¿Se está japonizando la eurozona?
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CaixaBank
17 Abril, 2015
Los problemas que hace tiempo que afectan a la economía japonesa, centrados en un bajo ritmo de crecimiento de su PIB, han dado fuerza al uso del término “japonización” en relación con la situación que está experimentando la eurozona. Las delicadas condiciones del país no se deben a un síntoma pasajero, sino que tienen dos fuerzas estructurales como causa: la demografía y la productividad. En el artículo “¿Se está japonizando la eurozona?: demografía y productividad” , publicado en el Dossier del informe de abril de ”la Caixa” Research, se analizan estas causas para evaluar hasta qué punto el lento proceso de recuperación de la eurozona se debe a factores similares a los que han marcado Japón.
La demografía es un determinante clave del crecimiento económico a largo plazo. En Japón, ha aumentado la esperanza de vida y se ha reducido la natalidad. Son dos circunstancias que tienen un impacto directo en el PIB a través de una disminución de la fuerza laboral. Además, el envejecimiento de la población comporta que la visión conservadora característica de esta franja de edad lleve a las familias a colocar sus ahorros en activos financieros menos arriesgados y, en consecuencia, menos productivos.
Una de las principales preocupaciones que genera la disminución de la tasa de crecimiento del PIB es la sostenibilidad de la deuda, especialmente la pública. Para afrontar su vejez, los ciudadanos nipones han amasado buena parte de los bonos. Esta circunstancia puede entrar en conflicto con la necesidad de aumentar el gasto público en pensiones y en sanidad, a causa, precisamente, del envejecimiento de la población.
Aunque la eurozona también está sufriendo un importante proceso de envejecimiento de la población, la inmigración despunta como una herramienta potencialmente muy poderosa para contrarrestarla, solución con la que Japón no cuenta.
Un segundo factor clave para la capacidad de crecimiento a largo plazo de una economía es la productividad. A grandes rasgos, el nivel de productividad en 2013 fue menor que el de Estados Unidos tanto en Japón (36%) como en la eurozona (24%). No obstante, la reducción del número de horas trabajadas y de la población empleada explica el menor crecimiento del PIB japonés, mientras que en la eurozona se debe a una peor evolución de la productividad laboral. En este sentido, desgraciadamente, la eurozona no se está japonizando.
Aunque haya diferencias, la eurozona comparte algunas dolencias con Japón. Los remedios que deben aplicarse también son parecidos, con algunas particularidades. Para el gobierno nipón, es necesario profundizar en las reformas estructurales mediante un aumento del porcentaje de población trabajadora e intensificando la competencia. En la eurozona, aún queda camino por recorrer en el ámbito de las reformas, pero es esencial avanzar en el proyecto de construcción europea: sin acuerdos políticos que permitan impulsar la construcción de una verdadera unión económica será muy difícil solucionar las dolencias estructurales del conjunto de la eurozona.
Si quieres conocer más en profundidad este análisis y otros temas económicos y financieros del momento, te invitamos a leer el último número del informe mensual de ”la Caixa” Research. También puedes seguir @laCaixaResearch para estar al día de la actualidad económica y financiera.
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