Prácticas para hacer tus transacciones de forma más segura
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Bankia
29 Noviembre, 2015
Esa democratización de la banca online y de otros muchos servicios en internet ha hecho que también aparezcan ciertos riesgos, y aquí es donde es necesario hacer hincapié en la seguridad de la información y, sobre todo, de nuestras transacciones bancarias.
Lo cierto es que hoy en día la banca online proporciona todo tipo de mecanismos para proporcionar garantías absolutas de la seguridad de la operativa en todo tipo de operaciones. Uno de los pilares de estos servicios es la diferenciación entre consulta de datos y realización de operaciones: normalmente podremos acceder a la información de nuestra cuenta con el tradicional usuario y contraseña -estado, movimientos, productos contratados-, pero para operar realmente -realizar pagos y transferencias, por ejemplo- necesitaremos una clave de operaciones que añade un nivel más de seguridad a todo el entramado de estos sistemas.
No solo eso: en todo momento se trabaja con protocolos seguros y con un cifrado de datos que impide que posibles “cotillas” traten de averiguar qué es lo que está pasando en ese momento entre nuestro ordenador y el servidor bancario. Aunque efectivamente puedan detectar que hay tráfico de datos, será muy difícil que logren descifrar esa información y la operativa en cada momento.
Aquí resulta conveniente, no obstante, tener cuidado con la forma en la que precisamente cuidamos de nuestras transacciones desde el origen, es decir, desde nuestro ordenador. Y para ello, cinco consejos básicos:
1. Actualizaciones: los sistemas operativos modernos (Windows, OS X) nos avisan de que existen actualizaciones para instalar con cierta frecuencia. No aplaces la instalación de esas mejoras, porque entre ellas suelen estar la resolución de diversas vulnerabilidades.
2. Redes WiFi: no es buena idea realizar operaciones bancarias conectándonos a redes WiFi abiertas y/o desconocidas, ya que tras ellas puede haber cibercriminales que las han montado gratuitamente para captar datos, o que simplemente saben cómo explotarlas para tratar de infiltrarse en nuestras comunicaciones. Siempre que podáis, entrad desde casa o desde la conexión de datos de vuestro móvil, pero no desde redes de datos ‘extrañas’.
3. Contraseñas: por mucho que nos cueste, elegir contraseñas fuertes es vital para proteger nuestros datos y, por supuesto, la seguridad de nuestras transacciones. Modificarlas con cierta frecuencia -cada mes o dos meses, por ejemplo- y no utilizar contraseñas simples ni la misma para diversos servicios (y menos si estos son tan sensibles como la banca online) es muy importante. No, “123456” no es una contraseña segura, como tampoco lo son las otras 9 más usadas en 2014. Aquí tienes algunas ideas para mejorarlas ;).
4. Conéctate a sitios conocidos: acceder a sitios web desconocidos puede darnos algún que otro susto. Es importante no dejarnos engañar por los ataques de phishing con los que se simula que estamos accediendo a la versión real de una web de banca (o de cualquier otro servicio) que en realidad no lo es.
5. Antivirus: los sistemas operativos proporcionan aplicaciones que protegen los equipos de las últimas amenazas malware, y aquí es importante mantener actualizados estos programas y tener también funcionando alguno de los cortafuegos (firewall) que también suelen integrar estos productos.
Esas prácticas pueden ser combinadas con algunos trucos interesantes, como por ejemplo el uso de sistemas de verificación en dos pasos siempre que sea posible. Los sistemas de banca online hacen uso de estas tecnologías para operar -no podremos realizar una transferencia hasta introducir un PIN que llega a nuestro móvil, por ejemplo-, pero además podemos aprovechar estos sistemas en otros servicios como el correo electrónico (Google y Microsoft lo ofrecen en sus servicios Gmail y Outlook, por ejemplo), o el almacenamiento de datos online (Dropbox y Google Drive, por ejemplo).
También es interesante el uso de sesiones privadas de navegación -todos los navegadores actuales proporcionan esos “modos de incógnito“, ya que en ellos no se guarda el historial de navegación, las cookies u otros datos de esas sesiones. Podemos ir más allá y utilizar virtualización para usar todo un sistema operativo independiente para las transacciones bancarias. Esto significa que utilizaríamos por ejemplo Windows normalmente, pero que para acceder a nuestro banco no usaríamos un navegador en Windows: abriríamos nuestro programa de virtualización (VirtualBox es una buena opción), iniciaríamos un sistema operativo temporal allí (por ejemplo, una versión de prueba de Ubuntu Linux) y abriríamos en esa sesión temporal un navegador como Firefox, con el que operaríamos de la misma forma que bajo Windows, pero con esa protección que da estar trabajando en una máquina virtual aislada, temporal e independiente. Esto, no obstante, requiere cierta base técnica –aquí hay un buen tutorial, por ejemplo- y por supuesto más predisposición a esforzarse para proteger aún más esas operaciones online.
Por último, pero no por ello menos importante, otro paso clave para mantenernos a salvo en caso de problemas: las copias de seguridad. Los servicios en la nube ayudan en ese apartado y muchos guardamos fotos, vídeos y documentos varios en servicios como Dropbox, iCloud, Google Drive o OneDrive, pero también es conveniente hacer de cuando en cuando una copia de todos esos datos de interés en nuestro ordenador e incluso en un sistema de almacenamiento externo -un pendrive USB o un disco duro externo- para tener aún más tranquilidad en esa seguridad de las transacciones. De este modo, si algo ocurre, siempre tendremos la posibilidad de no perder datos gracias a esas copias de seguridad.