El certificado energético de una vivienda es un documento oficial que recoge información sobre las características energéticas de la misma.
Ha de ser elaborado por un técnico habilitado para ello, que recopila, analiza y refleja en el documento datos sobre el consumo energético de la vivienda en condiciones habituales de ocupación: consumo de electricidad, iluminación, calefacción, refrigeración, ventilación, calefacción o agua caliente.
Otro de los aspectos que pesan en esta valoración son las medidas de aislamiento y ahorro energético de las que dispone la vivienda: cerramientos, carpinterías, ventanas y sistemas de climatización también son objeto de análisis. El técnico, además, elaborará un esquema de la vivienda con su superficie.
Con toda esta información, el técnico emite una valoración que se refleja en una letra, donde la A expresa la máxima eficiencia energética y la G, la mínima. Se acompaña este informe con recomendaciones para mejorar la eficiencia de la vivienda. Una vez obtenido el certificado, hay que registrarlo en el organismo autonómico correspondiente. Este trámite puede corresponder al propietario o al propio técnico, según hayan pactado en su contratación de servicios.
Todas las viviendas que vayan a venderse o alquilarse deben contar con su correspondiente certificado de eficiencia energética. Con esto, el potencial comprador o inquilino tendrá toda la información sobre el gasto energético de la vivienda.
Esta calificación energética también es clave para ciertas ayudas. Algunas comunidades autónomas ofrecen subvenciones para mejorarla a través de financiación de obras (por ejemplo, mejora de cerramientos o cambio a calderas más eficientes). La Agencia Tributaria también cuenta con deducciones temporales por las cantidades invertidas en obras de rehabilitación con el objetivo de mejorar la calificación energética de las viviendas. Ambas líneas de ayudas son compatibles.
El certificado ha de estar actualizado, es decir, si se realizan cambios en la vivienda que puedan afectar a la eficiencia energética, es preciso realizar un nuevo certificado. Los certificados tienen una validez de 10 años, salvo aquellos con una calificación G, que deben renovarse cada 5 años, recoge el Real Decreto 390/2021.
El Real Decreto 390/2021 cita las siguientes excepciones: edificios históricos o monumentos, edificios religiosos y de culto, edificios de superficie útil menor de 50 metros cuadrados, viviendas prefabricadas y efímeras, edificios con un uso de menos de 4 meses al año.
El IDAE ofrece algunas recomendaciones para mejorar el nivel de eficiencia energética:
En definitiva, el consumo de energía de una vivienda genera un impacto directo en nuestro bolsillo y nuestra calidad de vida. Por ello, es fundamental disponer de toda la información si vamos a comprar o alquilar y tener en mente cuáles son las mejoras necesarias para elevar la eficiencia energética en sus sistemas de climatización y producción de agua caliente, así como la calidad de las instalaciones. Gracias al certificado de eficiencia energética podemos conocer esa información.