> estudios – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 Hashtags, las nuevas pancartas digitales https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/hashtags-las-nuevas-pancartas-digitales/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/hashtags-las-nuevas-pancartas-digitales/#respond Fri, 20 Aug 2021 15:38:40 +0000 u0182631@act.glc.es CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=52104

Primero revolucionaron la manera que tenemos de buscar cosas en internet y compartirlas. Poco después, pasaron a convertirse en motores de pequeñas y grandes causas en la red. Hoy, tienen el poder de sacar del anonimato un pequeño asunto local hasta despertar el interés de medios y ciudadanos de todo el mundo. Los hashtags o etiquetas se han convertido en una poderosa herramienta con el paso de los años.

Hoy, estas sencillas expresiones precedidas de una almohadilla son capaces de movilizar a miles de personas a nivel global. Aunque Twitter ha sido la red social que más las ha popularizado, su historia se remonta algún tiempo atrás.

Etiquetas para poner orden

Fue en 1988 —algo así como la prehistoria de internet— cuando se dejaron ver por primera vez palabras precedidas de una almohadilla. Era una solución que permitía poner orden en grupos y temas en IRC (Internet Relay Chat), uno de los primeros sistemas que permitían debatir en tiempo real con personas de todo el mundo y a través de la pantalla de un ordenador.

Gracias a este sistema de etiquetado, los usuarios podían localizar fácilmente discusiones de su interés y participar en ellas. Algunos de ellos se convirtieron años después, a su vez, en usuarios de Twitter y propusieron trasladar el ingenioso sistema de clasificación en IRC a esta plataforma social.

Uno de los primeros hashtags en tener éxito dentro de Twitter fue #SanDiegoFire, durante un importante incendio que tuvo lugar en 2007 en esta zona de Estados Unidos. Un desarrollador informático y usuario de Twitter decidió encender la televisión para compartir con otras personas lo que estaba ocurriendo de manera rápida y fiable. La etiqueta #SanDiegoFire le ayudó a difundir decenas de noticias durante días. También permitió a muchos otros usuarios probar este sistema que les ayudaba a enfocarse en un tema específico que les interesaba especialmente, y a eliminar contenido irrelevante de sus propios tablones de noticias.

El prólogo de las grandes conversaciones

El sistema de etiquetas fue evolucionando con el paso de los años, extendiéndose por las distintas plataformas sociales y multiplicando sus funciones. Ha servido para que ciudadanos de todo el mundo pudieran participar en las grandes conversaciones sobre temas globales. Grandes catástrofes, movimientos sociales, atentados terroristas o manifestaciones culturales son solo algunos ejemplos de eventos que han multiplicado exponencialmente su alcance gracias a un hashtag.

Que estas etiquetas se convirtieran en un vehículo para dar difusión a distintas reivindicaciones y que se utilizaran para compartir experiencias que, de otro modo, quedarían silenciadas, fue solo cuestión de tiempo.

La nueva pancarta digital

Efectivamente, el uso de hashtags se ha convertido en la mejor herramienta disponible para viralizar una reivindicación. Activistas y movimientos sociales de todo el mundo las emplean para dar a conocer sus causas, pero no solo ellos. También ciudadanos individuales las emplean para pedir ayuda o dar a conocer su situación, con la esperanza de que alguien recoja el guante y utilice su etiqueta para darle difusión.

Son muchos los ejemplos de etiquetas que han trascendido las redes sociales para tomar el testigo de las pancartas que se suelen ver en las manifestaciones.

#MedulaparaMateo

Tal vez el hashtag #MedulaParaMateo ha hecho más por la difusión de la donación de médula ósea en España que cualquier otra campaña. Fue la iniciativa puesta en marcha en 2013 por la familia de un bebé llamado Mateo que padecía leucemia. Necesitaban encontrar un donante compatible cuanto antes y las posibilidades de hacerlo se multiplicaban si ciudadanos de todo el mundo se registraban como tales.

La repercusión de esta campaña fue enorme: deportistas de élite, actores y músicos de talla internacional contribuyeron a darle difusión tanto en España como en otros países. Finalmente, apareció un donante para Mateo y la campaña se convirtió en la primera viral contra el cáncer infantil.

#MeToo

Este es uno de los ejemplos más claros sobre cómo un movimiento social puede alcanzar dimensión global gracias a un hashtag. Me Too comenzó en 2007 como una iniciativa que permitía a personas de todo el mundo compartir su historia como víctimas de acoso y abusos sexuales.

Diez años más tarde, a raíz de las acusaciones contra el productor Harvey Weinstein, Me Too se convirtió en #MeToo, un hashtag que permitió visibilizar el alcance real de este problema, al compartirlo víctimas de todo el mundo. Solo entre octubre y diciembre de ese año, la etiqueta se utilizó en Twitter y Facebook más de seis millones de veces.

#BlackLivesMatter

El movimiento Black Lives Matter surgió en 2013. Alicia Garza, una joven estadounidense, conmocionada por el veredicto absolutorio a un policía que había matado a un adolescente negro, escribió la frase en un post de Facebook, que una amiga suya convirtió en hashtag y que se viralizó prácticamente de inmediato.

Desde entonces, el movimiento Black Lives Matter ganó en organización e infraestructura y creció con las protestas que siguieron a las muertes de otros ciudadanos negros a manos de policías. Aquel hashtag que sirvió de desahogo a Alicia Garza, se convirtió en consigna en múltiples protestas contra la brutalidad policial en Estados Unidos, un problema sobre el que logró captar la atención de ciudadanos de todo el mundo.

#YoTambiénTengoAlzheimer

El uso de hashtags se sofistica cada vez más y un buen ejemplo en este sentido fue la campaña #YoTambiénTengoAlzheimer, promovida en 2020 por la Fundación Alzheimer Cataluña, con la que se pretendía visibilizar tanto la enfermedad como la vida de las personas que acompañan a pacientes con Alzheimer.

Con esta acción, los usuarios de Twitter que incluyeran el hashtag #YoTambiénTengoAlzheimer y mencionaran a la organización en sus publicaciones, recibían una respuesta con un enlace que les permitía ver cómo su perfil comenzaba a desaparecer, como los recuerdos de una persona con esta enfermedad. De crear esa ilusión se encargaba un bot que creaba un espejo del perfil en un servidor externo.

Aunque no son un invento reciente, los hashtags continúan cumpliendo con su función de dar a conocer causas y compartir experiencias. Desde su primer uso para poner orden en las publicaciones, estas pequeñas consignas han ganado en popularidad y capacidad de movilización con el paso del tiempo.

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Primero revolucionaron la manera que tenemos de buscar cosas en internet y compartirlas. Poco después, pasaron a convertirse en motores de pequeñas y grandes causas en la red. Hoy, tienen el poder de sacar del anonimato un pequeño asunto local hasta despertar el interés de medios y ciudadanos de todo el mundo. Los hashtags o etiquetas se han convertido en una poderosa herramienta con el paso de los años.

Hoy, estas sencillas expresiones precedidas de una almohadilla son capaces de movilizar a miles de personas a nivel global. Aunque Twitter ha sido la red social que más las ha popularizado, su historia se remonta algún tiempo atrás.

Etiquetas para poner orden

Fue en 1988 —algo así como la prehistoria de internet— cuando se dejaron ver por primera vez palabras precedidas de una almohadilla. Era una solución que permitía poner orden en grupos y temas en IRC (Internet Relay Chat), uno de los primeros sistemas que permitían debatir en tiempo real con personas de todo el mundo y a través de la pantalla de un ordenador.

Gracias a este sistema de etiquetado, los usuarios podían localizar fácilmente discusiones de su interés y participar en ellas. Algunos de ellos se convirtieron años después, a su vez, en usuarios de Twitter y propusieron trasladar el ingenioso sistema de clasificación en IRC a esta plataforma social.

Uno de los primeros hashtags en tener éxito dentro de Twitter fue #SanDiegoFire, durante un importante incendio que tuvo lugar en 2007 en esta zona de Estados Unidos. Un desarrollador informático y usuario de Twitter decidió encender la televisión para compartir con otras personas lo que estaba ocurriendo de manera rápida y fiable. La etiqueta #SanDiegoFire le ayudó a difundir decenas de noticias durante días. También permitió a muchos otros usuarios probar este sistema que les ayudaba a enfocarse en un tema específico que les interesaba especialmente, y a eliminar contenido irrelevante de sus propios tablones de noticias.

El prólogo de las grandes conversaciones

El sistema de etiquetas fue evolucionando con el paso de los años, extendiéndose por las distintas plataformas sociales y multiplicando sus funciones. Ha servido para que ciudadanos de todo el mundo pudieran participar en las grandes conversaciones sobre temas globales. Grandes catástrofes, movimientos sociales, atentados terroristas o manifestaciones culturales son solo algunos ejemplos de eventos que han multiplicado exponencialmente su alcance gracias a un hashtag.

Que estas etiquetas se convirtieran en un vehículo para dar difusión a distintas reivindicaciones y que se utilizaran para compartir experiencias que, de otro modo, quedarían silenciadas, fue solo cuestión de tiempo.

La nueva pancarta digital

Efectivamente, el uso de hashtags se ha convertido en la mejor herramienta disponible para viralizar una reivindicación. Activistas y movimientos sociales de todo el mundo las emplean para dar a conocer sus causas, pero no solo ellos. También ciudadanos individuales las emplean para pedir ayuda o dar a conocer su situación, con la esperanza de que alguien recoja el guante y utilice su etiqueta para darle difusión.

Son muchos los ejemplos de etiquetas que han trascendido las redes sociales para tomar el testigo de las pancartas que se suelen ver en las manifestaciones.

#MedulaparaMateo

Tal vez el hashtag #MedulaParaMateo ha hecho más por la difusión de la donación de médula ósea en España que cualquier otra campaña. Fue la iniciativa puesta en marcha en 2013 por la familia de un bebé llamado Mateo que padecía leucemia. Necesitaban encontrar un donante compatible cuanto antes y las posibilidades de hacerlo se multiplicaban si ciudadanos de todo el mundo se registraban como tales.

La repercusión de esta campaña fue enorme: deportistas de élite, actores y músicos de talla internacional contribuyeron a darle difusión tanto en España como en otros países. Finalmente, apareció un donante para Mateo y la campaña se convirtió en la primera viral contra el cáncer infantil.

#MeToo

Este es uno de los ejemplos más claros sobre cómo un movimiento social puede alcanzar dimensión global gracias a un hashtag. Me Too comenzó en 2007 como una iniciativa que permitía a personas de todo el mundo compartir su historia como víctimas de acoso y abusos sexuales.

Diez años más tarde, a raíz de las acusaciones contra el productor Harvey Weinstein, Me Too se convirtió en #MeToo, un hashtag que permitió visibilizar el alcance real de este problema, al compartirlo víctimas de todo el mundo. Solo entre octubre y diciembre de ese año, la etiqueta se utilizó en Twitter y Facebook más de seis millones de veces.

#BlackLivesMatter

El movimiento Black Lives Matter surgió en 2013. Alicia Garza, una joven estadounidense, conmocionada por el veredicto absolutorio a un policía que había matado a un adolescente negro, escribió la frase en un post de Facebook, que una amiga suya convirtió en hashtag y que se viralizó prácticamente de inmediato.

Desde entonces, el movimiento Black Lives Matter ganó en organización e infraestructura y creció con las protestas que siguieron a las muertes de otros ciudadanos negros a manos de policías. Aquel hashtag que sirvió de desahogo a Alicia Garza, se convirtió en consigna en múltiples protestas contra la brutalidad policial en Estados Unidos, un problema sobre el que logró captar la atención de ciudadanos de todo el mundo.

#YoTambiénTengoAlzheimer

El uso de hashtags se sofistica cada vez más y un buen ejemplo en este sentido fue la campaña #YoTambiénTengoAlzheimer, promovida en 2020 por la Fundación Alzheimer Cataluña, con la que se pretendía visibilizar tanto la enfermedad como la vida de las personas que acompañan a pacientes con Alzheimer.

Con esta acción, los usuarios de Twitter que incluyeran el hashtag #YoTambiénTengoAlzheimer y mencionaran a la organización en sus publicaciones, recibían una respuesta con un enlace que les permitía ver cómo su perfil comenzaba a desaparecer, como los recuerdos de una persona con esta enfermedad. De crear esa ilusión se encargaba un bot que creaba un espejo del perfil en un servidor externo.

Aunque no son un invento reciente, los hashtags continúan cumpliendo con su función de dar a conocer causas y compartir experiencias. Desde su primer uso para poner orden en las publicaciones, estas pequeñas consignas han ganado en popularidad y capacidad de movilización con el paso del tiempo.

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Las nuevas referentes STEM se abren paso https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/las-nuevas-referentes-stem-se-abren-paso/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/las-nuevas-referentes-stem-se-abren-paso/#respond Wed, 10 Feb 2021 18:06:54 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39984

Son mayoría en las aulas universitarias de España, pero su presencia es mucho más discreta en aquellas en las que se imparten las conocidas como disciplinas STEM. Las mujeres ocupan, en concreto, el 54,8% de las matrículas, según datos procedentes del Sistema Universitario Español. Un porcentaje que empieza a bajar si hablamos de Ciencias (51%) y se desploma en el caso de la rama de Ingeniería y Arquitectura, donde apenas ocupan uno de cada cuatro asientos en las aulas de Grado.

Las causas por las que las niñas y jóvenes no suelen optar por carreras tecnológicas o científicas fuera del ámbito de la salud son variadas. Sin embargo, en la mayor parte de ellas encontramos palabras en común, como «prejuicios», «estereotipos», «referentes» o «confianza». Las dos primeras destacan por su abundancia. Las dos últimas, por su escasez.

Precisamente este es el principal motivo por el que cada 11 de febrero celebramos el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Se trata de buscar soluciones a un problema, el de la escasa presencia femenina en disciplinas científicas y técnicas, que la sociedad no se puede permitir. También de dar voz a aquellas mujeres que no solo han seguido su vocación en el ámbito STEM, sino que se han convertido en referentes con los que niñas y mujeres jóvenes se pueden identificar con facilidad.

Las ganadoras de las últimas ediciones de los Premios WONNOW, organizados por CaixaBank y Microsoft, son claros ejemplos de esa nueva generación de referentes que se abre paso en las disciplinas STEM. Mujeres dispuestas a derribar estereotipos y contar sus vivencias como estudiantes de carreras STEM para que otras se animen a seguir sus pasos.

Vocación innata (también para ellas)

Entre los estereotipos más extendidos por los que las jóvenes no optan por carreras STEM se encuentra aquel que describe este tipo de carreras como una opción que atrae de manera innata solo a hombres. Sin embargo, la realidad contradice este prejuicio: también las niñas muestran, desde pequeñas, curiosidad y atracción por este tipo de disciplinas. Así se desprende, al menos, de lo que cuentan las ganadoras de los Premios WONNOW desde su propia experiencia.

Carlota Armillas, ingeniera industrial y mecánica ganadora del premio en 2018, siempre tuvo claro que quería ser inventora para ayudar a los demás. Mientras, Natalia Franch, ingeniera informática distinguida con el galardón en 2019, arreglaba por intuición los proyectores de su instituto, y Carlota Parés –ingeniera informática y telemática, ganadora en 2019– demostraba ya de niña una gran curiosidad por los dispositivos electrónicos de su casa.

En el caso de Fátima El Baghdadi, ingeniera mecánica ganadora de los premios en 2019, tenía claro que «quería estudiar algo que no es para chicos, sino para seres humanos». Una decisión que la llevó a obtener su título de ingeniera mecánica, pese a las reticencias iniciales de su entorno y la escasa presencia de mujeres en las aulas de su facultad.

El problema de la identificación

Precisamente la influencia del entorno y la abundancia de estereotipos de género provoca que las niñas tengan dificultades para identificarse con profesiones STEM. «Cuando yo era pequeña, los juguetes eran, por ejemplo, muñecas y cocinitas, mientras que los anuncios de juguetes más científicos como mecanos, pipetas o microscopios solían estar más orientados a un público de chicos», reflexiona Carlota Armillas. «De hecho, en la caja aparecen niños. Lo quieras o no, eso te desanima y son cosas que la sociedad poco a poco te va metiendo en la cabeza».

Para Natalia Franch, «parece que no hay mujeres en sectores como los videojuegos o construcción. Parece que, desde pequeños, nos separan». Ella también destaca la influencia del entorno, que puede hacer que una estudiante desista de elegir una carrera técnica: «Es cierto que el entorno te suele animar a que estudies otro tipo de carreras, bien por miedo, o bien porque es una época complicada en la que no sabes muy bien qué decidir. Todo esto hace que, si no tienes una elección muy clara, acudas a un campo que conoces más y que sabes con seguridad que te va a gustar».

Visibilizar referentes

Otro problema que dificulta la identificación de las mujeres con las profesiones STEM tiene que ver con la escasa visibilidad de los referentes femeninos. «Aunque ha habido muchas mujeres que han contribuido a los avances actuales de la tecnología, sus contribuciones no se han hecho tan públicas como otras realizadas por hombres. Yo creo que esto influye mucho en las niñas a la hora de no verse a sí mismas dentro de estos campos», apunta Carlota Parés.

Otorgar visibilidad a mujeres que puedan servir como referentes es crucial para conseguir que otras logren identificarse con las disciplinas STEM y decidan seguir sus pasos. Y ese es el caso de las ganadoras de los Premios WONNOW, que se han convertido en ejemplos de mujeres que han decidido seguir su vocación y confiado en sus propias habilidades para acceder a profesiones apasionantes.

Gracias a su determinación, todas ellas se han convertido en referentes para muchas otras niñas que muestran su interés por estas disciplinas.

Así las anima a seguir sus pasos Lola Ardura, una de las galardonadas en la última edición y estudiante de Ingeniería Biomédica e Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación, con una gran inquietud por aplicar sus conocimientos a ayudar a los demás: «A una futura estudiante le diría que adelante, por supuesto. Se trata de carreras preciosas, con una aplicación muy directa para mejorar el día a día de las personas».

«Si verdaderamente es lo que te gusta, ¿vas a perder la oportunidad de dedicarte a ello y tener una vida feliz por miedo? ¿No merece la pena intentarlo? Hazlo. No pierdes nada», añade Carlota Armillas. Al fin y al cabo, tal y como recuerda Fátima El Baghdadi: «Hay muchas chicas que están luchando por sus sueños, independientemente de la visión que tiene la sociedad sobre el papel de la mujer en el ámbito de las carreras STEM».

Un gran valor para la sociedad

Una mayor inclusión de mujeres en las disciplinas STEM puede aportar importantes valores añadidos a la sociedad. Entre otros, disponer de tecnologías más completas y diversas gracias a la inclusión del punto de vista femenino en su proceso de desarrollo. También contar con una parte importante del talento que, de otro modo, se perdería.

Así lo considera Nora Carreira, ingeniera mecánica ganadora de la tercera edición de los Premios WONNOW: «Si las chicas nos vamos animando a estudiar carreras STEM y a abrirnos paso en este mundo, podremos llegar a hacer grandes cosas».

«Yo espero que, poco a poco, las mujeres se animen y que podamos alcanzar mayor igualdad en este campo», añade Nora. Un punto de vista que comparte Lola Ardura: «Soy optimista, porque sé que muchas compañeras serán futuras líderes y eso ayudará considerablemente a que unas tiremos de otras para estar presentes en este sector», finaliza.

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Son mayoría en las aulas universitarias de España, pero su presencia es mucho más discreta en aquellas en las que se imparten las conocidas como disciplinas STEM. Las mujeres ocupan, en concreto, el 54,8% de las matrículas, según datos procedentes del Sistema Universitario Español. Un porcentaje que empieza a bajar si hablamos de Ciencias (51%) y se desploma en el caso de la rama de Ingeniería y Arquitectura, donde apenas ocupan uno de cada cuatro asientos en las aulas de Grado.

Las causas por las que las niñas y jóvenes no suelen optar por carreras tecnológicas o científicas fuera del ámbito de la salud son variadas. Sin embargo, en la mayor parte de ellas encontramos palabras en común, como «prejuicios», «estereotipos», «referentes» o «confianza». Las dos primeras destacan por su abundancia. Las dos últimas, por su escasez.

Precisamente este es el principal motivo por el que cada 11 de febrero celebramos el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Se trata de buscar soluciones a un problema, el de la escasa presencia femenina en disciplinas científicas y técnicas, que la sociedad no se puede permitir. También de dar voz a aquellas mujeres que no solo han seguido su vocación en el ámbito STEM, sino que se han convertido en referentes con los que niñas y mujeres jóvenes se pueden identificar con facilidad.

Las ganadoras de las últimas ediciones de los Premios WONNOW, organizados por CaixaBank y Microsoft, son claros ejemplos de esa nueva generación de referentes que se abre paso en las disciplinas STEM. Mujeres dispuestas a derribar estereotipos y contar sus vivencias como estudiantes de carreras STEM para que otras se animen a seguir sus pasos.

Vocación innata (también para ellas)

Entre los estereotipos más extendidos por los que las jóvenes no optan por carreras STEM se encuentra aquel que describe este tipo de carreras como una opción que atrae de manera innata solo a hombres. Sin embargo, la realidad contradice este prejuicio: también las niñas muestran, desde pequeñas, curiosidad y atracción por este tipo de disciplinas. Así se desprende, al menos, de lo que cuentan las ganadoras de los Premios WONNOW desde su propia experiencia.

Carlota Armillas, ingeniera industrial y mecánica ganadora del premio en 2018, siempre tuvo claro que quería ser inventora para ayudar a los demás. Mientras, Natalia Franch, ingeniera informática distinguida con el galardón en 2019, arreglaba por intuición los proyectores de su instituto, y Carlota Parés –ingeniera informática y telemática, ganadora en 2019– demostraba ya de niña una gran curiosidad por los dispositivos electrónicos de su casa.

En el caso de Fátima El Baghdadi, ingeniera mecánica ganadora de los premios en 2019, tenía claro que «quería estudiar algo que no es para chicos, sino para seres humanos». Una decisión que la llevó a obtener su título de ingeniera mecánica, pese a las reticencias iniciales de su entorno y la escasa presencia de mujeres en las aulas de su facultad.

El problema de la identificación

Precisamente la influencia del entorno y la abundancia de estereotipos de género provoca que las niñas tengan dificultades para identificarse con profesiones STEM. «Cuando yo era pequeña, los juguetes eran, por ejemplo, muñecas y cocinitas, mientras que los anuncios de juguetes más científicos como mecanos, pipetas o microscopios solían estar más orientados a un público de chicos», reflexiona Carlota Armillas. «De hecho, en la caja aparecen niños. Lo quieras o no, eso te desanima y son cosas que la sociedad poco a poco te va metiendo en la cabeza».

Para Natalia Franch, «parece que no hay mujeres en sectores como los videojuegos o construcción. Parece que, desde pequeños, nos separan». Ella también destaca la influencia del entorno, que puede hacer que una estudiante desista de elegir una carrera técnica: «Es cierto que el entorno te suele animar a que estudies otro tipo de carreras, bien por miedo, o bien porque es una época complicada en la que no sabes muy bien qué decidir. Todo esto hace que, si no tienes una elección muy clara, acudas a un campo que conoces más y que sabes con seguridad que te va a gustar».

Visibilizar referentes

Otro problema que dificulta la identificación de las mujeres con las profesiones STEM tiene que ver con la escasa visibilidad de los referentes femeninos. «Aunque ha habido muchas mujeres que han contribuido a los avances actuales de la tecnología, sus contribuciones no se han hecho tan públicas como otras realizadas por hombres. Yo creo que esto influye mucho en las niñas a la hora de no verse a sí mismas dentro de estos campos», apunta Carlota Parés.

Otorgar visibilidad a mujeres que puedan servir como referentes es crucial para conseguir que otras logren identificarse con las disciplinas STEM y decidan seguir sus pasos. Y ese es el caso de las ganadoras de los Premios WONNOW, que se han convertido en ejemplos de mujeres que han decidido seguir su vocación y confiado en sus propias habilidades para acceder a profesiones apasionantes.

Gracias a su determinación, todas ellas se han convertido en referentes para muchas otras niñas que muestran su interés por estas disciplinas.

Así las anima a seguir sus pasos Lola Ardura, una de las galardonadas en la última edición y estudiante de Ingeniería Biomédica e Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación, con una gran inquietud por aplicar sus conocimientos a ayudar a los demás: «A una futura estudiante le diría que adelante, por supuesto. Se trata de carreras preciosas, con una aplicación muy directa para mejorar el día a día de las personas».

«Si verdaderamente es lo que te gusta, ¿vas a perder la oportunidad de dedicarte a ello y tener una vida feliz por miedo? ¿No merece la pena intentarlo? Hazlo. No pierdes nada», añade Carlota Armillas. Al fin y al cabo, tal y como recuerda Fátima El Baghdadi: «Hay muchas chicas que están luchando por sus sueños, independientemente de la visión que tiene la sociedad sobre el papel de la mujer en el ámbito de las carreras STEM».

Un gran valor para la sociedad

Una mayor inclusión de mujeres en las disciplinas STEM puede aportar importantes valores añadidos a la sociedad. Entre otros, disponer de tecnologías más completas y diversas gracias a la inclusión del punto de vista femenino en su proceso de desarrollo. También contar con una parte importante del talento que, de otro modo, se perdería.

Así lo considera Nora Carreira, ingeniera mecánica ganadora de la tercera edición de los Premios WONNOW: «Si las chicas nos vamos animando a estudiar carreras STEM y a abrirnos paso en este mundo, podremos llegar a hacer grandes cosas».

«Yo espero que, poco a poco, las mujeres se animen y que podamos alcanzar mayor igualdad en este campo», añade Nora. Un punto de vista que comparte Lola Ardura: «Soy optimista, porque sé que muchas compañeras serán futuras líderes y eso ayudará considerablemente a que unas tiremos de otras para estar presentes en este sector», finaliza.

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“La Ingeniería Mecánica no es una carrera de chicos, sino de seres humanos” https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/la-ingenieria-mecanica-no-es-una-carrera-de-chicos-sino-de-seres-humanos/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/la-ingenieria-mecanica-no-es-una-carrera-de-chicos-sino-de-seres-humanos/#respond Wed, 03 Feb 2021 07:35:48 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39936

Fátima El Baghdadi sorprendió a sus familiares cuando, un día, les dijo: «Quiero estudiar Ingeniería Mecánica». Y así lo hizo: se mantuvo firme en su propósito y hoy, ya graduada, cursa un Máster de Robótica y Control Automático en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Ella es una de las ganadoras de los Premios WONNOW 2019, que organizan cada año CaixaBank y Microsoft. Desde su experiencia, anima a otras mujeres a estudiar carreras STEM, independientemente de la opinión de su entorno.

¿Cuál es tu experiencia como mujer en el ámbito STEM?

Cuando empecé Ingeniería Mecánica éramos solo dos chicas entre unos 100 alumnos. Y cuando la terminé, éramos solo tres de los 100 graduados de mi promoción. La verdad es que la presencia femenina es muy escasa en este ámbito, sobre todo en las ingenierías. Lo que ocurre es que en Ingeniería Mecánica se nota aún más porque es una carrera tradicionalmente asociada a los hombres. A nivel laboral, también he visto que en los departamentos técnicos suele haber menos chicas que en otras áreas de las empresas.

¿Qué te motivó a dedicarte al ámbito STEM?

Escogí Ingeniería Mecánica porque, cuando empecé a plantearme qué carrera quería estudiar en segundo de bachillerato, dudaba entre Matemáticas o Ingeniería Mecánica. Finalmente me decidí por la ingeniería porque veía que era un reto, no solo para mí sino también para mi familia. En la cultura marroquí, las ingenierías se ven más como estudios para hombres. Así que era una manera de demostrar que, siendo una mujer de origen marroquí, también podía sacar adelante la carrera.

¿Y cómo fue la experiencia de plantear en tu familia que querías estudiar Ingeniería Mecánica?

Cuando quise estudiar Ingeniería Mecánica, mis padres se sorprendieron, al igual que la gente de mi alrededor. Me preguntaban cómo podía ser que quisiera hacer una ingeniería, cuando hay muchos chicos.

Tradicionalmente, las mujeres siempre han optado por otras carreras como Enfermería, Medicina o Biología. Por eso, al sugerir algo tan distinto, me dijeron que tal vez me lo debería replantear. Sin embargo, les respondí: «Es que ya me lo he replanteado y sigo queriendo hacerlo». En mi entorno también asociaban Ingeniería Mecánica con trabajar de mecánico en un taller. Les expliqué que no se trata exactamente de eso, sino que se trata de algo más general, relacionado con el diseño de máquinas. En cualquier caso, aunque se tratara de arreglar coches, tenía claro que, si me gustaba, iría a por ello.

¿Contabas con algún referente cuando decidiste estudiar esta ingeniería?

Lo cierto es que no. He ido conociendo a referentes durante la carrera, básicamente profesores o compañeros con los que competía.

Tampoco sabía lo que me iba a encontrar cuando empecé Ingeniería Mecánica. Sin embargo, quería estudiar esa carrera porque me gusta entender cómo funcionan las cosas. También quería demostrar a mi entorno, como española, mujer y de cultura marroquí, que la Ingeniería Mecánica no es una carrera de chicos, sino para seres humanos.

Actualmente sí tengo referentes, porque he conocido a chicas como yo, distinguidas con los Premios WONNOW, así como a otras personas trabajando en empresas y en la universidad.

¿Qué te han aportado los Premios WONNOW concretamente en este aspecto?

Los premios WONNOW me han dado la oportunidad de conocer otras chicas de carreras STEM que también son competitivas, tienen ganas de aprender y me han servido como referentes. La verdad es que durante la carrera he conocido a muy pocas chicas. Sin embargo, con WONNOW he podido comprobar que no somos tan pocas. Que hay muchas chicas que también están luchando por sus sueños, independientemente de la visión que tiene la sociedad sobre el papel de la mujer en el ámbito de las carreras STEM.

¿Por qué crees que las mujeres se animan en menor medida a estudiar carreras STEM?

En primer lugar, porque la sociedad tiende a juzgar mucho y sobre muchos aspectos. Uno de ellos es el papel de la mujer en el ámbito STEM. Yo creo, en primer lugar, que ese tipo de juicios son una limitación para nosotras, cuando en realidad las mujeres tenemos tanto la personalidad como las capacidades necesarias para poder hacer lo que queramos.

En segundo lugar, si no vemos referentes, es más difícil que nos sintamos vinculadas a una carrera o a un ámbito concreto. Yo creo que estos dos factores son claves para poder promocionar el papel de la mujer en el ámbito STEM.

¿Qué ha supuesto para ti ganar los Premios WONNOW?

Cuando me dijeron que era una de las ganadoras de los Premios WONNOW, la verdad es que fue uno de los mejores momentos de mi vida. Vi que todo el esfuerzo que había desarrollado para sacar adelante mi carrera profesional, académica y personal había dado resultados. Me he sentido valorada y he visto que todo mi esfuerzo ha valido la pena. Además, me ha dado la energía para seguir luchando y continuar con mi carrera tal y como lo he hecho. La verdad es que ha sido mi mejor experiencia a nivel profesional.

¿Cómo crees que está evolucionando la presencia de mujeres en carreras del ámbito STEM?

Yo creo que ha cambiado un poco porque hay diferentes movimientos y personas que están luchando para dar visibilidad a la mujer en el ámbito STEM. Por ejemplo, cuando yo estudiaba la carrera fui a escuelas e institutos a contar mi experiencia y, básicamente, mostrar a los estudiantes que yo podía hacerlo con las capacidades que tengo. Así que, si yo lo puedo hacer, cualquier persona lo puede lograr también.

Yo he visto que actualmente hay más chicas que preguntan sobre las carreras del ámbito STEM que antes. Esto me satisface, porque veo que hay más interés. Creo que en los próximos años habrá más presencia femenina, ya que existe un mayor esfuerzo por dar visibilidad a la mujer en el ámbito STEM.

¿Qué le dirías a una chica de 17 años que se esté planteando estudiar una carrera STEM?

Si quieres estudiar una carrera STEM y, pese a tener muchas dudas, tú sabes qué es lo que realmente te gusta y que quieres probarlo, deberías hacerlo independientemente de lo que te digan los demás o de lo que te diga la familia. Porque, si tú quieres, tendrás las capacidades y también las habilidades para conseguirlo.

Seguramente te encontrarás dificultades y piedras en tu camino. Pero no pasa nada, porque estas piedras harán que seas más fuerte y más competente en el futuro. Así que, si te gusta lo que quieres estudiar, lo primero que tienes que hacer es intentarlo y, después, verás que realmente podrás conseguirlo.

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Fátima El Baghdadi sorprendió a sus familiares cuando, un día, les dijo: «Quiero estudiar Ingeniería Mecánica». Y así lo hizo: se mantuvo firme en su propósito y hoy, ya graduada, cursa un Máster de Robótica y Control Automático en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Ella es una de las ganadoras de los Premios WONNOW 2019, que organizan cada año CaixaBank y Microsoft. Desde su experiencia, anima a otras mujeres a estudiar carreras STEM, independientemente de la opinión de su entorno.

¿Cuál es tu experiencia como mujer en el ámbito STEM?

Cuando empecé Ingeniería Mecánica éramos solo dos chicas entre unos 100 alumnos. Y cuando la terminé, éramos solo tres de los 100 graduados de mi promoción. La verdad es que la presencia femenina es muy escasa en este ámbito, sobre todo en las ingenierías. Lo que ocurre es que en Ingeniería Mecánica se nota aún más porque es una carrera tradicionalmente asociada a los hombres. A nivel laboral, también he visto que en los departamentos técnicos suele haber menos chicas que en otras áreas de las empresas.

¿Qué te motivó a dedicarte al ámbito STEM?

Escogí Ingeniería Mecánica porque, cuando empecé a plantearme qué carrera quería estudiar en segundo de bachillerato, dudaba entre Matemáticas o Ingeniería Mecánica. Finalmente me decidí por la ingeniería porque veía que era un reto, no solo para mí sino también para mi familia. En la cultura marroquí, las ingenierías se ven más como estudios para hombres. Así que era una manera de demostrar que, siendo una mujer de origen marroquí, también podía sacar adelante la carrera.

¿Y cómo fue la experiencia de plantear en tu familia que querías estudiar Ingeniería Mecánica?

Cuando quise estudiar Ingeniería Mecánica, mis padres se sorprendieron, al igual que la gente de mi alrededor. Me preguntaban cómo podía ser que quisiera hacer una ingeniería, cuando hay muchos chicos.

Tradicionalmente, las mujeres siempre han optado por otras carreras como Enfermería, Medicina o Biología. Por eso, al sugerir algo tan distinto, me dijeron que tal vez me lo debería replantear. Sin embargo, les respondí: «Es que ya me lo he replanteado y sigo queriendo hacerlo». En mi entorno también asociaban Ingeniería Mecánica con trabajar de mecánico en un taller. Les expliqué que no se trata exactamente de eso, sino que se trata de algo más general, relacionado con el diseño de máquinas. En cualquier caso, aunque se tratara de arreglar coches, tenía claro que, si me gustaba, iría a por ello.

¿Contabas con algún referente cuando decidiste estudiar esta ingeniería?

Lo cierto es que no. He ido conociendo a referentes durante la carrera, básicamente profesores o compañeros con los que competía.

Tampoco sabía lo que me iba a encontrar cuando empecé Ingeniería Mecánica. Sin embargo, quería estudiar esa carrera porque me gusta entender cómo funcionan las cosas. También quería demostrar a mi entorno, como española, mujer y de cultura marroquí, que la Ingeniería Mecánica no es una carrera de chicos, sino para seres humanos.

Actualmente sí tengo referentes, porque he conocido a chicas como yo, distinguidas con los Premios WONNOW, así como a otras personas trabajando en empresas y en la universidad.

¿Qué te han aportado los Premios WONNOW concretamente en este aspecto?

Los premios WONNOW me han dado la oportunidad de conocer otras chicas de carreras STEM que también son competitivas, tienen ganas de aprender y me han servido como referentes. La verdad es que durante la carrera he conocido a muy pocas chicas. Sin embargo, con WONNOW he podido comprobar que no somos tan pocas. Que hay muchas chicas que también están luchando por sus sueños, independientemente de la visión que tiene la sociedad sobre el papel de la mujer en el ámbito de las carreras STEM.

¿Por qué crees que las mujeres se animan en menor medida a estudiar carreras STEM?

En primer lugar, porque la sociedad tiende a juzgar mucho y sobre muchos aspectos. Uno de ellos es el papel de la mujer en el ámbito STEM. Yo creo, en primer lugar, que ese tipo de juicios son una limitación para nosotras, cuando en realidad las mujeres tenemos tanto la personalidad como las capacidades necesarias para poder hacer lo que queramos.

En segundo lugar, si no vemos referentes, es más difícil que nos sintamos vinculadas a una carrera o a un ámbito concreto. Yo creo que estos dos factores son claves para poder promocionar el papel de la mujer en el ámbito STEM.

¿Qué ha supuesto para ti ganar los Premios WONNOW?

Cuando me dijeron que era una de las ganadoras de los Premios WONNOW, la verdad es que fue uno de los mejores momentos de mi vida. Vi que todo el esfuerzo que había desarrollado para sacar adelante mi carrera profesional, académica y personal había dado resultados. Me he sentido valorada y he visto que todo mi esfuerzo ha valido la pena. Además, me ha dado la energía para seguir luchando y continuar con mi carrera tal y como lo he hecho. La verdad es que ha sido mi mejor experiencia a nivel profesional.

¿Cómo crees que está evolucionando la presencia de mujeres en carreras del ámbito STEM?

Yo creo que ha cambiado un poco porque hay diferentes movimientos y personas que están luchando para dar visibilidad a la mujer en el ámbito STEM. Por ejemplo, cuando yo estudiaba la carrera fui a escuelas e institutos a contar mi experiencia y, básicamente, mostrar a los estudiantes que yo podía hacerlo con las capacidades que tengo. Así que, si yo lo puedo hacer, cualquier persona lo puede lograr también.

Yo he visto que actualmente hay más chicas que preguntan sobre las carreras del ámbito STEM que antes. Esto me satisface, porque veo que hay más interés. Creo que en los próximos años habrá más presencia femenina, ya que existe un mayor esfuerzo por dar visibilidad a la mujer en el ámbito STEM.

¿Qué le dirías a una chica de 17 años que se esté planteando estudiar una carrera STEM?

Si quieres estudiar una carrera STEM y, pese a tener muchas dudas, tú sabes qué es lo que realmente te gusta y que quieres probarlo, deberías hacerlo independientemente de lo que te digan los demás o de lo que te diga la familia. Porque, si tú quieres, tendrás las capacidades y también las habilidades para conseguirlo.

Seguramente te encontrarás dificultades y piedras en tu camino. Pero no pasa nada, porque estas piedras harán que seas más fuerte y más competente en el futuro. Así que, si te gusta lo que quieres estudiar, lo primero que tienes que hacer es intentarlo y, después, verás que realmente podrás conseguirlo.

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“Si eres una chica y sientes que la ingeniería es tu pasión, adelante” https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/si-eres-una-chica-y-sientes-que-la-ingenieria-es-tu-pasion-adelante/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/si-eres-una-chica-y-sientes-que-la-ingenieria-es-tu-pasion-adelante/#respond Thu, 14 Jan 2021 07:19:37 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39836

“Yo quiero ser inventora.” Así de claro lo tenía Carlota Armillas, ingeniera industrial y mecánica, cuando era pequeña. Carlota es una de las ganadoras de los Premios WONNOW 2018, organizados por CaixaBank y Microsoft para potenciar a las mujeres que, como ella, han demostrado excelencia en estudios relacionados con disciplinas STEM.

Para Carlota, es fundamental la organización de este tipo de iniciativas, que permiten visibilizar el papel de las mujeres en ciencia y tecnología, para que se conviertan en referentes de todas aquellas niñas que deseen estudiar carreras STEM en el futuro.

¿Cuándo te diste cuenta de que querías estudiar una ingeniería?

Yo decidí estudiar ingeniería porque desde pequeña me fascinaba poder inventar cosas que ayudasen a los demás y la ingeniería está muy vinculada a esto. Entonces dije: “Yo quiero ser inventora, quiero hacer cosas técnicas que ayuden a crear un futuro mejor y que tengan algún impacto positivo en alguien”. Por eso estudié un doble grado en Ingeniería Industrial y Mecánica.

¿Ha cambiado tu perspectiva sobre tus estudios?

Es cierto que, cuando yo empecé la carrera, tenía unas expectativas determinadas. Tenía ciertas ideas sobre lo que haría después y me preguntaba si esto se cumpliría o no. Afortunadamente, en mi caso se está cumpliendo y por eso estoy contenta.

¿Cómo es la presencia de mujeres en tu ámbito?

Lo cierto es que ganar los Premios WONNOW me abrió puertas a participar en proyectos relacionados con este mundo y me dí cuenta de que había muchas más mujeres trabajando en estas disciplinas de las que yo pensaba.

Antes de ganar el premio, en mi facultad casi todos los estudiantes eran chicos, pero después de ganar el premio, ponerme en contacto con más mujeres trabajando en ciencia, y más tarde irme a Cambridge a estudiar un máster… vi a todas esas mujeres brillantes que trabajan en ciencia y me siento mucho más conectada a ellas. Ya no me siento quizá tan sola como pudiera sentirme antes, sino que tengo la sensación de que somos muchas más en este ámbito.

Aunque es verdad que, en relación con el número de ingenieros, hay menos ingenieras, y muchas menos aún que sean conocidas. Pero poco a poco yo creo que este tipo de iniciativas que tratan de visibilizar las figuras femeninas que trabajan en STEM me hacen sentir más arropada. Y creo que también hay más niñas que se sienten animadas a desarrollar su carrera en este ámbito profesional.

¿Y en tu carrera? ¿Cómo era la presencia de chicas en tus estudios?

Yo estudié un doble grado de Ingeniería en Diseño Industrial e Ingeniería Mecánica y la situación era muy distinta.

En Diseño Industrial, el primer año habría unas 15 o 20 chicas de un total de 60 alumnos. Sin embargo, en Ingeniería Mecánica había unas siete chicas en una clase de 80 o 100 personas. Éramos muy pocas. Eso sí, en el máster que estoy cursando en Cambridge sobre Ingeniería para el Desarrollo Sostenible, la proporción de mujeres es más elevada, de alrededor del 40 %.

¿Por qué crees que sucede esto?

Creo que hay varios factores que lo explican, sobre todo relacionados con estereotipos y falta de referentes. Si piensas en los referentes que tienen hoy las niñas, te das cuenta de que ellas ven médicos, influencers, modelos o veterinarias, pero no ven ingenieras. Es más complicado que ellas tengan como referente a una arquitecta famosa, aunque se esté tratando de visibilizar más ahora.

Otro problema son los estereotipos ligados a los juguetes. Cuando yo era pequeña, los juguetes eran, por ejemplo, muñecas y cocinitas, mientras los anuncios de juguetes más científicos como mecanos, pipetas o microscopios solían estar más orientados a un público de chicos. De hecho, en la caja aparecen niños. Lo quieras o no, eso te desanima y son cosas que la sociedad poco a poco te va metiendo en la cabeza.

También está la idea de que tú eres chica y la ciencia no es para ti, o la tecnología no es para ti porque cuesta quitártela de la cabeza.

¿Cuáles han sido tus referentes?

Yo vivía con mi madre y, como ella era informática, yo siempre la veía programar y eso se convirtió en algo perfectamente normal para mí. Además, ella me contaba historias de Zaha Hadid, la arquitecta, y me fascinaba lo que hacía. Yo pensaba: “A mí también me gustaría hacer algo así con mi futuro”.

También tuve referentes masculinos como Edison, por ejemplo. A mí me marcó mucho esa figura de un inventor con tanto ingenio y tantas ideas. Yo creo que, por la educación que tuve, no distinguía tanto entre hombres y mujeres. Y, en el instituto, tuve mucha suerte de que mi profesora de matemáticas fuera una mujer que era física. También había muchas profesoras de ciencias y de tecnología. Quizás yo tuve suerte de que en mi colegio pudiera ver a mujeres en todas las áreas, por lo que no sentía que se tratara de cosas exclusivamente para hombres.

¿Por qué te presentaste a los Premios WONNOW?

Me animó uno de mis profesores, Alberto Cerezo. Aunque me parecía muy difícil conseguirlo, él me dijo que mi perfil se ajustaba muy bien al premio y que no perdía nada por intentarlo. Así que me presenté.

Este premio me cambió la vida. No solo fue una recompensa enorme al esfuerzo de tantos años de estar estudiando, sino que también me ha ayudado a abrirme puertas. Gracias a este premio, he podido estudiar el máster que yo quería en la Universidad de Cambridge y puedo dedicarme hoy en día a lo que me gusta, que es la ingeniería en diseño y mecánica, pero orientada al desarrollo sostenible. Por eso estoy muy agradecida de haber conseguido este premio.

Creo que este tipo de iniciativas son muy necesarias, porque ayudan a otras estudiantes de esta rama del ámbito STEM. Ves lo que ha conseguido otra chica y piensas: “Quizás yo también puedo conseguirlo”. Te anima y te hace ver que, si te esfuerzas y sacas buenas notas, quizás puedas conseguir ese premio tú también. Es importante que se vea que las mujeres estamos aquí, trabajando mucho, y que también podemos conseguir medias muy altas, igual que cualquier otra persona.

¿Qué piensas sobre la evolución de la presencia de la mujer en este tipo de ámbitos?

Soy positiva respecto a esto. Hace un par de años tuve la suerte de ser voluntaria en un proyecto STEM. Iba a institutos y trabajaba en talleres, con niñas, para desmontar estereotipos y ayudarles a que sean libres para decidir su carrera profesional. La respuesta que recibí fue muy buena, creo que las niñas ya están empezando a desmontar los estereotipos.

Con todo, algunos se mantienen y escuché algún comentario preocupante como “mi madre no quiere que yo sea criminóloga porque eso es de hombres”. Sin embargo, sí he notado un cambio positivo en la mayoría de las niñas.

¿Qué le dirías a una chica que se esté planteando dedicarse a este ámbito?

Yo le diría: si esto es lo que te gusta y tú sientes que esta es tu pasión, adelante. Las ingenierías son carreras difíciles, pero lo son para todo el mundo. Además, por lo que yo vi, al menos en mi carrera, las chicas solemos sacar mejores notas. Si verdaderamente es lo que te gusta, ¿vas a perder la oportunidad, dedicarte a lo que te gusta y tener una vida feliz por miedo? ¿No merece la pena intentarlo? Hazlo. No pierdes nada.

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“Yo quiero ser inventora.” Así de claro lo tenía Carlota Armillas, ingeniera industrial y mecánica, cuando era pequeña. Carlota es una de las ganadoras de los Premios WONNOW 2018, organizados por CaixaBank y Microsoft para potenciar a las mujeres que, como ella, han demostrado excelencia en estudios relacionados con disciplinas STEM.

Para Carlota, es fundamental la organización de este tipo de iniciativas, que permiten visibilizar el papel de las mujeres en ciencia y tecnología, para que se conviertan en referentes de todas aquellas niñas que deseen estudiar carreras STEM en el futuro.

¿Cuándo te diste cuenta de que querías estudiar una ingeniería?

Yo decidí estudiar ingeniería porque desde pequeña me fascinaba poder inventar cosas que ayudasen a los demás y la ingeniería está muy vinculada a esto. Entonces dije: “Yo quiero ser inventora, quiero hacer cosas técnicas que ayuden a crear un futuro mejor y que tengan algún impacto positivo en alguien”. Por eso estudié un doble grado en Ingeniería Industrial y Mecánica.

¿Ha cambiado tu perspectiva sobre tus estudios?

Es cierto que, cuando yo empecé la carrera, tenía unas expectativas determinadas. Tenía ciertas ideas sobre lo que haría después y me preguntaba si esto se cumpliría o no. Afortunadamente, en mi caso se está cumpliendo y por eso estoy contenta.

¿Cómo es la presencia de mujeres en tu ámbito?

Lo cierto es que ganar los Premios WONNOW me abrió puertas a participar en proyectos relacionados con este mundo y me dí cuenta de que había muchas más mujeres trabajando en estas disciplinas de las que yo pensaba.

Antes de ganar el premio, en mi facultad casi todos los estudiantes eran chicos, pero después de ganar el premio, ponerme en contacto con más mujeres trabajando en ciencia, y más tarde irme a Cambridge a estudiar un máster… vi a todas esas mujeres brillantes que trabajan en ciencia y me siento mucho más conectada a ellas. Ya no me siento quizá tan sola como pudiera sentirme antes, sino que tengo la sensación de que somos muchas más en este ámbito.

Aunque es verdad que, en relación con el número de ingenieros, hay menos ingenieras, y muchas menos aún que sean conocidas. Pero poco a poco yo creo que este tipo de iniciativas que tratan de visibilizar las figuras femeninas que trabajan en STEM me hacen sentir más arropada. Y creo que también hay más niñas que se sienten animadas a desarrollar su carrera en este ámbito profesional.

¿Y en tu carrera? ¿Cómo era la presencia de chicas en tus estudios?

Yo estudié un doble grado de Ingeniería en Diseño Industrial e Ingeniería Mecánica y la situación era muy distinta.

En Diseño Industrial, el primer año habría unas 15 o 20 chicas de un total de 60 alumnos. Sin embargo, en Ingeniería Mecánica había unas siete chicas en una clase de 80 o 100 personas. Éramos muy pocas. Eso sí, en el máster que estoy cursando en Cambridge sobre Ingeniería para el Desarrollo Sostenible, la proporción de mujeres es más elevada, de alrededor del 40 %.

¿Por qué crees que sucede esto?

Creo que hay varios factores que lo explican, sobre todo relacionados con estereotipos y falta de referentes. Si piensas en los referentes que tienen hoy las niñas, te das cuenta de que ellas ven médicos, influencers, modelos o veterinarias, pero no ven ingenieras. Es más complicado que ellas tengan como referente a una arquitecta famosa, aunque se esté tratando de visibilizar más ahora.

Otro problema son los estereotipos ligados a los juguetes. Cuando yo era pequeña, los juguetes eran, por ejemplo, muñecas y cocinitas, mientras los anuncios de juguetes más científicos como mecanos, pipetas o microscopios solían estar más orientados a un público de chicos. De hecho, en la caja aparecen niños. Lo quieras o no, eso te desanima y son cosas que la sociedad poco a poco te va metiendo en la cabeza.

También está la idea de que tú eres chica y la ciencia no es para ti, o la tecnología no es para ti porque cuesta quitártela de la cabeza.

¿Cuáles han sido tus referentes?

Yo vivía con mi madre y, como ella era informática, yo siempre la veía programar y eso se convirtió en algo perfectamente normal para mí. Además, ella me contaba historias de Zaha Hadid, la arquitecta, y me fascinaba lo que hacía. Yo pensaba: “A mí también me gustaría hacer algo así con mi futuro”.

También tuve referentes masculinos como Edison, por ejemplo. A mí me marcó mucho esa figura de un inventor con tanto ingenio y tantas ideas. Yo creo que, por la educación que tuve, no distinguía tanto entre hombres y mujeres. Y, en el instituto, tuve mucha suerte de que mi profesora de matemáticas fuera una mujer que era física. También había muchas profesoras de ciencias y de tecnología. Quizás yo tuve suerte de que en mi colegio pudiera ver a mujeres en todas las áreas, por lo que no sentía que se tratara de cosas exclusivamente para hombres.

¿Por qué te presentaste a los Premios WONNOW?

Me animó uno de mis profesores, Alberto Cerezo. Aunque me parecía muy difícil conseguirlo, él me dijo que mi perfil se ajustaba muy bien al premio y que no perdía nada por intentarlo. Así que me presenté.

Este premio me cambió la vida. No solo fue una recompensa enorme al esfuerzo de tantos años de estar estudiando, sino que también me ha ayudado a abrirme puertas. Gracias a este premio, he podido estudiar el máster que yo quería en la Universidad de Cambridge y puedo dedicarme hoy en día a lo que me gusta, que es la ingeniería en diseño y mecánica, pero orientada al desarrollo sostenible. Por eso estoy muy agradecida de haber conseguido este premio.

Creo que este tipo de iniciativas son muy necesarias, porque ayudan a otras estudiantes de esta rama del ámbito STEM. Ves lo que ha conseguido otra chica y piensas: “Quizás yo también puedo conseguirlo”. Te anima y te hace ver que, si te esfuerzas y sacas buenas notas, quizás puedas conseguir ese premio tú también. Es importante que se vea que las mujeres estamos aquí, trabajando mucho, y que también podemos conseguir medias muy altas, igual que cualquier otra persona.

¿Qué piensas sobre la evolución de la presencia de la mujer en este tipo de ámbitos?

Soy positiva respecto a esto. Hace un par de años tuve la suerte de ser voluntaria en un proyecto STEM. Iba a institutos y trabajaba en talleres, con niñas, para desmontar estereotipos y ayudarles a que sean libres para decidir su carrera profesional. La respuesta que recibí fue muy buena, creo que las niñas ya están empezando a desmontar los estereotipos.

Con todo, algunos se mantienen y escuché algún comentario preocupante como “mi madre no quiere que yo sea criminóloga porque eso es de hombres”. Sin embargo, sí he notado un cambio positivo en la mayoría de las niñas.

¿Qué le dirías a una chica que se esté planteando dedicarse a este ámbito?

Yo le diría: si esto es lo que te gusta y tú sientes que esta es tu pasión, adelante. Las ingenierías son carreras difíciles, pero lo son para todo el mundo. Además, por lo que yo vi, al menos en mi carrera, las chicas solemos sacar mejores notas. Si verdaderamente es lo que te gusta, ¿vas a perder la oportunidad, dedicarte a lo que te gusta y tener una vida feliz por miedo? ¿No merece la pena intentarlo? Hazlo. No pierdes nada.

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“Es necesario incentivar la presencia de mujeres en tecnología” https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/es-necesario-incentivar-la-presencia-de-mujeres-en-tecnologia/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/es-necesario-incentivar-la-presencia-de-mujeres-en-tecnologia/#respond Tue, 05 Jan 2021 15:57:39 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39808

Carlota Parés, una de las ganadoras de los Premios WONNOW de 2019 otorgados por CaixaBank y Microsoft, ha mostrado un gran interés por la tecnología desde niña. Este afán la llevó, con el tiempo, a estudiar un doble grado en Ingeniería Telemática e Ingeniería Informática en La Salle Universidad Ramon Llull. Tras trabajar en el Departamento de Ciberseguridad de CaixaBank, próximamente se trasladará a los Estados Unidos para cursar estudios de posgrado. Su experiencia ha sido muy positiva, por eso anima a otras mujeres a estudiar este tipo de disciplinas sin dejarse desanimar por los estereotipos de género.

¿Cómo decidiste que querías estudiar una carrera tecnológica?

Mi inquietud por la tecnología empezó cuando era pequeña. Desde que tenía unos cinco años, ya desmontaba los dispositivos electrónicos que tenía en casa —tanto los que no funcionaban como los que sí lo hacían— para ver cómo estaban hechos por dentro. También he tenido un ordenador y videojuegos desde que era muy pequeña, y creo que todo eso es lo que me ha impulsado a realizar una carrera tecnológica.

Tu visión acerca de las carreras tecnológicas, ¿ha cambiado después de haber cursado los estudios?

La visión que tengo de la tecnología después de haber estudiado este doble grado creo que ha cambiado, sí, pero lo ha hecho para bien. Haber aprendido sobre este campo, que tanto me gusta, me hace querer seguir estudiando aún más ahora. De hecho, tengo la intención de realizar un máster.

¿Cómo es la presencia de las mujeres en tu carrera?

La verdad es que somos muy pocas. En ocasiones, yo era la única chica en una clase de 40 o más estudiantes. Tampoco han sido muchas las profesoras que he tenido en mi carrera; en realidad, suponían un porcentaje muy bajo del profesorado. Aun así, en clase siempre me he sentido como una más y para mí no había diferencias con mis compañeros.

¿A qué crees que se debe esta situación?

El hecho de que no haya tantas mujeres en estos campos creo que viene dado porque desde que somos pequeñas hay un estigma que señala que son carreras para chicos. También creo que existen referentes femeninos, pero que no se les da la suficiente visibilidad. Aunque ha habido muchas mujeres que han contribuido a los avances actuales de la tecnología, sus contribuciones no se han hecho tan públicas como otras realizadas por hombres. Yo creo que esto influye mucho a las niñas a la hora de no verse a sí mismas dentro de estos campos.

¿Cuáles han sido tus referentes?

En mi caso, no he tenido ningún referente científico y tecnológico en especial. Comencé a estudiar la carrera de ingeniería simplemente porque me gustaba, no porque quisiera seguir los pasos de nadie. De hecho, quise seguir mi propio camino y descubrir realmente si eso era lo que me gustaba.

¿Cómo conociste los Premios WONNOW?

Conocí los Premios WONNOW a través de un correo electrónico que recibí de la universidad. Vi un poco en qué consistían, consulté las participantes de la edición anterior y comprobé que eran unas estudiantes brillantes. Eso me animó a participar en la edición de 2019.

¿Sentiste cierta responsabilidad por presentarte y poder convertirte en referente de otras chicas?

En realidad, no, porque al fin y al cabo postularse para estos premios es un acto voluntario. Sin embargo, sí que me llamaron mucho la atención, porque son una contribución de dos empresas muy importantes —como son CaixaBank y Microsoft— a la hora de equilibrar el número de mujeres y hombres en estas carreras tecnológicas. Así que lo vi como una oportunidad para mostrar a las niñas y jóvenes que quieran realizar estudios tecnológicos que nosotras también existimos en este ámbito. Hay mujeres en estas carreras y podemos ser igual o mejores que nuestros compañeros.

¿Qué supuso para ti conseguir el premio?

Para mí supone un reconocimiento a mi trayectoria y creo que es un honor haberlo recibido de la mano de empresas como CaixaBank y Microsoft. Creo que, en parte, me ha ayudado a obtener la beca que me permitirá continuar con mis estudios en los Estados Unidos. En cuanto a la beca remunerada asociada al premio, para mí es un honor también comenzar mi vida laboral dentro de una empresa como CaixaBank y en un departamento como el de Ciberseguridad. Ver cómo funciona desde dentro y ver cómo una empresa tan puntera resuelve sus problemas del día a día es una gran oportunidad.

¿Cómo crees que evolucionará la presencia de mujeres en tu ámbito?

Me gustaría ser positiva y pensar que la proporción de mujeres en carreras tecnológicas va a cambiar. Sin embargo, por lo que he podido ver en los cursos que van detrás del mío, la proporción sigue siendo similar, así que creo que queda mucho trabajo por hacer. Por eso creo que los premios y otros incentivos que motiven a las chicas a estudiar estas carreras son muy importantes para corregir esta desproporción.

¿Qué le dirías a una chica de 18 años que se plantea estudiar una carrera como la tuya?

Yo le diría que no lo dude ni un segundo, que nunca se va a arrepentir de haber escogido una carrera del ámbito STEM. En mi caso, creo que ha sido la mejor decisión que he tomado, me ha enganchado desde el primer momento. Para mí es un placer poder aprender cada día más sobre el ámbito tecnológico y, en mi caso, sobre la ingeniería.

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Carlota Parés, una de las ganadoras de los Premios WONNOW de 2019 otorgados por CaixaBank y Microsoft, ha mostrado un gran interés por la tecnología desde niña. Este afán la llevó, con el tiempo, a estudiar un doble grado en Ingeniería Telemática e Ingeniería Informática en La Salle Universidad Ramon Llull. Tras trabajar en el Departamento de Ciberseguridad de CaixaBank, próximamente se trasladará a los Estados Unidos para cursar estudios de posgrado. Su experiencia ha sido muy positiva, por eso anima a otras mujeres a estudiar este tipo de disciplinas sin dejarse desanimar por los estereotipos de género.

¿Cómo decidiste que querías estudiar una carrera tecnológica?

Mi inquietud por la tecnología empezó cuando era pequeña. Desde que tenía unos cinco años, ya desmontaba los dispositivos electrónicos que tenía en casa —tanto los que no funcionaban como los que sí lo hacían— para ver cómo estaban hechos por dentro. También he tenido un ordenador y videojuegos desde que era muy pequeña, y creo que todo eso es lo que me ha impulsado a realizar una carrera tecnológica.

Tu visión acerca de las carreras tecnológicas, ¿ha cambiado después de haber cursado los estudios?

La visión que tengo de la tecnología después de haber estudiado este doble grado creo que ha cambiado, sí, pero lo ha hecho para bien. Haber aprendido sobre este campo, que tanto me gusta, me hace querer seguir estudiando aún más ahora. De hecho, tengo la intención de realizar un máster.

¿Cómo es la presencia de las mujeres en tu carrera?

La verdad es que somos muy pocas. En ocasiones, yo era la única chica en una clase de 40 o más estudiantes. Tampoco han sido muchas las profesoras que he tenido en mi carrera; en realidad, suponían un porcentaje muy bajo del profesorado. Aun así, en clase siempre me he sentido como una más y para mí no había diferencias con mis compañeros.

¿A qué crees que se debe esta situación?

El hecho de que no haya tantas mujeres en estos campos creo que viene dado porque desde que somos pequeñas hay un estigma que señala que son carreras para chicos. También creo que existen referentes femeninos, pero que no se les da la suficiente visibilidad. Aunque ha habido muchas mujeres que han contribuido a los avances actuales de la tecnología, sus contribuciones no se han hecho tan públicas como otras realizadas por hombres. Yo creo que esto influye mucho a las niñas a la hora de no verse a sí mismas dentro de estos campos.

¿Cuáles han sido tus referentes?

En mi caso, no he tenido ningún referente científico y tecnológico en especial. Comencé a estudiar la carrera de ingeniería simplemente porque me gustaba, no porque quisiera seguir los pasos de nadie. De hecho, quise seguir mi propio camino y descubrir realmente si eso era lo que me gustaba.

¿Cómo conociste los Premios WONNOW?

Conocí los Premios WONNOW a través de un correo electrónico que recibí de la universidad. Vi un poco en qué consistían, consulté las participantes de la edición anterior y comprobé que eran unas estudiantes brillantes. Eso me animó a participar en la edición de 2019.

¿Sentiste cierta responsabilidad por presentarte y poder convertirte en referente de otras chicas?

En realidad, no, porque al fin y al cabo postularse para estos premios es un acto voluntario. Sin embargo, sí que me llamaron mucho la atención, porque son una contribución de dos empresas muy importantes —como son CaixaBank y Microsoft— a la hora de equilibrar el número de mujeres y hombres en estas carreras tecnológicas. Así que lo vi como una oportunidad para mostrar a las niñas y jóvenes que quieran realizar estudios tecnológicos que nosotras también existimos en este ámbito. Hay mujeres en estas carreras y podemos ser igual o mejores que nuestros compañeros.

¿Qué supuso para ti conseguir el premio?

Para mí supone un reconocimiento a mi trayectoria y creo que es un honor haberlo recibido de la mano de empresas como CaixaBank y Microsoft. Creo que, en parte, me ha ayudado a obtener la beca que me permitirá continuar con mis estudios en los Estados Unidos. En cuanto a la beca remunerada asociada al premio, para mí es un honor también comenzar mi vida laboral dentro de una empresa como CaixaBank y en un departamento como el de Ciberseguridad. Ver cómo funciona desde dentro y ver cómo una empresa tan puntera resuelve sus problemas del día a día es una gran oportunidad.

¿Cómo crees que evolucionará la presencia de mujeres en tu ámbito?

Me gustaría ser positiva y pensar que la proporción de mujeres en carreras tecnológicas va a cambiar. Sin embargo, por lo que he podido ver en los cursos que van detrás del mío, la proporción sigue siendo similar, así que creo que queda mucho trabajo por hacer. Por eso creo que los premios y otros incentivos que motiven a las chicas a estudiar estas carreras son muy importantes para corregir esta desproporción.

¿Qué le dirías a una chica de 18 años que se plantea estudiar una carrera como la tuya?

Yo le diría que no lo dude ni un segundo, que nunca se va a arrepentir de haber escogido una carrera del ámbito STEM. En mi caso, creo que ha sido la mejor decisión que he tomado, me ha enganchado desde el primer momento. Para mí es un placer poder aprender cada día más sobre el ámbito tecnológico y, en mi caso, sobre la ingeniería.

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“Faltan referentes femeninos en ingeniería, pero soy optimista” https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/faltan-referentes-femeninos-en-ingenieria-pero-soy-optimista/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/faltan-referentes-femeninos-en-ingenieria-pero-soy-optimista/#respond Mon, 28 Dec 2020 07:25:13 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39782

Pese a que no siempre se relacionan estas disciplinas, hay muchos tecnólogos que son grandes humanistas. Personas que buscan siempre el bien de los demás a la hora de enfocar su trabajo. Este es el caso de Lola Ardura, estudiante de Ingeniería Biomédica e Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, que aspira a ayudar en el futuro a muchas personas.

Lola cursa ya su último año y ha resultado ganadora de la III Edición de los Premios WONNOW que otorgan CaixaBank y Microsoft para contribuir a la visibilización de mujeres estudiantes de disciplinas STEM. Esta futura ingeniera destaca la importancia de que haya mujeres referentes en el ámbito tecnológico y científico para animar a las jóvenes a decantarse por este tipo de carreras.

¿Cómo surgió tu interés por este ámbito de estudio?

Mi interés por el ámbito tecnológico surgió cuando era pequeña. Tanto mi padre como mi madre son ingenieros, por eso en mi casa la tecnología siempre ha estado muy presente. Eso, junto a mi curiosidad y mis ganas de aprender, es lo que me ha llevado a elegir estos estudios.

Entonces, has contado con referentes directos dentro de tu familia.

Tanto mi padre como mi madre han tenido muchísima influencia, pero lo cierto es que también mi tía es ingeniera, así como lo eran mi abuelo y mi abuela. Así que sí, me viene de familia y, además, he contado con referentes femeninos dentro de ella.

¿Por qué elegiste estos estudios?

Siempre he tenido la inquietud de ayudar a los demás con mi trabajo. Creo que es muy importante, cuando enfocas a qué te quieres dedicar, tener presente esa posibilidad de aportar algo a la vida de los demás. Creo que eso es lo que más nos realiza como seres humanos y me encantaría poder ayudar con mi trabajo a aquellas personas que no tienen la misma suerte que yo.

Me considero una privilegiada y creo que no me he ganado todo lo que tengo. Por eso pienso que es mi deber devolver con mi trabajo parte de esa suerte al máximo número de personas posible.

¿Y qué crees que puede aportar tu carrera en este sentido a la sociedad?

Creo que mi carrera puede aportar muchas cosas. En lo referente a las telecomunicaciones, es evidente que vivimos cada día más conectados y, gracias a ellas, podemos estrechar lazos aunque estemos separados por largas distancias.

Por otro lado, la Ingeniería Biomédica puede aportar importantes avances a nivel clínico, tanto en diagnóstico como a la hora de mejorar la vida de los pacientes. Desde una diagnosis más sencilla y rápida a intervenciones más seguras o el desarrollo de facilidades para que su día a día sea más cómodo.

¿Cómo ves la presencia de mujeres en tu ámbito de estudios?

La presencia de mujeres en ingenierías no es muy común. Tal vez es un poco mayor en Ingeniería Biomédica, probablemente porque es más habitual ver mujeres médicas. Sin embargo, en Telecomunicaciones es muy escasa. Yo creo que esto se debe a una falta de fomento cuando somos pequeñas, porque en realidad son carreras que las mujeres podemos desarrollar perfectamente.

Aunque no ha sido tu caso, ¿crees que la falta de referentes femeninos puede tener algo que ver con esta realidad?

Sí, creo que la escasa presencia de mujeres en estas ramas se debe a la falta de referentes femeninos. No sé si se debe a estereotipos o a cierta trayectoria histórica, pero es fundamental que haya más y también que se inculque a las niñas desde que son pequeñas que las mujeres también pueden participar de la tecnología.

Tenemos capacidad de sobra para aportar a este ámbito aquello que, tal vez, hasta ahora no se haya estado aportando precisamente a causa de una exclusión motivada por falta de motivación.

¿Hacia dónde te gustaría orientarte en un futuro?

Precisamente ahora que estoy terminando mis estudios tengo muchas dudas sobre cómo orientar mi futuro. En principio, el año que viene me gustaría estudiar un Máster en Bioelectrónica en Suiza.

Después desearía trabajar en un ámbito retador intelectualmente y, como comentaba anteriormente, que tenga como últimas beneficiarias a las personas para que me permita ayudar a mejorar su día a día.

¿Cómo ves el futuro de la mujer en el ámbito científico y tecnológico?

La verdad es que soy muy positiva. Creo que cada vez hay menos estereotipos y que habrá más mujeres consagradas que sirvan como referentes. Así que pienso que, poco a poco, se podrá corregir esa ausencia de mujeres en estos ámbitos. Para eso es fundamental que otras mujeres sirvan de ejemplo e inspiración a las que vienen detrás.

Soy optimista, porque sé que muchas compañeras serán futuras líderes y eso ayudará considerablemente a que unas tiremos de otras para estar presentes en este sector.

¿Qué le dirías a una chica que se esté planteando estudiar una carrera del ámbito científico-tecnológico?

A una futura estudiante le diría que adelante, por supuesto. Se trata de carreras preciosas, con una aplicación muy directa para mejorar el día a día de las personas.

Las carreras técnicas tienen cierta dificultad y requieren esfuerzo, pero, si una chica tiene vocación para estudiarlas, no debe dejarse asustar porque podrá perfectamente con ellas. No solo eso: además –literalmente–, tendrá la oportunidad de cambiar el mundo y hacerlo un poquito mejor. Así que yo le doy todo mi ánimo e incluso mi ayuda, si la necesita.

¿Qué ha significado para ti ganar los Premios WONNOW?

Me enteré de su existencia por mi universidad y también por mi tía. Me pareció una iniciativa excelente para dar visibilidad a mujeres presentes en este tipo de carreras. Como llevaba una trayectoria académica bastante buena, me animé a intentarlo. No tenía grandes esperanzas de resultar ganadora, así que creo que todavía no lo he asimilado muy bien.

Recibir estos premios ha supuesto un impulso enorme para poder continuar el año que viene con mi formación. También, una recompensa a todo el trabajo que estoy realizando. Es una señal de que lo estoy haciendo bien y solo puedo dar las gracias por ello.

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Pese a que no siempre se relacionan estas disciplinas, hay muchos tecnólogos que son grandes humanistas. Personas que buscan siempre el bien de los demás a la hora de enfocar su trabajo. Este es el caso de Lola Ardura, estudiante de Ingeniería Biomédica e Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, que aspira a ayudar en el futuro a muchas personas.

Lola cursa ya su último año y ha resultado ganadora de la III Edición de los Premios WONNOW que otorgan CaixaBank y Microsoft para contribuir a la visibilización de mujeres estudiantes de disciplinas STEM. Esta futura ingeniera destaca la importancia de que haya mujeres referentes en el ámbito tecnológico y científico para animar a las jóvenes a decantarse por este tipo de carreras.

¿Cómo surgió tu interés por este ámbito de estudio?

Mi interés por el ámbito tecnológico surgió cuando era pequeña. Tanto mi padre como mi madre son ingenieros, por eso en mi casa la tecnología siempre ha estado muy presente. Eso, junto a mi curiosidad y mis ganas de aprender, es lo que me ha llevado a elegir estos estudios.

Entonces, has contado con referentes directos dentro de tu familia.

Tanto mi padre como mi madre han tenido muchísima influencia, pero lo cierto es que también mi tía es ingeniera, así como lo eran mi abuelo y mi abuela. Así que sí, me viene de familia y, además, he contado con referentes femeninos dentro de ella.

¿Por qué elegiste estos estudios?

Siempre he tenido la inquietud de ayudar a los demás con mi trabajo. Creo que es muy importante, cuando enfocas a qué te quieres dedicar, tener presente esa posibilidad de aportar algo a la vida de los demás. Creo que eso es lo que más nos realiza como seres humanos y me encantaría poder ayudar con mi trabajo a aquellas personas que no tienen la misma suerte que yo.

Me considero una privilegiada y creo que no me he ganado todo lo que tengo. Por eso pienso que es mi deber devolver con mi trabajo parte de esa suerte al máximo número de personas posible.

¿Y qué crees que puede aportar tu carrera en este sentido a la sociedad?

Creo que mi carrera puede aportar muchas cosas. En lo referente a las telecomunicaciones, es evidente que vivimos cada día más conectados y, gracias a ellas, podemos estrechar lazos aunque estemos separados por largas distancias.

Por otro lado, la Ingeniería Biomédica puede aportar importantes avances a nivel clínico, tanto en diagnóstico como a la hora de mejorar la vida de los pacientes. Desde una diagnosis más sencilla y rápida a intervenciones más seguras o el desarrollo de facilidades para que su día a día sea más cómodo.

¿Cómo ves la presencia de mujeres en tu ámbito de estudios?

La presencia de mujeres en ingenierías no es muy común. Tal vez es un poco mayor en Ingeniería Biomédica, probablemente porque es más habitual ver mujeres médicas. Sin embargo, en Telecomunicaciones es muy escasa. Yo creo que esto se debe a una falta de fomento cuando somos pequeñas, porque en realidad son carreras que las mujeres podemos desarrollar perfectamente.

Aunque no ha sido tu caso, ¿crees que la falta de referentes femeninos puede tener algo que ver con esta realidad?

Sí, creo que la escasa presencia de mujeres en estas ramas se debe a la falta de referentes femeninos. No sé si se debe a estereotipos o a cierta trayectoria histórica, pero es fundamental que haya más y también que se inculque a las niñas desde que son pequeñas que las mujeres también pueden participar de la tecnología.

Tenemos capacidad de sobra para aportar a este ámbito aquello que, tal vez, hasta ahora no se haya estado aportando precisamente a causa de una exclusión motivada por falta de motivación.

¿Hacia dónde te gustaría orientarte en un futuro?

Precisamente ahora que estoy terminando mis estudios tengo muchas dudas sobre cómo orientar mi futuro. En principio, el año que viene me gustaría estudiar un Máster en Bioelectrónica en Suiza.

Después desearía trabajar en un ámbito retador intelectualmente y, como comentaba anteriormente, que tenga como últimas beneficiarias a las personas para que me permita ayudar a mejorar su día a día.

¿Cómo ves el futuro de la mujer en el ámbito científico y tecnológico?

La verdad es que soy muy positiva. Creo que cada vez hay menos estereotipos y que habrá más mujeres consagradas que sirvan como referentes. Así que pienso que, poco a poco, se podrá corregir esa ausencia de mujeres en estos ámbitos. Para eso es fundamental que otras mujeres sirvan de ejemplo e inspiración a las que vienen detrás.

Soy optimista, porque sé que muchas compañeras serán futuras líderes y eso ayudará considerablemente a que unas tiremos de otras para estar presentes en este sector.

¿Qué le dirías a una chica que se esté planteando estudiar una carrera del ámbito científico-tecnológico?

A una futura estudiante le diría que adelante, por supuesto. Se trata de carreras preciosas, con una aplicación muy directa para mejorar el día a día de las personas.

Las carreras técnicas tienen cierta dificultad y requieren esfuerzo, pero, si una chica tiene vocación para estudiarlas, no debe dejarse asustar porque podrá perfectamente con ellas. No solo eso: además –literalmente–, tendrá la oportunidad de cambiar el mundo y hacerlo un poquito mejor. Así que yo le doy todo mi ánimo e incluso mi ayuda, si la necesita.

¿Qué ha significado para ti ganar los Premios WONNOW?

Me enteré de su existencia por mi universidad y también por mi tía. Me pareció una iniciativa excelente para dar visibilidad a mujeres presentes en este tipo de carreras. Como llevaba una trayectoria académica bastante buena, me animé a intentarlo. No tenía grandes esperanzas de resultar ganadora, así que creo que todavía no lo he asimilado muy bien.

Recibir estos premios ha supuesto un impulso enorme para poder continuar el año que viene con mi formación. También, una recompensa a todo el trabajo que estoy realizando. Es una señal de que lo estoy haciendo bien y solo puedo dar las gracias por ello.

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“Las mujeres nos tenemos que abrir paso en carreras STEM” https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/las-mujeres-nos-tenemos-que-abrir-paso-en-carreras-stem/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/las-mujeres-nos-tenemos-que-abrir-paso-en-carreras-stem/#respond Mon, 21 Dec 2020 17:21:29 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39752

La curiosidad por saber cómo funcionan las cosas fue la que encendió la chispa entre Nora Carreira y la tecnología. Es una de las ganadoras de la tercera edición de los Premios WONNOW, organizados por CaixaBank y Microsoft Ibérica con el objetivo de dar visibilidad y reconocimiento a mujeres estudiantes de carreras STEM.

Nora estudió Ingeniería Mecánica en San Sebastián, colabora con una beca en AgroBank y anima a otras mujeres a abrirse paso en el mundo de la ciencia y la tecnología como una manera de lograr la necesaria igualdad.

¿Qué te llevó a estudiar Ingeniería Mecánica?

Decidí estudiar Ingeniería Mecánica porque, dentro de mis estudios, siempre me habían gustado la Física, las Matemáticas y el Dibujo Técnico. Para mí eran como un juego, por eso fueron determinantes cuando me llegó el momento de elegir una carrera.

Desde pequeña he sido muy curiosa, siempre me gustó saber por qué pasan las cosas y, a medida que iba creciendo, me fui interesando más por los aspectos científicos y tecnológicos. Creo que he acertado al elegir esta carrera porque me siento muy realizada.

¿Ha cambiado tu visión sobre estos estudios, a medida que fuiste avanzando en ellos?

Lo cierto es que, cuando elegí hacer una ingeniería, no sabía muy bien lo que era ni qué nivel de exigencia supondría.

Aunque, efectivamente, se trata de una carrera un poco exigente, diría que ha cumplido con mis expectativas y que estoy muy satisfecha con los estudios que he elegido.

¿Y cómo es la presencia femenina en la carrera que has estudiado?

Cuando empecé a estudiar la ingeniería me di cuenta de que es un mundo lleno de hombres; éramos muy pocas chicas. Y cuando me fui a Alemania con una beca Erasmus esta realidad se hizo todavía más patente, porque me di cuenta de que es una carencia global. En todos los países hay muy pocas chicas en este tipo de estudios, especialmente en Ingeniería Mecánica.

En realidad, cuando me fui a Alemania yo pensaba que allí todo sería mucho más avanzado y que habría muchas más chicas en la facultad. Sin embargo, tanto allí como en otros países, por lo que me contaban compañeros de distinta procedencia, me di cuenta de que las mujeres en carreras científicas o técnicas todavía nos tenemos que abrir paso.

¿Por qué crees que sucede esto?

Yo creo que esto se debe a una serie de estereotipos marcados en la sociedad. Desde pequeños se nos enseña qué cosas son para chicas o para chicos y esto mismo sucede con las carreras que estudiamos o los trabajos a los que optamos.

¿Y qué opinas acerca de la ausencia de referentes femeninos en este ámbito?

Lo cierto es que, si me paro a pensar, no se me ocurren muchos referentes femeninos. Siempre que hablamos de científicos o personas que ocupan puestos importantes en empresas, siempre se nos vienen a la cabeza figuras masculinas. Y es cierto que hay una gran carencia de figuras femeninas.

¿Qué le dirías a una chica que se esté planteando estudiar una ingeniería?

A las chicas que estén pensando estudiar una carrera técnica les diría que se animen a adentrarse en este mundo. Es cierto que es un reto, pero si, poco a poco, las chicas nos vamos animando a estudiar este tipo de carreras y a abrirnos paso en este mundo, podremos llegar a hacer grandes cosas. Yo espero que, poco a poco, las mujeres se animen y que podamos alcanzar mayor igualdad en este campo.

¿Por qué decidiste participar en los Premios WONNOW?

Yo me inscribí a los Premios WONNOW en época de confinamiento, en un momento en el que iba a finalizar mi carrera y no sabía muy bien cómo enfocar los próximos años. Entonces, me encontré con esta oportunidad en las redes sociales. Como vi que encajaba con mis aptitudes, me di cuenta de que podría ser una gran oportunidad.

Fue toda una sorpresa que me lo otorgaran y, a la vez, una gran ilusión. Estoy muy contenta de poder vivir esta experiencia.

¿Y qué han significado para ti estos premios?

Sobre todo, un reconocimiento al esfuerzo realizado durante toda la carrera. Han sido años en los que he tenido que estudiar mucho y organizarme muy bien para poder compaginar mis estudios con otras actividades. Estos premios han llegado como una consideración a todo ese trabajo.

Además, han sido una oportunidad inmejorable para conocer a chicas increíbles, que ya las considero mis amigas. Es muy especial poder compartir con ellas conocimientos técnicos, algo que no puedo hacer normalmente con el resto de mis amigas.

También me da la opción de conocer chicas que, como yo, están trabajando muy duro para llegar a donde quieren; por eso considero que ha sido una oportunidad muy interesante y gratificante.

¿Por qué crees que es importante la organización de premios como los WONNOW?

Lo cierto es que te dan una gran visibilidad. A veces se nos puede olvidar que también hay chicas en el mundo de la ciencia y la tecnología. Este tipo de galardones nos pone en el radar y creo que nos puede ayudar a abrirnos paso en este ámbito.

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La curiosidad por saber cómo funcionan las cosas fue la que encendió la chispa entre Nora Carreira y la tecnología. Es una de las ganadoras de la tercera edición de los Premios WONNOW, organizados por CaixaBank y Microsoft Ibérica con el objetivo de dar visibilidad y reconocimiento a mujeres estudiantes de carreras STEM.

Nora estudió Ingeniería Mecánica en San Sebastián, colabora con una beca en AgroBank y anima a otras mujeres a abrirse paso en el mundo de la ciencia y la tecnología como una manera de lograr la necesaria igualdad.

¿Qué te llevó a estudiar Ingeniería Mecánica?

Decidí estudiar Ingeniería Mecánica porque, dentro de mis estudios, siempre me habían gustado la Física, las Matemáticas y el Dibujo Técnico. Para mí eran como un juego, por eso fueron determinantes cuando me llegó el momento de elegir una carrera.

Desde pequeña he sido muy curiosa, siempre me gustó saber por qué pasan las cosas y, a medida que iba creciendo, me fui interesando más por los aspectos científicos y tecnológicos. Creo que he acertado al elegir esta carrera porque me siento muy realizada.

¿Ha cambiado tu visión sobre estos estudios, a medida que fuiste avanzando en ellos?

Lo cierto es que, cuando elegí hacer una ingeniería, no sabía muy bien lo que era ni qué nivel de exigencia supondría.

Aunque, efectivamente, se trata de una carrera un poco exigente, diría que ha cumplido con mis expectativas y que estoy muy satisfecha con los estudios que he elegido.

¿Y cómo es la presencia femenina en la carrera que has estudiado?

Cuando empecé a estudiar la ingeniería me di cuenta de que es un mundo lleno de hombres; éramos muy pocas chicas. Y cuando me fui a Alemania con una beca Erasmus esta realidad se hizo todavía más patente, porque me di cuenta de que es una carencia global. En todos los países hay muy pocas chicas en este tipo de estudios, especialmente en Ingeniería Mecánica.

En realidad, cuando me fui a Alemania yo pensaba que allí todo sería mucho más avanzado y que habría muchas más chicas en la facultad. Sin embargo, tanto allí como en otros países, por lo que me contaban compañeros de distinta procedencia, me di cuenta de que las mujeres en carreras científicas o técnicas todavía nos tenemos que abrir paso.

¿Por qué crees que sucede esto?

Yo creo que esto se debe a una serie de estereotipos marcados en la sociedad. Desde pequeños se nos enseña qué cosas son para chicas o para chicos y esto mismo sucede con las carreras que estudiamos o los trabajos a los que optamos.

¿Y qué opinas acerca de la ausencia de referentes femeninos en este ámbito?

Lo cierto es que, si me paro a pensar, no se me ocurren muchos referentes femeninos. Siempre que hablamos de científicos o personas que ocupan puestos importantes en empresas, siempre se nos vienen a la cabeza figuras masculinas. Y es cierto que hay una gran carencia de figuras femeninas.

¿Qué le dirías a una chica que se esté planteando estudiar una ingeniería?

A las chicas que estén pensando estudiar una carrera técnica les diría que se animen a adentrarse en este mundo. Es cierto que es un reto, pero si, poco a poco, las chicas nos vamos animando a estudiar este tipo de carreras y a abrirnos paso en este mundo, podremos llegar a hacer grandes cosas. Yo espero que, poco a poco, las mujeres se animen y que podamos alcanzar mayor igualdad en este campo.

¿Por qué decidiste participar en los Premios WONNOW?

Yo me inscribí a los Premios WONNOW en época de confinamiento, en un momento en el que iba a finalizar mi carrera y no sabía muy bien cómo enfocar los próximos años. Entonces, me encontré con esta oportunidad en las redes sociales. Como vi que encajaba con mis aptitudes, me di cuenta de que podría ser una gran oportunidad.

Fue toda una sorpresa que me lo otorgaran y, a la vez, una gran ilusión. Estoy muy contenta de poder vivir esta experiencia.

¿Y qué han significado para ti estos premios?

Sobre todo, un reconocimiento al esfuerzo realizado durante toda la carrera. Han sido años en los que he tenido que estudiar mucho y organizarme muy bien para poder compaginar mis estudios con otras actividades. Estos premios han llegado como una consideración a todo ese trabajo.

Además, han sido una oportunidad inmejorable para conocer a chicas increíbles, que ya las considero mis amigas. Es muy especial poder compartir con ellas conocimientos técnicos, algo que no puedo hacer normalmente con el resto de mis amigas.

También me da la opción de conocer chicas que, como yo, están trabajando muy duro para llegar a donde quieren; por eso considero que ha sido una oportunidad muy interesante y gratificante.

¿Por qué crees que es importante la organización de premios como los WONNOW?

Lo cierto es que te dan una gran visibilidad. A veces se nos puede olvidar que también hay chicas en el mundo de la ciencia y la tecnología. Este tipo de galardones nos pone en el radar y creo que nos puede ayudar a abrirnos paso en este ámbito.

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“Es esencial que las mujeres no tengamos miedo al elegir estudios” https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/es-esencial-que-las-mujeres-no-tengamos-miedo-al-elegir-estudios/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/es-esencial-que-las-mujeres-no-tengamos-miedo-al-elegir-estudios/#respond Thu, 17 Dec 2020 07:27:09 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=39696

Natalia Franch lo tenía claro: desde que configuraba proyectores y ordenadores en el instituto por simple intuición, sabía que la tecnología era lo suyo. Así que decidió estudiar Ingeniería Informática en la Universitat Jaume I de Castellón. Ella era la única mujer en la mayor parte de las clases a las que asistía.

Distinguida en la segunda edición de los Premios WONNOW, otorgados por CaixaBank y Microsoft a las mejores alumnas de grados STEM, Natalia trabaja actualmente como analista en el departamento de Ciberseguridad de CaixaBank. Esta ingeniera comparte su experiencia con otras mujeres que se plantean realizar carreras técnicas para animarlas a dar el paso y estar presentes en unas disciplinas, las STEM, en las que la presencia femenina es muy necesaria.

¿Cuándo comenzaste a tener inquietud por la tecnología?

Mi inquietud por la tecnología comenzó cuando empecé secundaria. De hecho, yo dominaba los proyectores, que empezaban a utilizarse en los institutos, cuando nadie más sabía manejarlos. Siempre me encargaban gestionarlos incluso en otros cursos, desde donde me llamaban para ayudarles a conectar el proyector, configurar el ordenador… todo era nuevo. Y lo hacía desde la intuición.

Era un tema que me interesaba mucho y que conocía simplemente porque me apetecía. Era algo innato en mí.

¿Y desde cuándo supiste que querías estudiar algo relacionado con la tecnología?

Lo tuve muy claro desde 4º de la ESO. Quería estudiar Ingeniería Informática. Aunque mi primera inclinación fue estudiar Matemáticas, ya que tengo una referente en mi familia, mi tía, que había estudiado esa carrera. Como en mi etapa del instituto vi que la tecnología era un don innato para mí, decidí tomar finalmente ese camino.

¿Contaste con apoyo en tu entorno para realizar ese tipo de estudios?

Mi familia siempre me apoyó a la hora de realizar este tipo de estudios, pero es cierto que tanto familiares como amigos me preguntaron si realmente estaba segura porque es una carrera que tiene fama de complicada. También me dijeron que sería la única chica y si eso me iba a suponer un inconveniente. Eso, y más en esa época que suele ser de incertidumbre, influye, pero de todas formas siempre me he sentido muy apoyada en mi elección.

¿Por qué crees que podían surgir ese tipo de comentarios?

En mi entorno no conocíamos a ninguna chica ingeniera. Este tipo de profesiones presentan ciertos estereotipos marcados en la sociedad que hacen que te vean menos capaz de desarrollarlas. Simplemente, porque no hay referentes femeninos en ese ámbito.

¿Ha cambiado tu propia percepción acerca de la Ingeniería Informática después de haberla estudiado?

Sí, mi percepción cambió por completo porque en bachillerato yo no había estudiado nada relacionado con Informática. No tenía ninguna asignatura optativa en ese ámbito y yo no sabía ni lo que era programar.

Obviamente, yo sabía que la Ingeniería Informática no consistía en arreglar un proyector, ni mucho menos, pero tenía curiosidad y ganas de aprender. Así que entré en la carrera sin saber prácticamente nada, a diferencia de mis compañeros, de los cuales muchos procedían de ciclos formativos o de haber cursado Informática durante el bachillerato. Me decían: “¡Pero si no sabes nada!”. Y yo respondía: “Bueno, para eso estoy aquí”.

¿Por qué crees que hay tan pocas chicas en carreras como la tuya?

Yo tuve la suerte de tener una referente en el ámbito de las disciplinas STEM, que es mi tía Pilar, que estudió Matemáticas. Sin embargo, hay más mujeres matemáticas que informáticas. La directora de mi carrera me dijo que las mujeres éramos solo un 12% de los estudiantes en toda la carrera en el año 2019. Eso, junto el elevado nivel de abandono, tanto por parte de chicos como de chicas, hace que nos graduemos un número muy reducido de mujeres. De hecho, yo era la única en la mayoría de las clases a las que he acudido a lo largo de toda la carrera.

A mí, personalmente, me cuesta encontrar una explicación a esta situación, porque yo siempre tuve muy claro lo que quería aprender. Sin embargo, es cierto que el entorno te suele animar a que estudies otro tipo de carreras, bien por miedo, o bien porque es una época complicada en la que no sabes muy bien qué decidir. Todo esto hace que, si no tienes una elección muy clara, acudas a un campo que conoces más y que sabes con seguridad que te va a gustar.

¿Qué opinas de los premios que, como WONNOW, buscan visibilizar a las estudiantes que optáis por este tipo de carreras?

Creo que son muy necesarios este tipo de premios que dan visibilidad a las mujeres que han estudiado carreras STEM. La razón es que nuestra presencia es muy minoritaria y no creo que sea cuestión de tener uno u otro género. Más bien, tiene que ver con todo lo que nos han inculcado desde pequeños en la sociedad.

En mi caso, yo agradecía mucho tener a mujeres como profesoras durante la carrera, ya que tenía pocas compañeras. También en los Premios WONNOW tuve la ocasión de conocer a otras nueve ingenieras. ¡Nunca había conocido a tantas ingenieras juntas!

¿Por qué decidiste presentarte a estos premios?

Vi la oportunidad de presentarme a los premios cuando ya estaba en la última etapa de mi carrera porque mis compañeros me insistieron mucho. Nos habían enviado un correo a través de la universidad para animar a las alumnas a participar en los premios WONNOW y la idea me atraía, pero estaba en plenos exámenes y no lo veía claro. Mis compañeros me dijeron que, al ser la única chica en nuestro grupo, tenía la obligación de presentar mi currículo y hacer las pruebas para convertirme en un referente para muchas otras mujeres.

¿Y qué significó para ti ganar los premios WONNOW?

Me dijeron que estaba seleccionada un martes 13, que parece que tiene que ser un mal día, pero lo cierto es que para mí no lo fue. No se lo había contado a mucha gente para no gafarlo. Cuando me dieron la noticia, me alegré muchísimo. Me iba a estudiar un máster a Madrid, pero finalmente acabé en Barcelona, trabajando en CaixaBank. Era verano, estaba de vacaciones y se lo conté a mi madre. Soy de un pueblo pequeño y acabamos todos tomando algo en el bar a mi salud.

¿Qué le dirías a una chica que quiera orientar sus estudios hacia el ámbito tecnológico?

A una chica que esté valorando estudiar una ingeniería le daría muchos ánimos y también le diría que las mujeres somos muy capaces. Aunque es un mundo nuevo, lleno de incertidumbres y que nos va a exigir aprender muchísimo, tenemos que estar en él. El mundo va orientado a profesiones STEM y van a ser necesarias mujeres en este ámbito  para que haya diversidad en los equipos del futuro.

¿Qué opinas sobre la brecha de género en este ámbito?

Creo que la gente no es muy consciente del bajo número de mujeres que estudian Ingeniería Informática. De hecho, creo que mi carrera es, de largo, la que tiene menos mujeres en sus aulas, pero tenemos que estar ahí.

Por otro lado, sí que he notado que, en promociones posteriores a la mía, el número de mujeres en los primeros años ha aumentado, pero la realidad es que seguimos siendo un grupo muy minoritario. No solo eso: según las estadísticas parece que la brecha de género en estas carreras incluso aumenta. Por esa razón creo que es muy necesario que las mujeres nos veamos capaces desde pequeñas de elegir lo que queremos. Es fundamental que no tengamos miedo a elegir.

¿Qué medidas crees que podrían ayudar a corregir esta situación?

Mi madre siempre me ha dicho que, desde bien pequeñita, le quitaba los puzles a mi hermano mayor y los hacía yo solita. Por eso creo que es tan importante la igualdad en cosas básicas como los juegos desde la infancia. Un Lego podría asociarse a Ingeniería Industrial y un videojuego, con Ingeniería Informática o de Videojuegos.

Parece que las mujeres no estamos presentes en los videojuegos ni en la construcción. Por suerte, esto cada vez evoluciona a mejor. Y espero que, cada vez, podamos ser más mujeres en este ámbito STEM.

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Natalia Franch lo tenía claro: desde que configuraba proyectores y ordenadores en el instituto por simple intuición, sabía que la tecnología era lo suyo. Así que decidió estudiar Ingeniería Informática en la Universitat Jaume I de Castellón. Ella era la única mujer en la mayor parte de las clases a las que asistía.

Distinguida en la segunda edición de los Premios WONNOW, otorgados por CaixaBank y Microsoft a las mejores alumnas de grados STEM, Natalia trabaja actualmente como analista en el departamento de Ciberseguridad de CaixaBank. Esta ingeniera comparte su experiencia con otras mujeres que se plantean realizar carreras técnicas para animarlas a dar el paso y estar presentes en unas disciplinas, las STEM, en las que la presencia femenina es muy necesaria.

¿Cuándo comenzaste a tener inquietud por la tecnología?

Mi inquietud por la tecnología comenzó cuando empecé secundaria. De hecho, yo dominaba los proyectores, que empezaban a utilizarse en los institutos, cuando nadie más sabía manejarlos. Siempre me encargaban gestionarlos incluso en otros cursos, desde donde me llamaban para ayudarles a conectar el proyector, configurar el ordenador… todo era nuevo. Y lo hacía desde la intuición.

Era un tema que me interesaba mucho y que conocía simplemente porque me apetecía. Era algo innato en mí.

¿Y desde cuándo supiste que querías estudiar algo relacionado con la tecnología?

Lo tuve muy claro desde 4º de la ESO. Quería estudiar Ingeniería Informática. Aunque mi primera inclinación fue estudiar Matemáticas, ya que tengo una referente en mi familia, mi tía, que había estudiado esa carrera. Como en mi etapa del instituto vi que la tecnología era un don innato para mí, decidí tomar finalmente ese camino.

¿Contaste con apoyo en tu entorno para realizar ese tipo de estudios?

Mi familia siempre me apoyó a la hora de realizar este tipo de estudios, pero es cierto que tanto familiares como amigos me preguntaron si realmente estaba segura porque es una carrera que tiene fama de complicada. También me dijeron que sería la única chica y si eso me iba a suponer un inconveniente. Eso, y más en esa época que suele ser de incertidumbre, influye, pero de todas formas siempre me he sentido muy apoyada en mi elección.

¿Por qué crees que podían surgir ese tipo de comentarios?

En mi entorno no conocíamos a ninguna chica ingeniera. Este tipo de profesiones presentan ciertos estereotipos marcados en la sociedad que hacen que te vean menos capaz de desarrollarlas. Simplemente, porque no hay referentes femeninos en ese ámbito.

¿Ha cambiado tu propia percepción acerca de la Ingeniería Informática después de haberla estudiado?

Sí, mi percepción cambió por completo porque en bachillerato yo no había estudiado nada relacionado con Informática. No tenía ninguna asignatura optativa en ese ámbito y yo no sabía ni lo que era programar.

Obviamente, yo sabía que la Ingeniería Informática no consistía en arreglar un proyector, ni mucho menos, pero tenía curiosidad y ganas de aprender. Así que entré en la carrera sin saber prácticamente nada, a diferencia de mis compañeros, de los cuales muchos procedían de ciclos formativos o de haber cursado Informática durante el bachillerato. Me decían: “¡Pero si no sabes nada!”. Y yo respondía: “Bueno, para eso estoy aquí”.

¿Por qué crees que hay tan pocas chicas en carreras como la tuya?

Yo tuve la suerte de tener una referente en el ámbito de las disciplinas STEM, que es mi tía Pilar, que estudió Matemáticas. Sin embargo, hay más mujeres matemáticas que informáticas. La directora de mi carrera me dijo que las mujeres éramos solo un 12% de los estudiantes en toda la carrera en el año 2019. Eso, junto el elevado nivel de abandono, tanto por parte de chicos como de chicas, hace que nos graduemos un número muy reducido de mujeres. De hecho, yo era la única en la mayoría de las clases a las que he acudido a lo largo de toda la carrera.

A mí, personalmente, me cuesta encontrar una explicación a esta situación, porque yo siempre tuve muy claro lo que quería aprender. Sin embargo, es cierto que el entorno te suele animar a que estudies otro tipo de carreras, bien por miedo, o bien porque es una época complicada en la que no sabes muy bien qué decidir. Todo esto hace que, si no tienes una elección muy clara, acudas a un campo que conoces más y que sabes con seguridad que te va a gustar.

¿Qué opinas de los premios que, como WONNOW, buscan visibilizar a las estudiantes que optáis por este tipo de carreras?

Creo que son muy necesarios este tipo de premios que dan visibilidad a las mujeres que han estudiado carreras STEM. La razón es que nuestra presencia es muy minoritaria y no creo que sea cuestión de tener uno u otro género. Más bien, tiene que ver con todo lo que nos han inculcado desde pequeños en la sociedad.

En mi caso, yo agradecía mucho tener a mujeres como profesoras durante la carrera, ya que tenía pocas compañeras. También en los Premios WONNOW tuve la ocasión de conocer a otras nueve ingenieras. ¡Nunca había conocido a tantas ingenieras juntas!

¿Por qué decidiste presentarte a estos premios?

Vi la oportunidad de presentarme a los premios cuando ya estaba en la última etapa de mi carrera porque mis compañeros me insistieron mucho. Nos habían enviado un correo a través de la universidad para animar a las alumnas a participar en los premios WONNOW y la idea me atraía, pero estaba en plenos exámenes y no lo veía claro. Mis compañeros me dijeron que, al ser la única chica en nuestro grupo, tenía la obligación de presentar mi currículo y hacer las pruebas para convertirme en un referente para muchas otras mujeres.

¿Y qué significó para ti ganar los premios WONNOW?

Me dijeron que estaba seleccionada un martes 13, que parece que tiene que ser un mal día, pero lo cierto es que para mí no lo fue. No se lo había contado a mucha gente para no gafarlo. Cuando me dieron la noticia, me alegré muchísimo. Me iba a estudiar un máster a Madrid, pero finalmente acabé en Barcelona, trabajando en CaixaBank. Era verano, estaba de vacaciones y se lo conté a mi madre. Soy de un pueblo pequeño y acabamos todos tomando algo en el bar a mi salud.

¿Qué le dirías a una chica que quiera orientar sus estudios hacia el ámbito tecnológico?

A una chica que esté valorando estudiar una ingeniería le daría muchos ánimos y también le diría que las mujeres somos muy capaces. Aunque es un mundo nuevo, lleno de incertidumbres y que nos va a exigir aprender muchísimo, tenemos que estar en él. El mundo va orientado a profesiones STEM y van a ser necesarias mujeres en este ámbito  para que haya diversidad en los equipos del futuro.

¿Qué opinas sobre la brecha de género en este ámbito?

Creo que la gente no es muy consciente del bajo número de mujeres que estudian Ingeniería Informática. De hecho, creo que mi carrera es, de largo, la que tiene menos mujeres en sus aulas, pero tenemos que estar ahí.

Por otro lado, sí que he notado que, en promociones posteriores a la mía, el número de mujeres en los primeros años ha aumentado, pero la realidad es que seguimos siendo un grupo muy minoritario. No solo eso: según las estadísticas parece que la brecha de género en estas carreras incluso aumenta. Por esa razón creo que es muy necesario que las mujeres nos veamos capaces desde pequeñas de elegir lo que queremos. Es fundamental que no tengamos miedo a elegir.

¿Qué medidas crees que podrían ayudar a corregir esta situación?

Mi madre siempre me ha dicho que, desde bien pequeñita, le quitaba los puzles a mi hermano mayor y los hacía yo solita. Por eso creo que es tan importante la igualdad en cosas básicas como los juegos desde la infancia. Un Lego podría asociarse a Ingeniería Industrial y un videojuego, con Ingeniería Informática o de Videojuegos.

Parece que las mujeres no estamos presentes en los videojuegos ni en la construcción. Por suerte, esto cada vez evoluciona a mejor. Y espero que, cada vez, podamos ser más mujeres en este ámbito STEM.

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Coronavirus y brecha digital, lecciones aprendidas https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/coronavirus-y-brecha-digital-lecciones-aprendidas/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/coronavirus-y-brecha-digital-lecciones-aprendidas/#respond Tue, 25 Aug 2020 16:15:40 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=38790

Vivimos en una sociedad interconectada en la que los avances tecnológicos han cambiado nuestra forma de interactuar, así como el modo en el que trabajamos y aprendemos. Las videoconferencias, las clases telemáticas o las compras on-line se han convertido en recursos necesarios para mantener una normalidad relativa, especialmente durante los días de confinamiento. Además, han puesto de manifiesto las diferencias que ya existían en el acceso y uso de la tecnología en determinados colectivos, como los estudiantes con pocos recursos o los mayores, y que ahora se han visto acentuadas. Son lecciones que hemos tenido que aprender a marchas forzadas durante la pandemia de la COVID-19, pero que resultan muy valiosas para poder corregirlas de cara al futuro.

En los casos de esos dos colectivos, los efectos negativos de la brecha digital se han hecho especialmente evidentes. “Las desigualdades en la preparación digital son un obstáculo para que una gran parte de la población mundial pueda aprovechar las ventajas que ofrecen las tecnologías para hacer frente a la pandemia de coronavirus al quedarnos en casa”, advierte la directora de Tecnología y Logística de la Conferencia de las Naciones Unidas de Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Shamika Sirimanne.

La brecha digital no es una cuestión menor. De hecho, está relacionada con al menos tres de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU en su Agenda 2030 para promover la prosperidad de todos y preservar el planeta. Se trata de los objetivos número 1 (Fin de la pobreza), 4 (Educación de calidad) y 10 (Reducción de las desigualdades). Acabar con esa brecha es esencial para que todos los ciudadanos puedan prosperar y ejercer sus derechos, sin importar su origen o las circunstancias de su vida.

Acceso a clases on-line

En el sector de la enseñanza, la adopción de la pretendida innovación educativa a través de las TIC aún se encuentra en etapas tempranas en muchos centros del país. La mayoría se han visto obligados a impartir clases de manera telemática sin contar con herramientas ni con una metodología definida. Una dificultad acrecentada por el hecho de que parte del alumnado carece de lo necesario para poder seguir el ritmo de las clases on-line, como un dispositivo adecuado o conexión a Internet.

Para facilitar el acceso a estos recursos, instituciones públicas y empresas han unido esfuerzos a través de diversos proyectos. Así, 15 días después de decretarse el estado de alarma, el Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) puso en marcha una iniciativa dirigida a los alumnos más vulnerables. A través de Telefónica, facilitó 20.000 líneas móviles con conexiones de 40 GB de datos para estudiantes de Bachillerato y FP. Cisco aporta en este proyecto una herramienta de colaboración que incluye funcionalidades para crear un aula virtual, como videoconferencia y compartición de escritorio. IBM, por su parte, aporta soporte para la adopción y uso de la plataforma tecnológica. Cerca de 600 profesionales se han inscrito como voluntarios para asesorar a los docentes para que puedan aprovechar al máximo la interacción con los alumnos.

También la Fundación ”la Caixa”, a través del programa ProFuturo, ha donado miles de tabletas a distintos colectivos. Este fue el caso de familias en situación vulnerable y con hijos en edad escolar de distintos lugares de España, a quienes se entregaron dispositivos con el fin de que pudieran continuar con su educación desde sus domicilios.

Asimismo, los miembros de la Asociación de Voluntarios de ”la Caixa” han realizado un importante esfuerzo de formación y digitalización para poder seguir colaborando con distintos proyectos a distancia. Un ejemplo de ellos es la iniciativa Cartas contra la Soledad, que facilita el envío de correos electrónicos a personas mayores que viven en residencias y sufren aislamiento por la pandemia.

El objetivo de esta acción consiste en evitar que la brecha digital aumente el riesgo de exclusión en el que ya se encuentran los menores. Se trata de que ningún niño se quede sin su derecho a la educación por el hecho de no tener un equipo informático en su domicilio. La donación de tabletas también abarca hospitales y residencias de mayores, donde se han prohibido las visitas, para que los ingresados puedan recibir el apoyo de sus familiares.

Mayores y servicios financieros

Hay que recordar que las personas mayores son otro de los grupos de población que se han visto sacudidos por la brecha digital en esta pandemia. Al igual que algunos estudiantes, la falta de dispositivos y conexión a Internet, o sus inseguridades a la hora de manejarse con las tecnologías, han dificultado que las usen de manera generalizada. También ha provocado que hayan necesitado ayuda durante el confinamiento para realizar sus actividades más básicas, como el acceso a sus servicios financieros.

Para salvar este obstáculo, CaixaBank ha implantado un plan para evitar desplazamientos a sus oficinas a sus 2,7 millones de clientes mayores de 65 años y, por tanto, la exposición al coronavirus de este colectivo vulnerable. Entre las medidas adoptadas se encuentra el cobro adelantado de la pensión. Como consecuencia, cerca del 85 % de los jubilados clientes de CaixaBank no realizaron reintegros en efectivo ni en cajeros ni en oficinas durante los días posteriores al cobro de la pensión en el mes de marzo. El mes anterior, alrededor de la mitad de los pensionistas sí se habían desplazado presencialmente a su oficina para retirar dinero.

Por otro lado, CaixaBank ha utilizado inteligencia artificial para detectar los servicios más demandados por sus clientes senior en sus oficinas y ofrecerles nuevas operativas financieras específicas a través de Internet. Además, la entidad no devuelve los recibos básicos de los clientes mayores de 65 años, como los de la luz, el gas o el agua, aunque la cuenta bancaria se encuentre en descubierto.

La crisis sanitaria que vivimos estas semanas ha dejado al descubierto las carencias de algunos colectivos. Aunque la tecnología está disponible, no siempre se encuentra al alcance de toda la población, ya sea por motivos sociales o económicos. Acabar con esa brecha digital es una más de las lecciones que debemos aprender cuando dejemos atrás este momento excepcional.

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Vivimos en una sociedad interconectada en la que los avances tecnológicos han cambiado nuestra forma de interactuar, así como el modo en el que trabajamos y aprendemos. Las videoconferencias, las clases telemáticas o las compras on-line se han convertido en recursos necesarios para mantener una normalidad relativa, especialmente durante los días de confinamiento. Además, han puesto de manifiesto las diferencias que ya existían en el acceso y uso de la tecnología en determinados colectivos, como los estudiantes con pocos recursos o los mayores, y que ahora se han visto acentuadas. Son lecciones que hemos tenido que aprender a marchas forzadas durante la pandemia de la COVID-19, pero que resultan muy valiosas para poder corregirlas de cara al futuro.

En los casos de esos dos colectivos, los efectos negativos de la brecha digital se han hecho especialmente evidentes. “Las desigualdades en la preparación digital son un obstáculo para que una gran parte de la población mundial pueda aprovechar las ventajas que ofrecen las tecnologías para hacer frente a la pandemia de coronavirus al quedarnos en casa”, advierte la directora de Tecnología y Logística de la Conferencia de las Naciones Unidas de Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Shamika Sirimanne.

La brecha digital no es una cuestión menor. De hecho, está relacionada con al menos tres de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU en su Agenda 2030 para promover la prosperidad de todos y preservar el planeta. Se trata de los objetivos número 1 (Fin de la pobreza), 4 (Educación de calidad) y 10 (Reducción de las desigualdades). Acabar con esa brecha es esencial para que todos los ciudadanos puedan prosperar y ejercer sus derechos, sin importar su origen o las circunstancias de su vida.

Acceso a clases on-line

En el sector de la enseñanza, la adopción de la pretendida innovación educativa a través de las TIC aún se encuentra en etapas tempranas en muchos centros del país. La mayoría se han visto obligados a impartir clases de manera telemática sin contar con herramientas ni con una metodología definida. Una dificultad acrecentada por el hecho de que parte del alumnado carece de lo necesario para poder seguir el ritmo de las clases on-line, como un dispositivo adecuado o conexión a Internet.

Para facilitar el acceso a estos recursos, instituciones públicas y empresas han unido esfuerzos a través de diversos proyectos. Así, 15 días después de decretarse el estado de alarma, el Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) puso en marcha una iniciativa dirigida a los alumnos más vulnerables. A través de Telefónica, facilitó 20.000 líneas móviles con conexiones de 40 GB de datos para estudiantes de Bachillerato y FP. Cisco aporta en este proyecto una herramienta de colaboración que incluye funcionalidades para crear un aula virtual, como videoconferencia y compartición de escritorio. IBM, por su parte, aporta soporte para la adopción y uso de la plataforma tecnológica. Cerca de 600 profesionales se han inscrito como voluntarios para asesorar a los docentes para que puedan aprovechar al máximo la interacción con los alumnos.

También la Fundación ”la Caixa”, a través del programa ProFuturo, ha donado miles de tabletas a distintos colectivos. Este fue el caso de familias en situación vulnerable y con hijos en edad escolar de distintos lugares de España, a quienes se entregaron dispositivos con el fin de que pudieran continuar con su educación desde sus domicilios.

Asimismo, los miembros de la Asociación de Voluntarios de ”la Caixa” han realizado un importante esfuerzo de formación y digitalización para poder seguir colaborando con distintos proyectos a distancia. Un ejemplo de ellos es la iniciativa Cartas contra la Soledad, que facilita el envío de correos electrónicos a personas mayores que viven en residencias y sufren aislamiento por la pandemia.

El objetivo de esta acción consiste en evitar que la brecha digital aumente el riesgo de exclusión en el que ya se encuentran los menores. Se trata de que ningún niño se quede sin su derecho a la educación por el hecho de no tener un equipo informático en su domicilio. La donación de tabletas también abarca hospitales y residencias de mayores, donde se han prohibido las visitas, para que los ingresados puedan recibir el apoyo de sus familiares.

Mayores y servicios financieros

Hay que recordar que las personas mayores son otro de los grupos de población que se han visto sacudidos por la brecha digital en esta pandemia. Al igual que algunos estudiantes, la falta de dispositivos y conexión a Internet, o sus inseguridades a la hora de manejarse con las tecnologías, han dificultado que las usen de manera generalizada. También ha provocado que hayan necesitado ayuda durante el confinamiento para realizar sus actividades más básicas, como el acceso a sus servicios financieros.

Para salvar este obstáculo, CaixaBank ha implantado un plan para evitar desplazamientos a sus oficinas a sus 2,7 millones de clientes mayores de 65 años y, por tanto, la exposición al coronavirus de este colectivo vulnerable. Entre las medidas adoptadas se encuentra el cobro adelantado de la pensión. Como consecuencia, cerca del 85 % de los jubilados clientes de CaixaBank no realizaron reintegros en efectivo ni en cajeros ni en oficinas durante los días posteriores al cobro de la pensión en el mes de marzo. El mes anterior, alrededor de la mitad de los pensionistas sí se habían desplazado presencialmente a su oficina para retirar dinero.

Por otro lado, CaixaBank ha utilizado inteligencia artificial para detectar los servicios más demandados por sus clientes senior en sus oficinas y ofrecerles nuevas operativas financieras específicas a través de Internet. Además, la entidad no devuelve los recibos básicos de los clientes mayores de 65 años, como los de la luz, el gas o el agua, aunque la cuenta bancaria se encuentre en descubierto.

La crisis sanitaria que vivimos estas semanas ha dejado al descubierto las carencias de algunos colectivos. Aunque la tecnología está disponible, no siempre se encuentra al alcance de toda la población, ya sea por motivos sociales o económicos. Acabar con esa brecha digital es una más de las lecciones que debemos aprender cuando dejemos atrás este momento excepcional.

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Cómo ayudar a nuestros hijos a elegir estudios https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-ayudar-a-nuestros-hijos-a-elegir-estudios/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-ayudar-a-nuestros-hijos-a-elegir-estudios/#respond Tue, 26 Feb 2019 16:09:59 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=29884

Una pregunta que la inmensa mayoría de padres afronta en un momento dado: ¿Qué deberían estudiar mis hijos? Responderla adecuadamente es un quebradero de cabeza habitual porque de ello dependerá su bienestar futuro. También por eso esta cuestión se repite generación tras generación. La mala noticia es que no hay una respuesta rotunda. La buena, que podemos acertar incluso aunque nos equivoquemos en un primer momento.

En un entorno tan cambiante como el que vivimos en la actualidad, puede parecer que es más difícil que nunca orientar a nuestros hijos sobre el tipo de estudios que deben elegir. Sin embargo, no es así: siempre ha sido complicado y siempre se ha acertado tanto como se ha fallado.

Retrocedamos quince años: si alguien nos preguntara qué estudios recomendaríamos a un joven, sin duda habríamos pensado en la arquitectura como una excelente opción. Sin embargo, la crisis inmobiliaria que afloró pocos años más tarde envió a muchos de estos profesionales al paro. Así, pasaron de una situación de pleno empleo práctico a un desempleo del 33 % en pocos años.

Gracias a experiencias como esta, hoy sabemos que no podemos tomar este tipo de decisiones basándonos en el presente. Debemos mirar más allá y no solo eso: también debemos ayudar a nuestros hijos a prepararse ante posibles cambios. Una lección muy importante que nuestros padres desconocían y no pudieron transmitirnos.

Cómo orientar a nuestros hijos

Aunque orientar a nuestros hijos sobre qué estudios deben elegir pueda parecer una misión imposible, no lo es. Tenemos muchas pistas a nuestro alcance y más información que nunca para encontrar una respuesta adecuada.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que vivimos inmersos en la Cuarta Revolución Industrial, tal y como asegura el Banco Mundial, y en ella manda la tecnología. Es una época en la que nuevos perfiles profesionales surgen a toda velocidad, al mismo tiempo que se extinguen otros. De hecho, el Foro Económico Mundial espera de ella que cambie el mundo del empleo por completo y lo polarice entre profesionales más y menos cualificados. La irrupción de los robots en tareas que antes realizaban humanos también contribuirá a ese cambio.

Otro factor que no debemos olvidar es que las vidas laborales serán cada vez más extensas. No solo por el progresivo retraso en la edad de jubilación, sino también por el aumento de la esperanza de vida.

Estas dos premisas nos ofrecen dos pistas muy valiosas para nuestro propósito. Por un lado, que la tecnología va a estar muy presente en prácticamente cualquier ocupación, por eso resultará fundamental entenderla y saber cómo manejarla. Por el otro, que los puestos de trabajo cambiarán constantemente a lo largo de los años y exigirán un esfuerzo igualmente constante en formación. Nuestros hijos se enfrentarán a una carrera laboral cambiante, larga, multietapa y no lineal, que deberán saber afrontar y, por qué no, disfrutar.

De STEM a STEAM

Teniendo todo lo anterior en cuenta, parece sencillo imaginarse por qué cada vez más expertos apuntan a las disciplinas STEM como las de mayor proyección de futuro. STEM es el acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. De hecho, un informe de Randstad Research prevé que la generación de científicos, informáticos, ingenieros y matemáticos descienda en los próximos años a un ritmo anual del 3 %, pese a que la demanda de estos perfiles en el mercado laboral crece constantemente.

Estos conocimientos cotizan al alza porque son claves para planificar y desarrollar tecnología. La inteligencia artificial o el big data requieren profesionales formados en esas disciplinas para su progreso. Sin embargo, no parecen ser suficientes por sí solas ante los retos que plantea el mercado laboral. Por eso, el concepto STEM se ha visto ampliado en una letra: la A de «artes» o, en un sentido más amplio, humanidades. STEAM abarca también las disciplinas que ayudan a los alumnos no solo a dotar de sentido a esa tecnología, sino, además, a ser más flexibles en el ámbito laboral, así como a afrontar su trabajo con mayor creatividad y pensamiento crítico.

Esto quiere decir que los estudios relacionados con las humanidades, las artes y las ciencias sociales no están sentenciados, ni mucho menos. De hecho, distintos expertos apuntan que el desarrollo de inteligencia artificial demanda cada vez más lingüistas, juristas, filósofos e incluso músicos, que se integrarán en equipos de trabajo multidisciplinares.

En este sentido, perfiles profesionales tan dispares como lingüistas computacionales, estrategas de contenido, ingenieros gráficos, consultores de hacking ético y diseñadores de ética, especialistas en virtualización o arquitectos de big data trabajarán juntos cada vez más.

Especialización a la carta

El cambio de paradigma que estamos viviendo hace que la pregunta con la que iniciábamos este artículo no tenga (ni necesite) una respuesta concreta. De hecho, hoy es más importante reflexionar sobre cómo deben estudiar nuestros hijos que sobre el tipo de disciplina que deben elegir.

Todo apunta a que la formación de nuestros hijos será constante y cambiante a lo largo de toda su carrera. En este sentido, es muy probable que lleguen a desarrollar diferentes especialidades a lo largo de su vida. Esto requerirá compaginar o incluso alternar distintos periodos de aprendizaje con otros de actividad laboral.

Así, no importa tanto qué tipo de estudios inicien nuestros hijos al dejar la escuela o el instituto, sino cómo van a utilizar esos conocimientos y esas habilidades después para adaptarse al mercado laboral. También que la disciplina que elijan les interese, les motive y se les dé bien. De poco sirve animar a un actor nato a estudiar ingeniería biomédica solo porque, a priori, podrá tener una mejor proyección laboral. La ventaja que existe ahora es que siempre podrá especializarse para adaptar sus destrezas al mercado de trabajo.

El tiempo de los arquitectos ha dado paso al de los expertos en diseño arquitectónico digital. El de los ingenieros, al de los especialistas en ingeniería y operación de drones. El de los sociólogos, al de los analistas de audiencias digitales. Se trata de una transformación que continuará en los próximos años y a la que nuestros hijos deben saber responder con fundamentos sólidos, mucha flexibilidad, formación continua y, sobre todo, sin miedo al cambio.

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Una pregunta que la inmensa mayoría de padres afronta en un momento dado: ¿Qué deberían estudiar mis hijos? Responderla adecuadamente es un quebradero de cabeza habitual porque de ello dependerá su bienestar futuro. También por eso esta cuestión se repite generación tras generación. La mala noticia es que no hay una respuesta rotunda. La buena, que podemos acertar incluso aunque nos equivoquemos en un primer momento.

En un entorno tan cambiante como el que vivimos en la actualidad, puede parecer que es más difícil que nunca orientar a nuestros hijos sobre el tipo de estudios que deben elegir. Sin embargo, no es así: siempre ha sido complicado y siempre se ha acertado tanto como se ha fallado.

Retrocedamos quince años: si alguien nos preguntara qué estudios recomendaríamos a un joven, sin duda habríamos pensado en la arquitectura como una excelente opción. Sin embargo, la crisis inmobiliaria que afloró pocos años más tarde envió a muchos de estos profesionales al paro. Así, pasaron de una situación de pleno empleo práctico a un desempleo del 33 % en pocos años.

Gracias a experiencias como esta, hoy sabemos que no podemos tomar este tipo de decisiones basándonos en el presente. Debemos mirar más allá y no solo eso: también debemos ayudar a nuestros hijos a prepararse ante posibles cambios. Una lección muy importante que nuestros padres desconocían y no pudieron transmitirnos.

Cómo orientar a nuestros hijos

Aunque orientar a nuestros hijos sobre qué estudios deben elegir pueda parecer una misión imposible, no lo es. Tenemos muchas pistas a nuestro alcance y más información que nunca para encontrar una respuesta adecuada.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que vivimos inmersos en la Cuarta Revolución Industrial, tal y como asegura el Banco Mundial, y en ella manda la tecnología. Es una época en la que nuevos perfiles profesionales surgen a toda velocidad, al mismo tiempo que se extinguen otros. De hecho, el Foro Económico Mundial espera de ella que cambie el mundo del empleo por completo y lo polarice entre profesionales más y menos cualificados. La irrupción de los robots en tareas que antes realizaban humanos también contribuirá a ese cambio.

Otro factor que no debemos olvidar es que las vidas laborales serán cada vez más extensas. No solo por el progresivo retraso en la edad de jubilación, sino también por el aumento de la esperanza de vida.

Estas dos premisas nos ofrecen dos pistas muy valiosas para nuestro propósito. Por un lado, que la tecnología va a estar muy presente en prácticamente cualquier ocupación, por eso resultará fundamental entenderla y saber cómo manejarla. Por el otro, que los puestos de trabajo cambiarán constantemente a lo largo de los años y exigirán un esfuerzo igualmente constante en formación. Nuestros hijos se enfrentarán a una carrera laboral cambiante, larga, multietapa y no lineal, que deberán saber afrontar y, por qué no, disfrutar.

De STEM a STEAM

Teniendo todo lo anterior en cuenta, parece sencillo imaginarse por qué cada vez más expertos apuntan a las disciplinas STEM como las de mayor proyección de futuro. STEM es el acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. De hecho, un informe de Randstad Research prevé que la generación de científicos, informáticos, ingenieros y matemáticos descienda en los próximos años a un ritmo anual del 3 %, pese a que la demanda de estos perfiles en el mercado laboral crece constantemente.

Estos conocimientos cotizan al alza porque son claves para planificar y desarrollar tecnología. La inteligencia artificial o el big data requieren profesionales formados en esas disciplinas para su progreso. Sin embargo, no parecen ser suficientes por sí solas ante los retos que plantea el mercado laboral. Por eso, el concepto STEM se ha visto ampliado en una letra: la A de «artes» o, en un sentido más amplio, humanidades. STEAM abarca también las disciplinas que ayudan a los alumnos no solo a dotar de sentido a esa tecnología, sino, además, a ser más flexibles en el ámbito laboral, así como a afrontar su trabajo con mayor creatividad y pensamiento crítico.

Esto quiere decir que los estudios relacionados con las humanidades, las artes y las ciencias sociales no están sentenciados, ni mucho menos. De hecho, distintos expertos apuntan que el desarrollo de inteligencia artificial demanda cada vez más lingüistas, juristas, filósofos e incluso músicos, que se integrarán en equipos de trabajo multidisciplinares.

En este sentido, perfiles profesionales tan dispares como lingüistas computacionales, estrategas de contenido, ingenieros gráficos, consultores de hacking ético y diseñadores de ética, especialistas en virtualización o arquitectos de big data trabajarán juntos cada vez más.

Especialización a la carta

El cambio de paradigma que estamos viviendo hace que la pregunta con la que iniciábamos este artículo no tenga (ni necesite) una respuesta concreta. De hecho, hoy es más importante reflexionar sobre cómo deben estudiar nuestros hijos que sobre el tipo de disciplina que deben elegir.

Todo apunta a que la formación de nuestros hijos será constante y cambiante a lo largo de toda su carrera. En este sentido, es muy probable que lleguen a desarrollar diferentes especialidades a lo largo de su vida. Esto requerirá compaginar o incluso alternar distintos periodos de aprendizaje con otros de actividad laboral.

Así, no importa tanto qué tipo de estudios inicien nuestros hijos al dejar la escuela o el instituto, sino cómo van a utilizar esos conocimientos y esas habilidades después para adaptarse al mercado laboral. También que la disciplina que elijan les interese, les motive y se les dé bien. De poco sirve animar a un actor nato a estudiar ingeniería biomédica solo porque, a priori, podrá tener una mejor proyección laboral. La ventaja que existe ahora es que siempre podrá especializarse para adaptar sus destrezas al mercado de trabajo.

El tiempo de los arquitectos ha dado paso al de los expertos en diseño arquitectónico digital. El de los ingenieros, al de los especialistas en ingeniería y operación de drones. El de los sociólogos, al de los analistas de audiencias digitales. Se trata de una transformación que continuará en los próximos años y a la que nuestros hijos deben saber responder con fundamentos sólidos, mucha flexibilidad, formación continua y, sobre todo, sin miedo al cambio.

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