> tableta – El Blog de CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank El Blog de CaixaBank Fri, 21 Apr 2023 13:58:40 +0000 es-ES hourly 1 Aceptación social, la clave para que la innovación triunfe https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/aceptacion-social-la-clave-para-que-la-innovacion-triunfe/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/aceptacion-social-la-clave-para-que-la-innovacion-triunfe/#respond Tue, 13 Apr 2021 06:25:09 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=40274

La aceptación pública de la tecnología es un prerrequisito para su penetración y uso. Esta es la razón por la que, si una innovación llega al mercado antes de que la gente esté preparada para aceptarla, simplemente no triunfará. Será criticada o, peor, ignorada y no llegará a despegar. Esto es algo que se ha visto con frecuencia en el pasado.

Tanto influye la aceptación a la hora de que una tecnología sea realmente utilizada, que se utilizan complejos modelos solamente para tratar de predecir si las personas están preparadas o no para adoptar una novedad tecnológica. Los investigadores también se afanan en descubrir las relaciones que existen entre utilidad, facilidad de uso y uso efectivo de un sistema. No es para menos: descubrirlas puede ser la diferencia entre que una tecnología desarrollada durante años triunfe o se quede en un cajón.

De hecho, esto último es lo que les ocurrió al precursor de la tableta (1968), a las gafas de realidad virtual (1961), a la electrificación de la energía (1893) y a la movilidad autónoma (2016). Todas estas innovaciones lo tuvieron realmente difícil a la hora de convencer a la opinión pública de que eran inventos que merecería la pena considerar.

Una tableta años antes del iPad

En 2001, diez años antes de que Apple lanzase su famoso iPad, la empresa Microsoft anunciaba su Tablet PC. Se trataba de una tableta para todos los públicos. Sin embargo, la población no estaba preparada. Tampoco lo estaba la red móvil como para dar soporte a este dispositivo ni era la primera vez que una tableta intentaba llegar a la gente sin conseguirlo.

En 1968 se diseñó el Dynabook, un ordenador-tableta para niños que ni siquiera entró en producción. Ni las familias ni los centros educativos estaban mental ni económicamente preparados para ello. Tampoco lo estaban las empresas cuando aparecieron el PenPad de Pencept en 1983 o la Atari ST-PAD en 1986. Hubo que esperar hasta el 2010 para que la sociedad estuviese realmente preparada para emplear un dispositivo similar.

¿Listos para el coche autónomo?

A medida que los diferentes fabricantes incluyen mejoras en los modelos de coche autónomo existentes, haciéndolos pasar del nivel 2 (automatización parcial) al nivel 3 (automatización condicional) y de este al nivel 4 (automatización elevada), los turismos se van acercando al nivel 5 (total). En este nivel no habrá volante. ¿Estamos mentalmente preparados? Es cierto que existe cierta reticencia, pero tal vez no sea tanta como parece.

Según el estudio Deloitte Global Automotive Consumer, publicado sin interrupción desde 2017 a 2020, el miedo a los vehículos autónomos muestra una caída acelerada. Si en 2017 el 81 % de los coreanos o el 72 % de los alemanes desconfiaba de esta tecnología, en pocos años el porcentaje se ha desplomado al 46 % y el 45 %, respectivamente. Ahora, la mayoría confía en ella.

En 2016, nuTonomy rodaba con un piloto por Singapur. A finales de 2018, Waymo lanzó en Phoenix una pequeña flota y Didi empezó a probar un servicio de taxis autónomos en 2020 en Shanghái. Solo cuando la población de un país acepta una innovación es posible impulsarla a escala de mercado. De otro modo, puede quedar relegada al olvido. Como en el campo de la movilidad los cambios son graduales, las probabilidades de éxito aumentan.

¿Dónde quedaron las gafas de realidad virtual?

Apoyadas en el abaratamiento de los terminales móviles, a comienzos de 2010 las gafas de realidad virtual empezaron a salir tímidamente al mercado con una solución ingeniosa: usaban la pantalla del smartphone, lo que reducía considerablemente su precio.

Sin embargo, existía cierta reticencia a la compra. Para dinamizar el sector, Google sacó Cardboard, unas gafas low cost de cartón, pero no lograron romper la barrera entre ellas y el consumidor. ¿La realidad? Las gafas 3D, formalmente llamadas gafas de realidad virtual, tuvieron su origen en 1961 con Sensorama, un dispositivo del tamaño de una máquina recreativa en la que el usuario metía la cabeza para acceder a un mundo virtual.

En los inicios de la tercera década del siglo XXI existen muchos modelos de gafas VR y bastantes videojuegos construidos sobre estas plataformas. Aunque ha llegado más lejos que las gafas de realidad aumentada (AR), como las Google Glass o las Weon Glasses, parece que a la tecnología de realidad virtual le cuesta llegar al público general. Quizá tenga que ver con factores de latencia de red, tal y como apuntan algunos expertos.

Paneles fotovoltaicos, ¿una cuestión de precio?

No cabe duda de que el precio supone una importante barrera de entrada para una tecnología nueva. Sin embargo, a veces los prejuicios sobre una innovación pesan más que los motivos racionales para ignorarla. Es el caso de los paneles solares fotovoltaicos, que se remontan a 1883 y al físico francés Edmond Becquerel. Su primera célula fotovoltaica tenía una eficiencia del 1 %.

No fue hasta mediados del siglo XX que los paneles fotovoltaicos empezaron a usarse de forma comercial, aunque solo en aplicaciones puntuales y fuera de lo común. En 1957 la URSS lanzó su primer satélite, que contenía una célula solar de una eficiencia del 6 %. Quemar combustibles fósiles era más asequible, pero por supuesto en el espacio no había otra solución.

España alcanzó en 2014 la paridad de red fotovoltaica, lo que significa que ya entonces era más asequible generar energía eléctrica con un panel solar que haciendo uso de combustibles fósiles. Pese a que han pasado años desde ese momento, la mayor parte de la población desconoce ese dato y ni siquiera se plantea su instalación.

Junto con estas innovaciones, hay muchas otras que se quedaron por el camino o que aún se encuentran en estado latente. Son avances que quizá requieran una generación o dos antes de que los humanos las utilicemos con total naturalidad.

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La aceptación pública de la tecnología es un prerrequisito para su penetración y uso. Esta es la razón por la que, si una innovación llega al mercado antes de que la gente esté preparada para aceptarla, simplemente no triunfará. Será criticada o, peor, ignorada y no llegará a despegar. Esto es algo que se ha visto con frecuencia en el pasado.

Tanto influye la aceptación a la hora de que una tecnología sea realmente utilizada, que se utilizan complejos modelos solamente para tratar de predecir si las personas están preparadas o no para adoptar una novedad tecnológica. Los investigadores también se afanan en descubrir las relaciones que existen entre utilidad, facilidad de uso y uso efectivo de un sistema. No es para menos: descubrirlas puede ser la diferencia entre que una tecnología desarrollada durante años triunfe o se quede en un cajón.

De hecho, esto último es lo que les ocurrió al precursor de la tableta (1968), a las gafas de realidad virtual (1961), a la electrificación de la energía (1893) y a la movilidad autónoma (2016). Todas estas innovaciones lo tuvieron realmente difícil a la hora de convencer a la opinión pública de que eran inventos que merecería la pena considerar.

Una tableta años antes del iPad

En 2001, diez años antes de que Apple lanzase su famoso iPad, la empresa Microsoft anunciaba su Tablet PC. Se trataba de una tableta para todos los públicos. Sin embargo, la población no estaba preparada. Tampoco lo estaba la red móvil como para dar soporte a este dispositivo ni era la primera vez que una tableta intentaba llegar a la gente sin conseguirlo.

En 1968 se diseñó el Dynabook, un ordenador-tableta para niños que ni siquiera entró en producción. Ni las familias ni los centros educativos estaban mental ni económicamente preparados para ello. Tampoco lo estaban las empresas cuando aparecieron el PenPad de Pencept en 1983 o la Atari ST-PAD en 1986. Hubo que esperar hasta el 2010 para que la sociedad estuviese realmente preparada para emplear un dispositivo similar.

¿Listos para el coche autónomo?

A medida que los diferentes fabricantes incluyen mejoras en los modelos de coche autónomo existentes, haciéndolos pasar del nivel 2 (automatización parcial) al nivel 3 (automatización condicional) y de este al nivel 4 (automatización elevada), los turismos se van acercando al nivel 5 (total). En este nivel no habrá volante. ¿Estamos mentalmente preparados? Es cierto que existe cierta reticencia, pero tal vez no sea tanta como parece.

Según el estudio Deloitte Global Automotive Consumer, publicado sin interrupción desde 2017 a 2020, el miedo a los vehículos autónomos muestra una caída acelerada. Si en 2017 el 81 % de los coreanos o el 72 % de los alemanes desconfiaba de esta tecnología, en pocos años el porcentaje se ha desplomado al 46 % y el 45 %, respectivamente. Ahora, la mayoría confía en ella.

En 2016, nuTonomy rodaba con un piloto por Singapur. A finales de 2018, Waymo lanzó en Phoenix una pequeña flota y Didi empezó a probar un servicio de taxis autónomos en 2020 en Shanghái. Solo cuando la población de un país acepta una innovación es posible impulsarla a escala de mercado. De otro modo, puede quedar relegada al olvido. Como en el campo de la movilidad los cambios son graduales, las probabilidades de éxito aumentan.

¿Dónde quedaron las gafas de realidad virtual?

Apoyadas en el abaratamiento de los terminales móviles, a comienzos de 2010 las gafas de realidad virtual empezaron a salir tímidamente al mercado con una solución ingeniosa: usaban la pantalla del smartphone, lo que reducía considerablemente su precio.

Sin embargo, existía cierta reticencia a la compra. Para dinamizar el sector, Google sacó Cardboard, unas gafas low cost de cartón, pero no lograron romper la barrera entre ellas y el consumidor. ¿La realidad? Las gafas 3D, formalmente llamadas gafas de realidad virtual, tuvieron su origen en 1961 con Sensorama, un dispositivo del tamaño de una máquina recreativa en la que el usuario metía la cabeza para acceder a un mundo virtual.

En los inicios de la tercera década del siglo XXI existen muchos modelos de gafas VR y bastantes videojuegos construidos sobre estas plataformas. Aunque ha llegado más lejos que las gafas de realidad aumentada (AR), como las Google Glass o las Weon Glasses, parece que a la tecnología de realidad virtual le cuesta llegar al público general. Quizá tenga que ver con factores de latencia de red, tal y como apuntan algunos expertos.

Paneles fotovoltaicos, ¿una cuestión de precio?

No cabe duda de que el precio supone una importante barrera de entrada para una tecnología nueva. Sin embargo, a veces los prejuicios sobre una innovación pesan más que los motivos racionales para ignorarla. Es el caso de los paneles solares fotovoltaicos, que se remontan a 1883 y al físico francés Edmond Becquerel. Su primera célula fotovoltaica tenía una eficiencia del 1 %.

No fue hasta mediados del siglo XX que los paneles fotovoltaicos empezaron a usarse de forma comercial, aunque solo en aplicaciones puntuales y fuera de lo común. En 1957 la URSS lanzó su primer satélite, que contenía una célula solar de una eficiencia del 6 %. Quemar combustibles fósiles era más asequible, pero por supuesto en el espacio no había otra solución.

España alcanzó en 2014 la paridad de red fotovoltaica, lo que significa que ya entonces era más asequible generar energía eléctrica con un panel solar que haciendo uso de combustibles fósiles. Pese a que han pasado años desde ese momento, la mayor parte de la población desconoce ese dato y ni siquiera se plantea su instalación.

Junto con estas innovaciones, hay muchas otras que se quedaron por el camino o que aún se encuentran en estado latente. Son avances que quizá requieran una generación o dos antes de que los humanos las utilicemos con total naturalidad.

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Números ocultos: ¿quién me llama? https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/numeros-ocultos-quien-llama/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/numeros-ocultos-quien-llama/#respond Mon, 08 Jun 2020 06:34:19 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=37542

Responder o no responder. He aquí la cuestión que nos planteamos cada vez que vemos un número desconocido en la pantalla de nuestro teléfono. Ojalá resolverla fuera tan sencillo como descolgar y preguntar quién nos llama, tal y como hacíamos hace décadas. Claro que entonces no se había inventado la identificación de llamadas. Tampoco el spam ni los fraudes telefónicos eran un problema generalizado.

Hoy, los números ocultos y los desconocidos son para nosotros señales de alerta, porque suelen ser sinónimo de llamadas comerciales que no queremos atender, o incluso de intento de estafa. Sin embargo, también pueden serlo de oportunidades laborales, avisos importantes o incluso de un familiar que se ha cambiado de teléfono. En cualquier caso, saber quién está detrás del número que llama es importante para saber si debemos responder una llamada o bien devolverla después.

¿Por qué nos llaman desde números desconocidos?

Las razones por las que recibimos llamadas desde números que no conocemos pueden ser muy variadas. Simplemente puede tratarse de alguien conocido que no tenemos agregado a nuestra lista de contactos. En el otro extremo, podemos encontrarnos con empresas que nos llaman repetidamente para ofrecernos algún producto o servicio sin que se lo hayamos solicitado, así como intentos de obtener nuestros datos personales mediante engaños, entre otros fraudes.

Hasta hace algunos años, también era frecuente recibir llamadas desde números ocultos o privados. Sin embargo, esta modalidad ha caído en desuso por dos razones principales. Una de ellas es que muchas personas han dejado de responder estas llamadas porque las identifican con spam comercial. La otra tiene que ver con un cambio en la legislación, que obliga a que las ofertas comerciales no deseadas se realicen desde un número de teléfono identificable.

Ese es el motivo por el cual la mayor parte de las llamadas que no identificamos suelen aparecer en la pantalla de nuestro teléfono asociadas a un número concreto.

¿Qué dice la ley sobre estas llamadas?

Ante la evolución de las llamadas no deseadas, la ley se ha ido endureciendo para proteger al consumidor. Las normas que afectan a esta práctica son muy diversas. Entre ellas, nos encontramos con la Ley de Competencia Desleal, la Ley Orgánica de Protección de Datos, el RGPD, la Ley General de Telecomunicaciones y la Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios.

Entre otras medidas, estas normas establecen, además de la obligatoriedad de utilizar números identificables para realizar llamadas comerciales o promocionales, que este tipo de llamadas no se podrán realizar entre las nueve de la noche y las nueve de la mañana, ni tampoco en fines de semana y festivos. También se obliga a las empresas y profesionales a facilitar al consumidor que deje constancia, si lo desea, de su oposición a seguir recibiendo propuestas por su parte.

¿Y qué ocurre con las empresas con las que el usuario mantiene algún tipo de relación contractual? Pues que podrán contactar con él, pero solo para realizar ofertas vinculadas estrictamente con el producto o servicio que tenga contratado.

La legislación vigente también regula la recopilación y el tratamiento de datos personales, así como los derechos que sobre sus datos poseen los consumidores. Por ejemplo, la posibilidad de restringir la publicidad no deseada mediante la inscripción de esos datos en un listado de exclusión publicitaria o Lista Robinson.

Cómo identificar un número que no conocemos

Pese a que la legislación protege ampliamente a los consumidores ante el spam telefónico o los intentos de fraude, siempre hay alguien dispuesto a saltarse las normas. Esa es la razón por la que se debe extremar la precaución ante las llamadas que se reciben de un número desconocido. Averiguar quién es el emisor antes de responderlas o devolverlas es una de las medidas básicas que se deben tomar para evitar molestias y problemas.

Como normalmente las llamadas de spam telefónico no suelen ser individuales, sino que se realizan a un gran número de personas, es muy probable que alguien ya las haya reportado antes de que tengamos que enfrentarnos a ellas. Ese carácter masivo del spam es precisamente la clave que nos ayudará a protegernos.

Existen varias apps gratuitas que pueden ayudar a identificar un número desconocido si se instalan en el smartphone. Una de las más populares es Truecaller, una aplicación que alimenta su base de datos de números de teléfono con las aportaciones que realizan usuarios de todo el mundo. No es infalible, ya que no tiene registrados todos los números de teléfono existentes, pero en muchos casos puede ayudar a saber quién llama para decidir si contestar o incluso bloquear a quien intenta contactar con nosotros.

También existe la posibilidad de consultar bases de datos online, como Listaspam, en la que miles de usuarios explican sus experiencias con distintos números de teléfono desde los que han recibido llamadas molestas o sospechosas. Este servicio permite realizar búsquedas inversas por número para saber quién llama y qué intenciones tiene.

Cómo protegernos del spam y el fraude telefónicos

Junto con la identificación previa del número de teléfono, existe otra serie de medidas que nos ayudarán a reducir considerablemente el spam telefónico que recibimos. En este sentido, la Agencia Española de Protección de Datos nos anima, simplemente, a ejercer nuestros derechos. Por ejemplo, mediante la inscripción en una Lista Robinson o usando los sistemas que las empresas ponen a nuestro alcance para rechazar el uso de nuestros datos con fines publicitarios.

Si la empresa que nos llama no cumple con las normas, se puede denunciar ante la Agencia Española de Protección de Datos y la autoridad de Consumo correspondiente para que tomen las medidas pertinentes.

En el caso de los fraudes telefónicos, nunca se deben facilitar datos confidenciales, tales como códigos o contraseñas, que se hayan solicitado bajo el pretexto de realizar comprobaciones, por ejemplo, en cuentas bancarias o dispositivos electrónicos. Si se sospecha de que se trata de un fraude o se han facilitado dichos datos, hay que informar rápidamente al banco e interponer una denuncia, aportando toda la información que se haya podido recopilar. Tampoco se deben devolver llamadas perdidas a números con prefijos sospechosos, ya que pueden suponer cargos adicionales en la factura telefónica.

Todas estas medidas nos pueden evitar muchas molestias e incluso sustos en nuestra cuenta bancaria. Por eso no está de más tenerlas en cuenta.

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Responder o no responder. He aquí la cuestión que nos planteamos cada vez que vemos un número desconocido en la pantalla de nuestro teléfono. Ojalá resolverla fuera tan sencillo como descolgar y preguntar quién nos llama, tal y como hacíamos hace décadas. Claro que entonces no se había inventado la identificación de llamadas. Tampoco el spam ni los fraudes telefónicos eran un problema generalizado.

Hoy, los números ocultos y los desconocidos son para nosotros señales de alerta, porque suelen ser sinónimo de llamadas comerciales que no queremos atender, o incluso de intento de estafa. Sin embargo, también pueden serlo de oportunidades laborales, avisos importantes o incluso de un familiar que se ha cambiado de teléfono. En cualquier caso, saber quién está detrás del número que llama es importante para saber si debemos responder una llamada o bien devolverla después.

¿Por qué nos llaman desde números desconocidos?

Las razones por las que recibimos llamadas desde números que no conocemos pueden ser muy variadas. Simplemente puede tratarse de alguien conocido que no tenemos agregado a nuestra lista de contactos. En el otro extremo, podemos encontrarnos con empresas que nos llaman repetidamente para ofrecernos algún producto o servicio sin que se lo hayamos solicitado, así como intentos de obtener nuestros datos personales mediante engaños, entre otros fraudes.

Hasta hace algunos años, también era frecuente recibir llamadas desde números ocultos o privados. Sin embargo, esta modalidad ha caído en desuso por dos razones principales. Una de ellas es que muchas personas han dejado de responder estas llamadas porque las identifican con spam comercial. La otra tiene que ver con un cambio en la legislación, que obliga a que las ofertas comerciales no deseadas se realicen desde un número de teléfono identificable.

Ese es el motivo por el cual la mayor parte de las llamadas que no identificamos suelen aparecer en la pantalla de nuestro teléfono asociadas a un número concreto.

¿Qué dice la ley sobre estas llamadas?

Ante la evolución de las llamadas no deseadas, la ley se ha ido endureciendo para proteger al consumidor. Las normas que afectan a esta práctica son muy diversas. Entre ellas, nos encontramos con la Ley de Competencia Desleal, la Ley Orgánica de Protección de Datos, el RGPD, la Ley General de Telecomunicaciones y la Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios.

Entre otras medidas, estas normas establecen, además de la obligatoriedad de utilizar números identificables para realizar llamadas comerciales o promocionales, que este tipo de llamadas no se podrán realizar entre las nueve de la noche y las nueve de la mañana, ni tampoco en fines de semana y festivos. También se obliga a las empresas y profesionales a facilitar al consumidor que deje constancia, si lo desea, de su oposición a seguir recibiendo propuestas por su parte.

¿Y qué ocurre con las empresas con las que el usuario mantiene algún tipo de relación contractual? Pues que podrán contactar con él, pero solo para realizar ofertas vinculadas estrictamente con el producto o servicio que tenga contratado.

La legislación vigente también regula la recopilación y el tratamiento de datos personales, así como los derechos que sobre sus datos poseen los consumidores. Por ejemplo, la posibilidad de restringir la publicidad no deseada mediante la inscripción de esos datos en un listado de exclusión publicitaria o Lista Robinson.

Cómo identificar un número que no conocemos

Pese a que la legislación protege ampliamente a los consumidores ante el spam telefónico o los intentos de fraude, siempre hay alguien dispuesto a saltarse las normas. Esa es la razón por la que se debe extremar la precaución ante las llamadas que se reciben de un número desconocido. Averiguar quién es el emisor antes de responderlas o devolverlas es una de las medidas básicas que se deben tomar para evitar molestias y problemas.

Como normalmente las llamadas de spam telefónico no suelen ser individuales, sino que se realizan a un gran número de personas, es muy probable que alguien ya las haya reportado antes de que tengamos que enfrentarnos a ellas. Ese carácter masivo del spam es precisamente la clave que nos ayudará a protegernos.

Existen varias apps gratuitas que pueden ayudar a identificar un número desconocido si se instalan en el smartphone. Una de las más populares es Truecaller, una aplicación que alimenta su base de datos de números de teléfono con las aportaciones que realizan usuarios de todo el mundo. No es infalible, ya que no tiene registrados todos los números de teléfono existentes, pero en muchos casos puede ayudar a saber quién llama para decidir si contestar o incluso bloquear a quien intenta contactar con nosotros.

También existe la posibilidad de consultar bases de datos online, como Listaspam, en la que miles de usuarios explican sus experiencias con distintos números de teléfono desde los que han recibido llamadas molestas o sospechosas. Este servicio permite realizar búsquedas inversas por número para saber quién llama y qué intenciones tiene.

Cómo protegernos del spam y el fraude telefónicos

Junto con la identificación previa del número de teléfono, existe otra serie de medidas que nos ayudarán a reducir considerablemente el spam telefónico que recibimos. En este sentido, la Agencia Española de Protección de Datos nos anima, simplemente, a ejercer nuestros derechos. Por ejemplo, mediante la inscripción en una Lista Robinson o usando los sistemas que las empresas ponen a nuestro alcance para rechazar el uso de nuestros datos con fines publicitarios.

Si la empresa que nos llama no cumple con las normas, se puede denunciar ante la Agencia Española de Protección de Datos y la autoridad de Consumo correspondiente para que tomen las medidas pertinentes.

En el caso de los fraudes telefónicos, nunca se deben facilitar datos confidenciales, tales como códigos o contraseñas, que se hayan solicitado bajo el pretexto de realizar comprobaciones, por ejemplo, en cuentas bancarias o dispositivos electrónicos. Si se sospecha de que se trata de un fraude o se han facilitado dichos datos, hay que informar rápidamente al banco e interponer una denuncia, aportando toda la información que se haya podido recopilar. Tampoco se deben devolver llamadas perdidas a números con prefijos sospechosos, ya que pueden suponer cargos adicionales en la factura telefónica.

Todas estas medidas nos pueden evitar muchas molestias e incluso sustos en nuestra cuenta bancaria. Por eso no está de más tenerlas en cuenta.

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Cómo instalar apps de manera segura https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-instalar-apps-de-manera-segura/ https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/como-instalar-apps-de-manera-segura/#respond Wed, 19 Feb 2020 07:48:10 +0000 CaixaBank CaixaBank https://ptbcbasp02.lacaixa.es/wordpress_multisite/blogcaixabank/?p=36594

Desde que aparecieron los smartphones, las apps se han propuesto hacer nuestra vida un poco mejor. Las hay de todos los tipos. Unas nos ayudan a meditar, otras nos resuelven dudas e incluso hay auténticos entrenadores personales metidos en teléfonos móviles y tabletas. Las hay más o menos potentes, más o menos serias y más o menos útiles. Lo cierto es que se cuentan por miles. El problema es que no todas son de fiar.

Antes de instalar una app en tu teléfono deberías tomar una serie de precauciones. Si lo haces, protegerás mejor cosas tan valiosas como tus datos, tu privacidad o incluso tu dinero. El motivo es que estas pequeñas aplicaciones pueden hacer muchas más cosas de las que aparentan sin que te des cuenta.

El asunto de los permisos

Es importante andar con cuidado cuando te descargas una aplicación por primera vez. Si instalas una app y no prestas atención a los permisos que requiere, podrías estar dando acceso a tus datos a alguien en contra de tu voluntad.

Cuando descargas una app en tu smartphone o tu tableta, la propia aplicación te solicitará una serie de permisos para acceder a ciertas funcionalidades del dispositivo. Algunas solicitan lo justo para funcionar, pero otras pretenden acceder a tu información personal pidiendo permisos que no necesitan.

Antes de aceptar la descarga de una aplicación, conviene que eches un vistazo a los privilegios que solicita y que valores si están justificados o son excesivos. La decisión de aprobarlos o rechazarlos está en tus manos.

Entre los accesos más habituales solicitados por las apps se encuentran los de llamadas y mensajes, calendario, contactos, ubicación, cámara y galería de imágenes o micrófono.

Cómo proteger tu teléfono

Al buscar una app que cubra una necesidad específica, normalmente te encontrarás con distintas opciones. La cuestión es que no todas son de confianza ni garantizan la seguridad de tu dispositivo. Por eso conviene que tengas en cuenta una serie de buenas prácticas que te ayudarán a preservar tu privacidad, así como la integridad de tu teléfono o tableta.

Una de ellas consiste en descargarte aplicaciones únicamente de fuentes oficiales. Las plataformas Google Play o AppStore cuentan con medidas de seguridad que permiten prevenir la aparición de apps maliciosas en sus tiendas. Eso sí, las medidas no son infalibles, así que deberás mantenerte atento.

No es recomendable que hagas jailbreak en tu dispositivo. Esta práctica consiste en eliminar las limitaciones de seguridad impuestas por el fabricante tales como evitar pagar por ciertas apps. Si eliminas las barreras de seguridad que vienen de fábrica, tendrás más problemas que beneficios: el origen de las apps que puedas instalarte no será el oficial y, por tanto, serán potencialmente menos seguras. Tampoco conviene que te descargues apps a través de wifis públicas, siempre debes hacerlo mediante redes conocidas y seguras.

Otra buena práctica consiste en instalar una app de seguridad en el móvil. Estas herramientas pueden protegerte porque son capaces de detectar malware y configuraciones de riesgo en tu smartphone.

Mantener la seguridad de tus dispositivos móviles es muy sencillo si tomas ciertas precauciones. Así podrás sacarles el máximo partido sin ponerte en riesgo de manera innecesaria.

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Desde que aparecieron los smartphones, las apps se han propuesto hacer nuestra vida un poco mejor. Las hay de todos los tipos. Unas nos ayudan a meditar, otras nos resuelven dudas e incluso hay auténticos entrenadores personales metidos en teléfonos móviles y tabletas. Las hay más o menos potentes, más o menos serias y más o menos útiles. Lo cierto es que se cuentan por miles. El problema es que no todas son de fiar.

Antes de instalar una app en tu teléfono deberías tomar una serie de precauciones. Si lo haces, protegerás mejor cosas tan valiosas como tus datos, tu privacidad o incluso tu dinero. El motivo es que estas pequeñas aplicaciones pueden hacer muchas más cosas de las que aparentan sin que te des cuenta.

El asunto de los permisos

Es importante andar con cuidado cuando te descargas una aplicación por primera vez. Si instalas una app y no prestas atención a los permisos que requiere, podrías estar dando acceso a tus datos a alguien en contra de tu voluntad.

Cuando descargas una app en tu smartphone o tu tableta, la propia aplicación te solicitará una serie de permisos para acceder a ciertas funcionalidades del dispositivo. Algunas solicitan lo justo para funcionar, pero otras pretenden acceder a tu información personal pidiendo permisos que no necesitan.

Antes de aceptar la descarga de una aplicación, conviene que eches un vistazo a los privilegios que solicita y que valores si están justificados o son excesivos. La decisión de aprobarlos o rechazarlos está en tus manos.

Entre los accesos más habituales solicitados por las apps se encuentran los de llamadas y mensajes, calendario, contactos, ubicación, cámara y galería de imágenes o micrófono.

Cómo proteger tu teléfono

Al buscar una app que cubra una necesidad específica, normalmente te encontrarás con distintas opciones. La cuestión es que no todas son de confianza ni garantizan la seguridad de tu dispositivo. Por eso conviene que tengas en cuenta una serie de buenas prácticas que te ayudarán a preservar tu privacidad, así como la integridad de tu teléfono o tableta.

Una de ellas consiste en descargarte aplicaciones únicamente de fuentes oficiales. Las plataformas Google Play o AppStore cuentan con medidas de seguridad que permiten prevenir la aparición de apps maliciosas en sus tiendas. Eso sí, las medidas no son infalibles, así que deberás mantenerte atento.

No es recomendable que hagas jailbreak en tu dispositivo. Esta práctica consiste en eliminar las limitaciones de seguridad impuestas por el fabricante tales como evitar pagar por ciertas apps. Si eliminas las barreras de seguridad que vienen de fábrica, tendrás más problemas que beneficios: el origen de las apps que puedas instalarte no será el oficial y, por tanto, serán potencialmente menos seguras. Tampoco conviene que te descargues apps a través de wifis públicas, siempre debes hacerlo mediante redes conocidas y seguras.

Otra buena práctica consiste en instalar una app de seguridad en el móvil. Estas herramientas pueden protegerte porque son capaces de detectar malware y configuraciones de riesgo en tu smartphone.

Mantener la seguridad de tus dispositivos móviles es muy sencillo si tomas ciertas precauciones. Así podrás sacarles el máximo partido sin ponerte en riesgo de manera innecesaria.

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