El rinoceronte negro y el rinoceronte blanco son las dos subespecies que habitan la sabana africana. Pero el rinoceronte negro afronta la amenaza de la caza furtiva, la principal causa de la desaparición masiva de ejemplares en las últimas décadas, que ha abocado a este mamífero a entrar en la lista de especies en peligro de extinción.
Los últimos censos (2018) constatan la existencia de poco más de 5.000 individuos, repartidos en diversos países del sur de África como Namibia, Angola, Kenia, Tanzania, Zimbabue, Mozambique y Sudáfrica.
Para salvarlos, el Banco Mundial ha lanzado un bono que contribuirá a proteger a los rinocerontes de dos reservas, el Parque Nacional Addo Elephant (AENP) y la Reserva Natural Great Fish River (GFRNR), ambas en Sudáfrica.
Se trata de un Bono de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial de 150 millones de euros a 5 años con vencimiento en marzo de 2027 que alterna un bono de uso de ingresos con un mecanismo que se activa por medio de resultados que disponen de una fuente adicional de financiación para la protección del rinoceronte negro.
El emisor de los bonos, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), no hará pagos de cupones a los inversores, sino que destinará los fondos a la conservación de la especie en extinción.
En el momento del vencimiento, los inversores obtendrán el rescate del bono. Pero, además, si el resultado es positivo (se cumplen los objetivos de conservación del rinoceronte), los inversores recibirán un pago final en función del éxito del resultado.
Según el Banco Mundial, se trata de un producto innovador que aprovecha los mercados de capital para recaudar fondos de inversores privados sin aumentar la deuda soberana de Sudáfrica.
Una de las ventajas que destaca el Banco Mundial es que este bono no es solo atractivo por su rendimiento total, sino también por los resultados directos y medibles. Incluso espera que se convierta en un modelo de público-privado que se pueda replicar para ayudar a mejorar la biodiversidad de otros lugares del mundo.
Se financiarán las dos reservas sudafricanas que ya hemos mencionado, que juntas aúnan 153.000 hectáreas. La protección del rinoceronte, además, repercutirá de manera positiva en el resto de especies que conviven con él. Finalmente, el beneficio se hará extensivo a las comunidades locales, eminentemente rurales, a través de la generación de empleo gracias a la industria del turismo respetuoso, sostenible y consciente.
