. Esas condiciones son las que establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Esta magnitud resulta especialmente útil para analizar la fuerza laboral que tiene disponible un territorio determinado. Por ejemplo, la tasa de actividad establece la relación entre la población que se encuentra en situación activa y el total de los mayores de 16 años.
Se utiliza para medir la intensidad de empleo y la capacidad productiva de una zona o de un segmento de la población.
Ahora que ya conocemos la población activa, tenemos la base para comprender qué es la población ocupada y en qué se diferencian ambas. Básicamente, podemos decir que la población ocupada es solamente una parte de la población activa.
Como comentábamos anteriormente, la población activa abarca a dos subgrupos de ciudadanos: los que tienen trabajo y los que no. La población ocupada sería el primero de estos subgrupos, es decir: la población mayor de 16 años que desarrolla un trabajo remunerado, ya sea por cuenta propia o ajena.
A partir de la población ocupada se calcula la tasa de ocupación o tasa de empleo. Este indicador relaciona a las personas mayores de 16 años que trabajan con el total de población en edad de trabajar.
Observar su evolución ayuda a conocer el grado de desarrollo de una economía y su capacidad tanto para crear empleo como para conservarlo.
El otro subgrupo que forma parte de la población activa es la población desocupada, desempleada o parada. Con estos términos nos referimos a la población mayor de 16 años que no tiene actualmente un trabajo remunerado, pero se encuentra disponible para ejercer uno y además lo busca activamente.
El número de desempleados dentro de un territorio o colectivo es una magnitud muy importante, porque se utiliza para calcular la tasa de desempleo sobre el total de población mayor de 16 años.
La tasa de desempleo es un indicador clave de la marcha del mercado laboral y la economía en general de un territorio. De hecho, se utiliza habitualmente para comparar la situación entre países, comunidades autónomas o poblaciones. También para evaluar el nivel de inserción laboral de un segmento de población determinado.
¿Dónde encuadramos entonces a las personas mayores de 16 años que no son población ocupada ni parada? Para estos ciudadanos que no tienen un empleo remunerado ni lo buscan se utiliza el concepto de población inactiva o pasiva.
Dentro de la población inactiva se encuentran, por ejemplo, las personas que se dedican al cuidado de su hogar, los estudiantes, los jubilados y pensionistas o quienes se encuentran incapacitados para trabajar. También los rentistas porque, aunque reciban remuneración, no están clasificados como ocupados ni parados.
Dentro de la población inactiva, resulta interesante conocer las razones por las que las personas ni trabajan por cuenta propia o ajena ni buscan una ocupación remunerada. La comparación entre segmentos de población ofrece resultados llamativos.
Según el INE, del total de personas que permanecen inactivas por cuidar a dependientes, el 89,9 % son mujeres. Además, personas jubiladas aparte, la razón principal por la que las mujeres no buscan empleo es el cuidado de niños o de adultos enfermos (19 %). Para ellos lo es acudir a cursos de enseñanza o formación (25 %).
Por otro lado, el análisis de la población según el nivel de formación alcanzado indica que los mayores porcentajes de hombres inactivos corresponden a educación superior, a la segunda etapa de educación secundaria con orientación general y a la primera etapa de educación secundaria y similar. Sin embargo, en las mujeres se da más en los segmentos de analfabetos, estudios primarios incompletos y educación primaria.