Aunque pueda parecerlo, devolver o cambiar regalos de Navidad no es una misión imposible. Lo cierto es que muchos establecimientos ofrecen voluntariamente estas posibilidades a sus clientes. Y, en estos casos, lo mejor es informarse bien previamente para evitar posteriores disgustos.
Lo primero que debemos hacer al realizar nuestras compras de Navidad es preguntar en el establecimiento cuál es su política comercial. Es decir, debemos enterarnos de si es posible cambiar el color, la talla o el modelo, en qué condiciones y cuánto tiempo tendremos para hacerlo.
Si el comercio acepta devoluciones, también conviene aclarar si reembolsará el dinero en metálico o si entregará un vale canjeable durante un tiempo determinado.
Si detectamos un defecto de fábrica o una tara, podemos reclamar la ejecución de la garantía. En este caso, podremos pedir que se repare el producto o que nos entreguen uno nuevo en perfecto estado. La OCU indica, además, que si no llegamos a un acuerdo, podemos pedir una rebaja en el precio por quedarnos con el producto o incluso que nos devuelvan el dinero. En este último caso, alegaríamos la resolución del contrato porque el vendedor no ha cumplido con su parte.
De todos modos, siempre debemos exigir el ticket de compra o la factura, que tendremos que conservar para realizar cualquier cambio o reclamación, así como para exigir el cumplimiento de la garantía.