El renting o leasing de vehículos de bajas emisiones es una solución especialmente interesante para empresas que operan en núcleos urbanos y deseen seguir haciéndolo. También para aquellas que tengan como objetivo reducir el impacto ambiental de su actividad.
Las recientes restricciones de movilidad urbana penalizan el uso de vehículos contaminantes en las conocidas como zonas de bajas emisiones. Además, los consumidores exigen cada vez más que las empresas reduzcan su impacto ambiental. Por eso, cada día más negocios buscan en soluciones como el renting o leasing de vehículos de bajas emisiones una manera de adaptar su flota al nuevo contexto.
Las zonas de bajas emisiones (ZBE, LEZ en inglés) son cada vez más populares en los núcleos urbanos debido a la necesidad indiscutible de los vecinos de respirar aire limpio. A pesar de que en estos centros el uso del vehículo privado es menor que en otras zonas, la concentración y densidad hacen que los gases se acumulen. Por eso, reducir el número de vehículos con tubo de escape es prioritario.
Con un crecimiento radial que se extiende desde el centro urbano y cubre gradualmente más y más área de la ciudad —en el futuro llegará a ser su totalidad—, las empresas que quieran seguir trabajando dentro de un área ZBE necesitarán adaptar su flota a la nueva normativa, ya sea mediante un vehículo ECO, de bajas emisiones, híbrido, etc., según marque la ZBE en cuestión.
Es aquí donde entran el renting y el leasing como solución para seguir accediendo a las zonas de bajas emisiones. Las condiciones de alquiler de flota son perfectas para poder optar por aquellos vehículos que sí pueden circular, convirtiéndose en una interesante alternativa para no perder cuota de mercado.
Entre los sectores que podrán aprovechar este tipo de movilidad se encuentran las empresas de reparto y mensajería, los servicios comerciales, los servicios técnicos a domicilio, furgonetas de carga en obras y otros dependientes de vehículos privados.
Para las empresas, la ventaja principal de alquilar vehículos de bajas o nulas emisiones es la de poder circular sin restricciones. Dicho de otra forma, conservar la flexibilidad en materia de movilidad que se tenía anteriormente, pero dentro del nuevo modelo de ciudad.
Relacionada con esta ventaja se encuentra la de poder cambiar de vehículo cada cierto tiempo según vaya avanzando la ZBE, o según vaya cambiando la normativa. Como ejemplo, un área ahora central que permita circular a furgonetas diésel de 2010 o vehículos más nuevos, dentro de cinco años podría permitir solo aquellas de 2005 en adelante, lo que implicaría cambiar toda la flota. Además, es de esperar que esa área crezca con el tiempo para que la ciudad se descarbonice.
El renting flexible, una modalidad que permite la suscripción temporal a cierto vehículo, es una opción muy interesante tanto a la hora de acceder a una ZBE específica como si se busca ir reduciendo emisiones de forma paulatina.
El alquiler de vehículos es, además de una forma de ir desplazando los vehículos más contaminantes lejos del espacio social compartido con las personas, un modo de reducir el impacto año a año a medida que modelos más ecológicos lleguen a los concesionarios.
Así, los vehículos más contaminantes rodarán “lejos” de la gente, por carretera, hasta que sean sustituidos por nuevas generaciones al final de su vida útil. Durante ese tiempo habrán optimizado su coste ambiental, y pasarán a ser reciclados como parte de la economía circular.
Los vehículos motorizados privados como los coches o las motos pasan el 97 % de su vida útil aparcados, lo que implica que solo una veinteava parte de las emisiones e impacto necesarios para su fabricación resulta “útil” o puede usarse. El resto se desperdicia. Es por ello que cuantas más personas usen el mismo vehículo durante cierto tiempo, menos emisiones e impacto per cápita habrá.
El caso del alquiler de vehículos por minutos (MaaS o movilidad como servicio) es la opción de menos impacto respecto a la tenencia, seguido del renting por días, semanas, meses, años, etc. Y, sin duda, ayuda disponer de una flota de leasing en la oficina que los trabajadores puedan usar de forma compartida o rotativa.
“Alquilar”, frente a “tener” ahorra emisiones debido a que se maximiza el factor de simultaneidad. Esto significa que el vehículo se usa más tiempo y se aprovechan mejor las emisiones necesarias para su fabricación, que son elevadas.
¿Qué significa esto último? Que una empresa que tenga por objetivo reducir su impacto ambiental podría ir desplazando su flota en propiedad por vehículos de renting o leasing, a ser posible compartidos por los trabajadores.
El alquiler de vehículos supone una alternativa interesante a la hora de reducir emisiones e impacto ambiental empresarial, así como de asegurar la movilidad de la empresa ante un escenario de descarbonización.