Una sociedad en permanente transformación plantea incontables desafíos, también en el ámbito profesional.
Según el Foro Económico Internacional, la tecnología seguirá siendo el principal impulsor de los negocios en los próximos cinco años. Esta tendencia es precisamente la que provocará una rotación estructural del mercado laboral que afectará al 23 % de los empleos en ese periodo de tiempo.
A este cambio se une el aumento de la esperanza de vida, que hace que la edad de jubilación se retrase y las carreras profesionales cada vez se prolonguen más, lo que nos obliga a actualizar nuestros conocimientos y capacidades.
Y es aquí donde surgen el reskilling y upskilling.
Ambos conceptos tienen que ver con la adopción de nuevas habilidades, pero tienen sus matices. El reskilling supone adquirir nuevas capacidades con el objetivo de desempeñar funciones distintas a las que se desempeñan hasta ahora, mientras que el upskilling implica mejorar, ampliar o actualizar las competencias que ya se tienen para el desempeño de las funciones.
A estos dos conceptos se suman las denominaciones de las competencias:
Softskills: también llamadas competencias blandas o habilidades, tienen que ver con las aptitudes de comportamiento. Son el pensamiento crítico, resolución de problemas, liderazgo, flexibilidad, innovación, creatividad…
Hardskills: también denominadas competencias duras o conocimientos, tienen que ver con capacitaciones técnicas.
El estudio “The future of Jobs Report 2023” del Foro Económico Mundial enumera las áreas que más actualización en competencias demandan.
El pensamiento analítico representará el 10 % de las iniciativas de formación, seguido del pensamiento creativo, que concentrará el 8 % de las iniciativas de formación. La capacitación de los trabajadores para utilizar IA y big data ocupa el tercer lugar entre las prioridades de capacitación de habilidades de la empresa en los próximos cinco años y será priorizada por el 42 % de las empresas encuestadas, concentrando el 9 % de sus esfuerzos en capacitación.
El informe también destaca otras líneas como el diseño y experiencia de usuario, la administración ambiental, marketing y medios o redes y ciberseguridad. Liderazgo e influencia social, resiliencia, flexibilidad y agilidad son otros asuntos en los que las empresas invertirán para optimizar la capacitación de sus plantillas.
Dos tercios de las empresas esperan ver un retorno de la inversión en capacitación dentro de un año de la inversión, a través de la mejora en la productividad, movilidad o mayor satisfacción del trabajador.
Como consecuencia, se genera el concepto del aprendizaje continuo, que responde a la velocidad con la que los cambios se producen en nuestro entorno y se transmiten al mercado laboral.
Una mentalidad de aprendizaje continuo mejora la productividad y satisfacción de equipos, así como la sostenibilidad de la propia empresa. Por ello, las empresas han comenzado a asumir que su éxito depende de las competencias de sus equipos y de su capacidad de adaptación frente a las transformaciones que experimentamos. De este modo, también ayudan a retener y atraer el talento y las hace más competitivas.
El reskilling, upskilling y el aprendizaje continuo cobran sentido en el segmento del talento sénior, es decir, trabajadores mayores de 55 años, que presentan más dificultades de incorporarse al mercado laboral con éxito.
La Fundación Adecco asegura que el 75 % de los parados mayores de 55 años estiman que no volverán a trabajar y que casi la mitad de los profesionales de Recursos Humanos descartan automáticamente candidaturas presentadas por personas mayores de 55 años.
Por ello, el reskilling y upskilling son fundamentales para que estos trabajadores adquieran las habilidades necesarias que hagan que sus perfiles sean competitivos en el mercado laboral, dando la posibilidad de que su talento y experiencia puedan aportar de manera activa en equipos profesionales.
