Oír mejor, trabajar más seguro o protegerte frente a enfermedades futuras. Y todo ello, gracias a la camiseta que te pones por la mañana. La ropa inteligente puede parecer cosa de un armario futurista, pero lo cierto es que está cada vez más cerca del tuyo. Al menos así se desprende de los últimos avances en esta tecnología.
Esa capacidad de la ropa para cambiar tu día a día, en realidad, parte de un principio muy antiguo. “Los tejidos, por su composición y estructura, se han utilizado tradicionalmente como absorbentes acústicos”, dice en un artículo de Nature el grupo de investigación que ha descubierto recientemente una forma de fabricar tejidos capaces de actuar como micrófonos.
Su tela integra una tecnología que convierte vibraciones mecánicas en señales eléctricas de forma similar a como lo hace un micro: con piezoelectricidad.
El ruido, en realidad, son ondas sonoras, un tipo de vibración acústica que provoca, a su vez, una variación en la presión atmosférica. Esta es la razón por la que, a veces, puedes sentir la música sobre tu piel cuando está muy alta. También es el motivo por el que las hojas de las plantas situadas junto a altavoces “bailan” al ritmo de la canción.
El nuevo tejido, fabricado con ayuda de ingenieros del MIT y colaboradores de la Escuela de Diseño de Rhode Island, es capaz de traducir la vibración del sonido en electricidad, utilizando un mecanismo llamado piezoelectricidad. Es decir, su tecnología es capaz de actuar como un micrófono.
Esto sucede porque han añadido una nueva capa a la prenda, utilizando un material piezoeléctrico entretejido con tela. Cuando este tipo de materiales se comprimen, estiran, doblan o retuercen, generan diferencias de potencial eléctrico que inician pequeñas corrientes.
Cómo será la corriente eléctrica resultante dependerá de la forma en que se hayan deformado estas nuevas fibras, lo que las convierte en micrófonos de relativa alta calidad, o lo que es lo mismo, en micrófonos de tela que se pueden convertir en prendas de ropa que, a su vez, se pueden lavar y vestir sin problema.
La ropa inteligente tiene multitud de aplicaciones, más allá de las más comunes, como ayudar a optimizar entrenamientos.
De hecho, se estudia ya la aplicación de zapatos especiales para ayudar a las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular a recuperarse y trajes que nos permitan sentirnos mejor física y emocionalmente. Incluso existen tejidos capaces de actuar como aire acondicionado corporal, al reducir la temperatura corporal hasta 5 ºC.
En el caso específico de la ropa inteligente a base de tejido acústico, las posibles aplicaciones de esta tecnología van desde el propio entorno de los wearables de salud y bienestar a un mejor conocimiento del espacio exterior.
La monitorización cardíaca hace que este tejido tenga una infinidad de aplicaciones en medicina y prevención de enfermedades. Desde el seguimiento de pacientes en sus domicilios a las aplicaciones hospitalarias, los pulsómetros vestibles pueden ayudar a encontrar patologías antes de que aparezcan.
Yoel Fink, uno de los investigadores que han desarrollado esta tecnología, le ve muchas posibilidades en maternidad y embarazo, por su capacidad para monitorizar los latidos de un bebé mientras está en el vientre de su madre.
Una de las aplicaciones sociales más relevantes de este trabajo es la posibilidad de hacer uso de este tejido como audífono “de mano” (o de torso, en este caso). Personas con dificultades para oír hacen uso frecuente de micrófonos que amplían el volumen o bien traducen la señal a un impulso mecánico.
Esto podría eliminar también el uso de micrófonos convencionales en espectáculos o en el cine y simplificar mucho las exposiciones en eventos y clases.
La ropa inteligente de seguridad, especialmente diseñada para entornos peligrosos o industriales, puede salvar vidas. Al detectar la fuente del ruido o ser capaz de monitorizar latidos, puede advertir a operarios que trabajen junto a maquinaria pesada, así como prevenir dolencias cardíacas o servir como elemento de monitorización en caso de colapso en entornos como las minas.
Aunque este tejido se ha diseñado, en principio, hacia el uso humano, lo cierto es que tiene muchas más aplicaciones potenciales, algunas de ellas extraordinarias. Los autores proponen que este tipo de telas puede escuchar el impacto del polvo espacial en naves, así como detectar grietas y tensiones en edificios o monitorizar peces en los océanos por su sonido.
Dicho de otra forma, este tejido, que solo añade un +0,1 % de volumen a las prendas, puede ser usado en campos como el estudio del medioambiente, la ingeniería aeroespacial o el urbanismo, entre muchísimos otros campos.
El tejido acústico también podría ayudar a aumentar la seguridad de las personas mayores, dado que golpes como las caídas producen un tipo de ruido muy específico. Y lo mismo es aplicable a las fuerzas de seguridad ante conatos de violencia, ya que estos golpes pueden activar señales de aviso.
Para entender el potencial de esta tecnología solo hay que imaginar todos los lugares en los que hoy ayuda un micrófono, y repensar adaptaciones que utilicen un micrófono embebido en tela. Si multiplicamos ese potencial por las capacidades que se pueden añadir a un tejido, como por ejemplo medir la temperatura o percibir el movimiento, podremos hacernos una idea de todo lo que nuestro armario del futuro podrá hacer por nosotros.